miércoles, 24 de agosto de 2011

Obsolescencia programada. (Primera Parte).

La bombilla de Livermore, con más de 100 años de explotación
Por Eduardo

Durante mis días de estudiante de ingeniería mecánica, cada vez que terminaba alguna tarea estudiantil para la asignatura “Diseño de Elementos de Máquinas”, como muestra fehaciente de que el diseño de la pieza correspondiente cumplía todos los requisitos de resistencia mecánica, agregaba en la hoja de proyecto, tal y como era costumbre, la frase: “El elemento de máquina satisface la condición de resistencia estática y resiste infinitos ciclos de fatiga mecánica”.
Para los lectores no conocedores de estas cuestiones ingenieriles les aclaro, que el 80 por ciento de los fallos de las piezas de cualquier ingenio mecánico se deben fundamentalmente a dos causas; el desgaste en cualquiera de sus variantes y la rotura por fatiga mecánica. Por tanto las metodologías de cálculo para el diseño mecánico estudiadas por los graduados de Ingeniería en Cuba durante los años 80, provenientes fundamentalmente de los países socialistas, posibilitaban diseñar elementos de máquina de una durabilidad muy prolongada. A mi mente acuden dos textos importantes que todavía conservo en mi biblioteca personal, conocidos entre nosotros por los autores de los mismos, el “Reshetov” y el “Glizmanenko”.