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Funcionario de la Aduana General de la República de Cuba |
Por
Eduardo
Orlando:
No
conozco un país en el mundo que no luche contra el contrabando. En los libros
de historia de Cuba se cuenta, como los primeros criollos prácticamente
vivieron de esta práctica que iba en contra de la política impositiva de la
Corona, lo cual llevó inclusive a uno de los primeros conatos de rebelión de
los descendientes de españoles en esta tierra, allá por las fértiles tierras de
la comarca de Bayamo. Cuentan que llegaron inclusive los vecinos de la que
después sería la cuna de nuestra nacionalidad, a desarmar a los soldados
peninsulares y a encarcelar a su jefe un tal Melchor Suárez de Poago.
Yo
soy del criterio de que en un futuro el país debería otorgar a personas
naturales las facultades de importación que ahora poseen las empresas
estatales, siempre y cuando paguen al país la cuota impositiva que corresponda.
Pero esa ley en Cuba ahora no existe. Por tanto si tú viajas en cualquier medio
de transporte, dígase avión o barco, o tren y pasas una frontera, y transportas
mercancías más allá de lo que la lógica indica que puedan ser tus equipajes
(incluyendo sobrepeso), y no posees licencia comercial que te ampare, estás
transportando contrabando.