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Fidel y Nicolás Maduro |
Por Eduardo
La primera vez que oí mencionar el concepto
“Culto a la personalidad” fue en un círculo político de mi Comité de Base de la
UJC, cuando apenas contaba con 15 años. Se discutía acerca de una entrevista
que por aquellos días realizara al Comandante en Jefe Fidel Castro, la
prestigiosa periodista norteamericana Bárbara Walters. Una de las preguntas del
temario versaba acerca de si Fidel creía que con respecto a su figura, se
practicaba en Cuba el culto a la personalidad. La respuesta de Fidel, que está
registrada para la historia, explicaba las razones por las cuales en Cuba, el
culto a la personalidad había sido abolido desde los instantes fundacionales
del Estado Revolucionario.
Los jóvenes que allí nos encontrábamos
habíamos nacidos todos, sin excepción en la primera mitad de la década del 60,
lo cual quiere decir que en aquel instante nuestro referente político
principal, era, como lo sigue siendo para la mayoría de nosotros aquel hombrón
de voz ronca, que lo mismo cortaba caña con los macheteros en el tajo, que se
aparecía en una ESBEC y se ponía a jugar baloncesto con los muchachos de
nuestra misma edad.