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La Cumbre de los Pueblos si tuvo declaración final |
Por
Eduardo
Parece
ser que los habitantes del “traspatio” se han vuelto respondones, y ya no
quieren obedecer a los elegidos por ellos mismos para gobernar el mundo. Como
diría el viejo proverbio castellano, bastante agua ha pasado bajo el puente desde
que en una tenebrosa era Cuba fue expulsada de la OEA. Hace unos días volví a
ver aquella gastada cinta fílmica donde nuestro “Canciller de la Dignidad”
abandonaba el plenario del organismo que tenía lugar en San José, capital de
Costa Rica, expresando su famosa frase que ahora parafraseo de “me voy, y
conmigo se va mi pueblo, pero con él se van también todos los pueblos de
América”. Poco tiempo después, el agudo ingenio del viejo Roa bautizaría el
convite de los países de las Américas como “Ministerio de Colonias Yanquis”.
Cuba,
como ya se sabe quedó a merced del poderoso vecino del norte. Solo nuestro
siempre hermano México, y quien sabe por qué imperioso hado del destino, el
frío Canadá no rompieron relaciones con Cuba. Desde la reunión de San José en
1960, que tuvo como digna respuesta la Primera Declaración de La Habana, las
agresiones se sucedieron una tras otra. Vendrían sobre la enhiesta roca del
Caribe todo tipo de marejadas con el único fin de desgastarla.