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Un conlicto en la península coreana pudiera significar el fin de la humanidad (Foto: Cubadebate) |
Por Eduardo
Como decía mi abuela, cuando el mal es de ir a sentarse en
la taza del inodoro, de nada vale que ingiera el interesado toneladas de
guayabas verdes. Un día el mundo se levanta con la noticia que el actual
mandatario de la Casa Blanca ha mandado a disparar sus cohetes “bonitos e
inteligentes” sobre Siria; o que abandona olímpicamente el conveniente para
todos Tratado sobre la no producción de armas nucleares firmados por el
Presidente Obama y sus aliados europeos con la nación persa. El día 15 de mayo
de 2018, coincidiendo con la Nakba palestina, el multimillonario ordenó el
traslado de la embajada de su país hacia Jerusalén.
La reacción del pueblo palestino, en protesta por esta
decisión y por su derecho al restablecimiento sobre sus tierras, arrebatadas
por los sionistas, ya ha cobrado según cifras del Ministerio de Salud del
Estado Palestino ha cobrado la vida a 58 ciudadanos civiles, entre ellos seis
niños, y más de 2700 heridos. Ya nada sorprende del actuar de este personaje
que accedió a la presidencia del imperio más poderoso que ha existido mediante
unas elecciones en las que perdió el voto popular por más de 2 millones de
votos.