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El paradigma de los nacionalistas ucranianos es Hitler |
Por Eduardo
Nunca me encontré entre mis
contemporáneos que despotricaban de las “verdad películas rusas”. Es una verdad
histórica que sufrimos una sobresaturación de audiovisuales soviéticos, sobre
todo de los dibujos animados, los ahora recordados “muñequitos rusos” en las
décadas de los 60, 70 y 80. Sin embargo confieso que a mí me gustaban las
películas soviéticas. Entre ellas hubo una comedia que me gustó tanto, que fui
al cine a “repetirla” mientras duró su proyección en el desaparecido cine del
barrio de Pueblo Nuevo, llamado Matanzas como nuestra ciudad. El filme de
marras se intitulaba “Iván Vasilievich cambia de profesión”.
El filme narraba la historia
de un científico soviético medio despistado, al que se le ocurrió construir una
máquina del tiempo. Durante la prueba de su artefacto, el “Camarada Iván
Vasilevich” logra no solo viajar a la época del reinado del Ivan “El Terrible”,
sino que el mal afamado monarca sufre con el científico una especie de
transmutación, donde el Zar (Iván fue el primero en usar ese título) se
traslada al apartamento del soviético, y su homónimo aparece aposentado en las
habitaciones reales, que tal y como correspondía a la Rusia del siglo XVI, no
poseían todavía el lujo ostentoso de los palacios de Catalina la Grande y Pedro
I (también Grande como Catalina).