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Miguel Díaz-Canel durante el discurso de toma de posesión. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate. |
Por Eduardo
Desde niño aprendí de mis mayores a amar la rica historia de
mi Patria. Cuando cursaba el 3er grado de la enseñanza primaria, mi maestra
Bertica nos introdujo de manera paulatina en los hitos que marcaron el
nacimiento y consolidación de la nación cubana. Existía por aquellos años una
asignatura que se denominaba “La vida de mi Patria”. Durante muchos años he abogado
porque de alguna manera se retome esa asignatura, u otra similar donde la
historia se enseñara a niños de 7 u 8 años, como tenía yo entonces, en forma de
cuentos o historias redactadas para infantes del primer ciclo de enseñanza
primaria.
A través de libritos de cuentos se enseñaba la historia de
Cuba. Recuerdo muchos títulos por haber sido un lector voraz de aquella
singular literatura infantil. El que relataba la historia de la familia Maceo
Grajales se llamaba “Tan bravos como leones”, “Pata de palo” trataba acerca de
un ficticio pirata que asolaba las aguas cubanas y de paso explicaba el
fenómeno de la piratería en el Caribe, “El Veguerito” abordaba el tema de la
rebelión de los Vegueros durante el siglo XVII, y así por el estilo. Nuestra
maestra nos los facilitaba con la encomienda de leerlos en casa y al día
siguiente propiciaba el debate sobre la tarea encomendada.