![]() |
La preparación para la defensa tarea primordial de los revolucionarios cubanos. |
Por Eduardo
Cuando era un niño no me perdía una sola de las emisiones
del programa humorístico televisivo San Nicolás del Peladero. Dentro de la
constelación de personajes inolvidables que cada jueves a las 8.00 pm entraban
en los hogares de los cubanos de mi generación se encontraba uno interpretado por
el genial Enrique Arredondo; Cheo Malanga. Este era nada más y nada menos, el
guapo oficial de la Alcaldía del ficticio pueblito cubano de San Nicolás del
Peladero, encabezada por Plutarco Tuero. Cheo Malanga, portaba en la cintura un
cuchillo enorme de carnicero, el cual poseía hasta nombre propio, “Perico”.
En cada programa Cheo Malanga pronunciaba amenazas
blandiendo su arma por sobre la cabeza para justificar la “botella” del dinero
público que recibía de la Alcaldía. La más popular de todas era: ¡Perico pide
sangre! Como el guapo de marras era afiliado al Partido Liberal, tenía su
contrapartida en el Partido Conservador, un guapo titulado en la Academia de la
Calle nombrado Maraña, interpretado por uno de los negros más cómicos que parió
esta tierra; Pedro Bascot. Claro que ni Cheo Malanga, ni Maraña eran tan guapos
como se pintaban, y resultaba hilarante ver los enfrentamientos entre ellos, en
los que cada uno de ellos reclamaba a los presentes, “¡Aguántenme o si no aquí
va a correr la sangre!”