viernes, 14 de junio de 2013

Frente a la claudicación, el espíritu de Baraguá.


Está vivo en nosotros el espíritu de Baraguá
 Por Eduardo

Orlando:
Empiezo por donde tú terminas. Tu tesis esencial es que los cubanos debemos conformarnos con ser una neocolonia, como éramos antes del 59 para que los norteamericanos sean buenitos con nosotros. O convertirnos en una colonia como Puerto Rico. Deseas que Cuba tenga que sufrir la ignominia de recibir una intervención militar yanqui, como en 1906, porque el propio Presidente de la República lo solicite, porque sencillamente no se resignaba a perder las elecciones. Cuba tendría para estar a bien con los yanquis que admitir que las mejores tierras del país estuvieran en manos de los monopolios yanquis. Que nuestras fuerzas armadas y policía no fuesen defensores de la soberanía nacional, y la tranquilidad ciudadana, sino crueles organismos represivos con su propio pueblo, para garantizar, por ejemplo que Batista hiciese un negocio millonario con la ITT. ¿Recuerdas el telefonito de oro macizo que estaba en Kuquine como regalo de la ITT a Batista?
Estados Unidos desde que era colonia de España quería integrar a Cuba a sus dominios. Recuerda la famosa frase de John Quincy Adams, sobre la “fruta madura”, que por fuerza debía caer en el regazo yanqui. Esa ideología tuya Orlando es típica de los cipayos y no de los patriotas. Los 50 años en que los cubanos estuvimos bajo la bota yanqui fueron de pura ignominia y miserias sin límites para el pueblo cubano, lo cual incluyó dos sangrientas dictaduras que llenaron de luto la nación.