Por
Eduardo
Muchas
personas en esta “única y contaminada nave espacial”, al decir del periodista
Walter Martínez, daban por sentado que en el 2012 el mundo, tal y como lo
conocemos, se iría por el caño de algún místico agujero negro.
En
una apocalíptica película hollywodense, los ricos del mundo, incluyendo a la monarca
británica, son los candidatos a la salvación, en modernas arcas de Noé,
equipadas con los últimos adelantos de la ciencia. El científico que dio la
alarma al mundo de la catástrofe que se avizoraba, muere sumergido en un
espantoso tsunami. Tuvo la mala suerte de nacer en la India.
Aunque
los United States explotan como Cafunga, debido al cataclismo del Parque
Nacional de Yellowstone, el mayor volcán en calma del mundo, se salva una
familia yanqui portadora de los “supremos ideales” de la “Democracia
Representativa”.
Como
aseguraría un amigo mío; si en una película yanqui hay un negro protagonista,
muchas veces a ese le toca poner el muerto, aunque sea el imaginario Presidente
de la Unión. En
este caso, el personaje es interpretado por el gran actor, y solidario amigo de
Cuba, Danny Glover. Por suerte nada de lo representado en el filme de marras
ocurrió.