El General Enrique Carreras en los días de Girón |
Por: Eduardo
En los días venideros los medios de prensa nacionales y extranjeros rememorarán los sucesos acaecidos en la Ciénaga de Zapata, el mayor humedal del Caribe, entre los días 17 y 19 de abril de 1961. Algunos se referirán a ellos como los sucesos de Bahía de Cochinos. Los revolucionarios cubanos, nombraremos a los mismos como Victoria de Playa Girón, la Primera del Imperialismo en América Latina, etc. En lo personal, a veces medito en la posibilidad real de no haber nacido, debido a que mi padre constituía por esos días parte de las tropas del segundo escalón. El Batallón de mi viejo no llegó a entrar en combate, después de que sus fuerzas fueran movilizadas para el caso de que de ser necesario, se incorporaran a la zona de conflicto. El hecho concreto de que mi progenitor, hubiese podido engrosar las filas del martirologio revolucionario, siempre me ha puesto en el dilema, de que el privilegio de la existencia, me hubiese podido ser negado.
También pude no haber nacido, en el caso de que la isla hubiese sido bombardeada con el arma nuclear en octubre de 1962. Pero el caso es que pude nacer en 1963, y gozar no solo del placer de sentirme vivo, sino que además crecí con el orgullo de saberme ciudadano libre de un pueblo invicto. Y porque la Batalla de Girón demostró que era posible derrotar al imperialismo yanqui en el campo militar, el devenir de los años ha traído como consecuencia que las pasiones sobre todo en el campo de la contrarrevolución van dirigidas a minimizar su efecto político ideológico, y sobre todo a cuestionar su valor como victoria militar.