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Monumento al chino mambí (línea y L, Vedado) Foto tomada de La Jiribilla |
Por Eduardo
Hola Evelio:
Me alegro de recibir tu visita en el blog. Tengo que
reconocer que de mis “adversarios” de La Joven Cuba, eres uno de los que
mantuvo hacia mí siempre un debate inteligente, respetuoso, a pesar de las
diferencias consabidas. Yo tengo tu propia experiencia. En casi todos los
países que he podido visitar los chinos son una constante. Para ellos no
existen días feriados, ni descanso. Y son muy eficientes. Dos o tres muchachas
chinas son capaces de atender un mercado de 100 metros cuadrados de superficie.
Desayunan, almuerzan y comen frugalmente, y si tienen hambre la calman bebiendo
té de un termito que siempre llevan consigo.
Un amigo me dijo un día que el propio gobierno chino es
quien les presta el dinero para que monten sus negocios en el exterior, cosa
perfectamente creíble. Con ello alivian un poco la carga demográfica de una
población de más de 2000 millones de habitantes y crean “cabezas de playa”, en
casi todos los puntos del planeta para la mercadería china.
Yo creo que en Cuba no necesitamos importar trabajadores chinos
para levantar nuestra economía. Lo que necesitamos es que los trabajadores
cubanos produzcan más, y que los burócratas corruptos, muchos de los cuales
están siendo enjuiciados en estos días, paguen por dedicarse a medrar a costa
del pueblo trabajador, en vez de administrar con honestidad los bienes que
nuestro Estado puso en sus manos.