El Reverendo Lucius Walker; un cubano de Ley.

Lucius Walker junto a Fidel durante su última visita a Cuba.

 Por Eduardo

Es posible que los lectores no cubanos, bombardeados a toda hora por las falacias que con respecto a nuestra Patria, se elaboran diariamente por los medios masivos de desinformación de los centros de poder, en este desigual mundo; no conciban que en nuestra ciudad de Matanzas coexistan en la misma manzana, el Edificio del Comité Municipal del Partido Comunista de Cuba y el principal Templo Ecuménico de la urbe, perteneciente al Consejo de Iglesias de Cuba. Pues es así, precisamente.

Entre ambas edificaciones solo existe una pequeña verja. Y no solo adyacente al edificio del Partido se encuentra la Iglesia Ecuménica, sino que además el Consejo de Iglesias de Cuba posee un importante Centro de Documentación, que incluye biblioteca e imprenta. En las noches de Navidad, los miembros del Templo Ecuménico instalan sobre la azotea del mismo un gigantesco árbol alegórico a la fecha, el cual permanece encendido durante el tiempo que duran las festividades navideñas, con sus parpadeantes luces de colores brillando durante la noche, junto a la sede del Partido Comunista, como muestra del espíritu unitario de la nación cubana. 

Recuerdo que cuando necesité matricular como aspirante a Doctor en Ciencias, uno de los documentos que debía entregar con la solicitud, era una fotocopia de mi título de ingeniero. Era el año 1997, y nos encontrábamos en pleno Período Especial. Como una consecuencia de las carencias que esta injusta coyuntura histórica aparejó para toda la sociedad cubana, las fotocopiadoras Canon de nuestra Universidad, al no tener piezas de repuesto, quedaron descontinuadas. Un amigo me dijo entonces, - Edu, que yo sepa la en toda Matanzas quedan tres fotocopiadoras funcionando, una en la Empresa de Proyectos del Ministerio de la Construcción, otra en la Fábrica de Sogas y Cordeles, y la última en el Centro de Documentación del Consejo de Iglesias, en Versalles.

Contrariamente, a lo que pudieran imaginar algunos de mis antiguos adversarios de los debates del blog “La Joven Cuba”, a pesar de mis convicciones marxistas, siempre he sido en cuestiones de respeto por la religión, una persona totalmente ecuménica. Quizás el hecho de haber nacido en una familia humilde donde coexistíamos ateos, ñáñigos, practicantes de la Regla de Ocha, católicos y protestantes, me hizo asumir una marcada tolerancia hacia las creencias que diferían con mis convicciones filosóficas, resultado de la educación de mis padres, y mis propios estudios en ese campo. De tal modo, despojado de cualquier posible prejuicio, me encaminé al Centro de Documentación del Consejo de Iglesias a tratar de “resolver”, hablando en buen cubano, que un buen cristiano se compadeciera de mí, y pudiera yo reproducir mi título profesional.

En mi decisión pesaba el hecho de que la Empresa de Proyectos y la Fábrica de Soga y Cordeles quedaban muy lejos de mi hogar, y por lógica debía por decantación tratar de acceder a la fotocopiadora que existía en mi propio barrio. Cuando llegué, me atendió en persona el director del Centro de Documentación durante esos años, y de manera muy amable accedió a que su especialista me fotocopiara el título. Cuando me entregó las fotocopias, porque me había sugerido el mismo, que en previsión de otros trámites me iban a sacar tres copias del diploma, me aclaró; - Usted es un hombre afortunado. Ayer mismo nuestra fotocopiadora estaba fuera de servicio, porque se nos habían gastado los tonners, pero por suerte recibimos un envío de Pastores por la Paz, de parte del líder de ese grupo religioso, el Hermano Lucius Walter, que solucionó el problema.

Esa fue la primera vez que oí mencionar a los Pastores por la Paz, y el nombre de Lucius Walker. A partir de ese momento la existencia de ese inolvidable hermano del pueblo cubano dejó de ser una incógnita para mí. Aprendí a admirarlo por todas sus acciones a favor de nuestro país. En mi memoria quedaron aquellos enfrentamientos suyos en los puestos fronterizos de Laredo y el Paso, con la Guardia Fronteriza que pretendía arrebatarles a los miembros de las Caravanas por la Paz, las computadoras y los equipos que donarían a nuestras escuelas y hospitales. Esas computadoras, entregadas por ciudadanos norteamericanos, que apoyaban y apoyan la normalización de las relaciones entre nuestros dos países, permitieron iniciar la red informática del Ministerio de Salud, INFOMED, que hoy constituye una de las intranets académicas más importantes de la isla.

Uno de los símbolos de aquellos días, el autobús escolar amarillo lleno de grafittis, presta servicios en nuestra ciudad de Matanzas, a los miembros de la comunidad cristiana y también a los gentiles. Cuando no está de viaje, permanece parqueado junto a la Sede Municipal del Partido, precisamente junto a la verja a la cual nos hemos referido con anterioridad. De la plazoleta de la Escuela Primaria “Mártires del Goicuría”, adyacente a la manzana de nuestra historia, parten excursiones organizadas por el Consejo de Iglesias, cuyos participantes se desplazan hasta su destino en el autobús amarillo. Para los no conocedores de la historia, el mencionado autobús, formaba parte de las donaciones de la Primera Caravana de Amistad Estados Unidos – Cuba, organizada por Lucius Walker y sus Pastores por la Paz, y durante varias semanas fue retenido en El Paso por el Gobierno Federal, hasta que al final, gracias a la lucha del hermano querido, y sus compañeros, pudo ser entregado a sus destinatarios.

Su denuncia permanente del injusto bloqueo a Cuba y la defensa del derecho de los ciudadanos de su país a viajar libremente a la isla, su condena al secuestro del niño Elián González en Miami, y su apoyo a la justa causa de la liberación de nuestros Cinco Héroes Prisioneros del Imperio, lo convirtieron por derecho propio, y estoy seguro de que la gran mayoría de mis compatriotas coinciden conmigo, en un cubano más. Lucius Walker, sirvió más Cuba, que algunos que dentro y fuera del verde caimán, se rasgan las vestiduras, y se auto titulan cubanos y patriotas, mientras por el sucio dinero, sirven a los intereses de la potencia voraz que pretende acabar con la existencia de la nación cubana.

Durante las dolorosas jornadas del secuestro del niño Elián, fue entrevistado para una televisora norteamericana. Cuando el periodista le preguntó acerca del porque Fidel se interesaba personalmente por el caso de manera tan vehemente, el hermano Lucius respondió: - Es muy sencillo, Fidel Castro profesa un gran amor por los niños. Ante el escepticismo del entrevistador, Walker le preguntó: - ¿Usted, qué conoce del Presidente Fidel Castro? El periodista le contestó con la habitual sarta de galimatías y sandeces, conque los imperialistas, y sus adláteres responden en estos casos. El Reverendo con su sonrisa, y dulzura habitual le contestó: - Pues yo que lo conozco, y que me precio de ser su amigo personal, le puedo asegurar que no existe un jefe de estado que sienta un amor mayor por los niños que el Presidente Fidel Castro, y si quiere una prueba de ello, solo averigüe los datos de la UNICEF acerca de la atención a la niñez y la juventud en Cuba.

Hace unos días las cenizas de ese gran hombre arribaron a nuestra Patria. Fue su última voluntad que a su fallecimiento, sus restos descansaran en este verde archipiélago, que él tanto amó en vida. En casi todas las capitales de provincias una gran cantidad de cubanos, creyentes y no creyentes, acudieron a rendirle a sus cenizas, el tributo de respeto y cariño que su obra de entrega a la noble causa de la existencia de la Nación Cubana, le granjearon entre todos nosotros. En la Tribuna Antiimperialista “José Martí”, una placa en homenaje a su memoria fue develada. El Reverendo Walker nunca supo de mi existencia, pero en mi fuero interno, siempre recordaré, a través de la sencilla anécdota de la fotocopia de mi título, que fui uno de los tantos anónimos cubanos, a quien este verdadero seguidor de las ideas de Jesús ayudó un día con sus donaciones de amor infinito.

Descansa en paz hermano Lucius Walker, la tierra cubana te recibe como uno de sus hijos queridos.