martes, 14 de mayo de 2019

Guapería de barrio.

La preparación para la defensa tarea primordial de los
revolucionarios cubanos. 

 Por Eduardo

Cuando era un niño no me perdía una sola de las emisiones del programa humorístico televisivo San Nicolás del Peladero. Dentro de la constelación de personajes inolvidables que cada jueves a las 8.00 pm entraban en los hogares de los cubanos de mi generación se encontraba uno interpretado por el genial Enrique Arredondo; Cheo Malanga. Este era nada más y nada menos, el guapo oficial de la Alcaldía del ficticio pueblito cubano de San Nicolás del Peladero, encabezada por Plutarco Tuero. Cheo Malanga, portaba en la cintura un cuchillo enorme de carnicero, el cual poseía hasta nombre propio, “Perico”.
En cada programa Cheo Malanga pronunciaba amenazas blandiendo su arma por sobre la cabeza para justificar la “botella” del dinero público que recibía de la Alcaldía. La más popular de todas era: ¡Perico pide sangre! Como el guapo de marras era afiliado al Partido Liberal, tenía su contrapartida en el Partido Conservador, un guapo titulado en la Academia de la Calle nombrado Maraña, interpretado por uno de los negros más cómicos que parió esta tierra; Pedro Bascot. Claro que ni Cheo Malanga, ni Maraña eran tan guapos como se pintaban, y resultaba hilarante ver los enfrentamientos entre ellos, en los que cada uno de ellos reclamaba a los presentes, “¡Aguántenme o si no aquí va a correr la sangre!”