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Tanque Olifant sudafricano destruido por nuestras tropas |
Por Eduardo
Orlando:
Contra los defensores cubanos de
Cuito Cuanavale, que no contaban en ese momento con tanques ni artillería, los
Sudafricanos lanzaron un ataque de varias compañías de sus tanques Olifant, muy
similares al M1 Abrams y al Centurión inglés. Cuando avanzaron en orden
combativo, aquellos carros de combate de 80 toneladas volaban por los aires
como si fuesen helicópteros, como resultado de las explosiones de las trampas
explosivas que les pusieron nuestros zapadores. Tal fue el impacto, que los
tanquistas sudafricanos se bajaron de los tanques y los dejaron intactos en el
campo de batalla, porque algunos fueron destruidos cuando se retiraban.
Nuestras trincheras fueron
sistemáticamente bombardeadas con artillería reactiva de lanzacohetes múltiples
Valkiria, y con la artillería de largo alcance, de los cañones G-5 y G-6 que
nuestros soldados no podían destruir porque los cubanos no tenían ninguna pieza
de artillería similar. ¿Sabes como le decían nuestros soldados a la preparación
artillera? El aguacero, y se repetían una y otra vez, - Siempre que llueve
escampa. De la misma manera que el 75% de nuestras medallas de oro en
olimpiadas se corresponden con deportes de combate, la vida demuestra que el
cubano en una guerra, es de los bichos más incómodos para el enemigo que se
busque bronca con nosotros. Y no es que queramos la guerra, es que cuando nos
metemos en ella, solo hemos salido, con la victoria o con los pies por delante.