lunes, 20 de junio de 2011

Mi Día de los Padres.


 Por Eduardo

Ayer fue un día de esos que hacen olvidar a uno, los montones de dificultades que conllevan vivir en una pequeña isla, bloqueada y agredida desde hace más de cincuenta años por el mayor imperio de la historia. Ayer fue el Día de los Padres. Cuando era pequeño, este importante hito del calendario, pasaba casi inadvertido. Sin embargo, hace algunos años, digamos unos 15, en que la sociedad en pleno, ha magnificado la fecha colocándole a la par del Día de las Madres. La famosa frase del tiempo de mis abuelos, de que “Padre es cualquiera”, ha dado paso a la generalizada compresión de la importancia del papel que la figura paterna reviste para la crianza de los hijos. Yo llegué a la paternidad hace trece años, y aunque mi hijo crece día a día ante mis ojos, mi amor hacia él es de las cosas a las que no puedo renunciar mientras respire.
Cuando mi esposa parió, casi no podía caminar, así que lo tuve que atender noche tras noche, mientras ella se reponía. Eso implicaba el cambio de pañales, que en el año 1998, todavía generalmente eran de telas antisépticas. El pañal desechable, no había hecho su aparición en la red de comercio minorista en la isla.