Orlando:
Cuando
dos países de diferentes niveles de desarrollo comercian, siempre la economía
del más poderoso por si sola deberá salir beneficiada, a menos que existan
mecanismos de compensación, como los que existieron en el comercio entre los
países del CAME, o lo que existen en los convenios comerciales ejecutados en el
marco del ALBA, empleando el SUCRE. En la historia de Cuba, es famosa la
conquista del Diferencial Azucarero, en virtud del cual si aumentaban el valor
de las mercancías norteamericanas, el precio de venta del azúcar cubano
aumentaba. La destrucción de la agricultura mexicana, como resultado de la aplicación
del Tratado de Libre Comercio, es un ejemplo de cómo no puede existir libre
competencia entre economías dispares.
El
maíz cultivado por los campesinos mexicanos, a la usanza de los tiempos de
Porfirio Díaz, no pudo resistir la competencia del maíz transgénico, cultivado
con tecnología de punta, y subsidiado de los granjeros yanquis. Cuando los
brasileños estaban ganando terreno con sus computadoras baratas y de óptima
calidad el mercado yanqui, enseguida les aplicaron unos impuestos de entrada a
EEUU, que las sacó de la competencia con Intel, IBM, Apple, y otros consorcios
del Silicon Valley.
En
fin Orlando, que el comercio leal y justo no existe, pero existe el comercio.
Lo que pasa es que a Cuba los EEUU no les quieren permitir ni aún el mercado
desleal, porque aunque los países del Tercer Mundo salen perdiendo en este
orden económico injusto, si el gobierno del país logra una política buena de
administración, entonces es posible crecer económicamente.