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Familiares de la víctimas del terrorismo en contra de Cuba portando las fotografías de sus seres queridos (Foto: Granma) |
Por Eduardo
Desde hacía meses la administración norteamericana venía
luchando por incluir a Cuba en su lista infame de “Países patrocinadores del
terrorismo”. Ayer 13 de mayo de 2020 el Departamento de Estado de los Estados
Unidos de América logró su cometido. Más allá de la sistemática destrucción del
legado del Presidente Barack Obama, que el actual inquilino de la Casa Blanca
viene realizando, la medida demuestra el afán revanchista del sector de la
extrema derecha norteamericana que no perdonan a nuestro país el pecado de
construir la “Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes”
a tan solo 200 kilómetros de sus costas.
En el contexto actual la desafortunada decisión resulta ser
un contrasentido total. El país que arrecia sin misericordia el bloqueo económico,
comercial, y financiero que con sus 60 años de aplicación resulta ser el asedio
de pueblo alguno en la historia de la humanidad, la administración que no ha
pronunciado una palabra sobre el reciente ametrallamiento de nuestra embajada
en su territorio, el gobierno que permite que grupúsculos conformados
por contrarrevolucionarios cubanos se entrenen en el sur de la Florida para
realizar acciones terroristas contra Cuba, es el mismo que nos acusa de
patrocinar el terrorismo.