Por Eduardo
Mientras tantos cubanos de bien luchan por la vida de sus compatriotas en tiempos de pandemia, es sumamente despreciable el actuar de aquellos que desde Miami rezan porque en la isla haya más muertos, y que la pandemia se cebe en nuestros hermanos, padres e hijos. Repugna escuchar los llamados de seres nacidos por error en Cuba llamando a una intervención militar de las fuerzas armadas yanquis en tierra cubana.
Lo más despreciable es el hecho de que los que llaman a
tocar los tambores de guerra insisten en que ellos no participarían como
combatientes, sino que su tarea es seguir desde Miami, en sus lujosas mansiones
compradas con el dinero entregado por el gobierno norteamericano, gozando de la
buena vida, mientras sobre nuestras ciudades caerían los misiles y las bombas
yanquis. Uno de ellos, supuesto líder de uno de esos grupos mercenarios
recomendaba que debían ser los marines los que se encargaran de la tan deseada
invasión, y que no debían participar los cubanos domiciliados en Miami. En
concreto, que ellos no pusieran nada en riesgo mientras fuésemos masacrados los
revolucionarios de la isla. Después ellos mismos no se explican por qué Fidel
tiene tanto valor para el pueblo de Cuba.