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Está vivo en nosotros el espíritu de Baraguá |
Por Eduardo
Orlando:
Empiezo por donde tú terminas. Tu tesis
esencial es que los cubanos debemos conformarnos con ser una neocolonia, como
éramos antes del 59 para que los norteamericanos sean buenitos con nosotros. O
convertirnos en una colonia como Puerto Rico. Deseas que Cuba tenga que sufrir
la ignominia de recibir una intervención militar yanqui, como en 1906, porque
el propio Presidente de la República lo solicite, porque sencillamente no se
resignaba a perder las elecciones. Cuba tendría para estar a bien con los
yanquis que admitir que las mejores tierras del país estuvieran en manos de los
monopolios yanquis. Que nuestras fuerzas armadas y policía no fuesen defensores
de la soberanía nacional, y la tranquilidad ciudadana, sino crueles organismos
represivos con su propio pueblo, para garantizar, por ejemplo que Batista
hiciese un negocio millonario con la ITT. ¿Recuerdas el telefonito de oro
macizo que estaba en Kuquine como regalo de la ITT a Batista?
Estados Unidos desde que era colonia de
España quería integrar a Cuba a sus dominios. Recuerda la famosa frase de John
Quincy Adams, sobre la “fruta madura”, que por fuerza debía caer en el regazo
yanqui. Esa ideología tuya Orlando es típica de los cipayos y no de los
patriotas. Los 50 años en que los cubanos estuvimos bajo la bota yanqui fueron
de pura ignominia y miserias sin límites para el pueblo cubano, lo cual incluyó
dos sangrientas dictaduras que llenaron de luto la nación.