Por Eduardo
Por un sentido de orgullo nacional, y porque me crecí disfrutando aquellos inolvidables “Horizontes”, telenovelas escritas por la gran Maytee Vera, casi siempre me obligo a tratar de seguir la telenovela cubana de turno. Siguiendo esta norma me senté a ver el capítulo 2 de la que recién acaba de comenzar; “Asuntos Pendientes”.
Cuando leí la reseña en la prensa anunciando el estreno del
dramatizado me alegré sobremanera; al fin la Televisión Cubana dedicaría un
seriado a los conflictos que suceden en una Empresa Estatal Socialista,
específicamente en una Planta de Prefabricados. El hecho de que al fin
apareciera un programa donde los protagonistas no fuesen dueños de
restaurantes, o artistas, o que su horizonte en la vida lo constituyese montar
un timbiriche, rompería sin dudas los esquemas que reflejan los últimos
productos de la “Casa Productora de Telenovelas”.
Sin embargo el antes mencionado capítulo 2, me dejó
anonadado. Más allá del conflicto machista matrimonial en torno a cuál de los
dos cónyuges ocupa la Dirección de la unidad empresarial, es evidente que los
escritores de la telenovela, que yo no dudo de que sean muy talentosos, no conocen
o no se prepararon para reflejar en la misma como funciona en las entidades
estatales la política de cuadros.