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El General de Tres Guerras Quintín Banderas |
Por Eduardo
Anónimo:
La lucha contra España durante la
Guerra Necesaria, ya la habíamos ganado desde que se realizó la invasión a
occidente. En el año 1895, prácticamente más de la mitad de la renta del Estado
español provenía de la producción y comercialización del azúcar, el tabaco y
los alcoholes cubanos. La política de Cánovas de “hasta el último hombre y la
última peseta”, había llevado a España a la más dura bancarrota. Te pongo un
ejemplo. Cuando en la batalla de Santiago de Cuba entra en combate el acorazado
“Cristóbal Colón”, como barco, este era mucho mejor que los barcos yanquis, sin
embargo, por problemas económicos, los gaitos no le pudieron montar su
artillería pesada. Al decir de los marinos españoles era como un tigre sin sus
colmillos.
El ejército español en Cuba
sobrepasaba los 350 000 efectivos. De ellos casi un cuarto de millón de
españoles, en su mayoría los famosos quintos, y alrededor de 100 000 cubanos
traidores peleando al lado de España. El censo del Ejército Mambí al final de
la guerra, arrojó que del bando patriota combatían unos 24 000 efectivos. ¡Pero
que soldados eran aquellos! La infantería oriental dirigida por el General de
Tres Guerras Quintín Banderas, sus famosos “cambutes”, marcharon desde Oriente
a Occidente sin zapatos al mismo paso de la caballería mambisa. En su arsenal
muchas veces iban a razón de cuatro tiros por cabeza, con la consigna de “un
tiro y al machete”.
Sus tácticas eran la guerra por
sorpresa, los ataques fulminantes de caballería, las marchas y contramarchas.
No necesitaban de logística, porque del monte forrajeaban sus alimentos. Ni
necesitaban muchas veces otros pertrechos que no fuesen otros que los que le
arrancaban al enemigo en combate. Máximo Gómez en un potrero de apenas 5
leguas, “La Reforma”, con solo 1500 mambises, derrotó a 15 000 soldados de
línea españoles. En el rescate de Sanguily, Ignacio Agramonte, con solo 30
jinetes de la caballería camagüeyana derrotó a una columna de infantería
española.