jueves, 11 de agosto de 2011

¡Fidel, Fidel, que tiene Fidel!

Fidel
 Por Eduardo

Este artículo lo publiqué hace poco más de un año en la Joven Cuba. Hoy, en saludo al cumpleaños de nuestro Comandante en Jefe lo vuelvo a poner a disposición de la blogosfera en mi Blog de Edu, como si fuese nuevo.


Hace días, que contrario a mi costumbre de participar regularmente en Joven Cuba, no he podido dedicar parte de mi limitado tiempo libre a redactar un post. Deberes laborales impostergables, no me han dejado otra opción. Sin embargo, a pesar de tener mañana 14 de julio la misión de evaluar el proyecto de curso final de mis estudiantes, sumando a posteriori, la agradable tarea de ser miembro del tribunal en la discusión de la Tesis de Maestría de un querido alumno mozambiqueño, que después de haber vivido en Cuba por más de 10 años es más cubano que algunos apátridas que conozco, me he decidido a escribir sobre un suceso que ha conmocionado a todo los cubanos patriotas de la isla.

El lunes prometía ser un día igual a los demás. Me levanté como todos los días a las 5.45 AM y como siempre, me encargué de preparar el desayuno de todos, mientras mi mujer tomaba su ducha matutina. Conecté, como es también mi costumbre, el radio, y lo sintonizo en Radio Rebelde, la Emisora Gloriosa de la Sierra. A las seis de la mañana, la voz familiar de Magdiel, locutor del programa Haciendo Radio anuncia: - Hoy en el programa Mesa Redonda, intervención especial del compañero Fidel Castro. En ese instante pasaron por mi mente, los días tristes donde toda la nación se conmocionaba con la noticia de la enfermedad de nuestro líder, y miles de combatientes regulares, y milicianos, movilizados en espera de la anunciada agresión de Bush, escucharon en boca de los políticos de nuestras unidades la Proclama en la que transfería temporalmente sus responsabilidades, y funciones de Estadista.

Volví a vivir esa otra mañana en la que el mismo Magdiel, que ahora no puede ocultar su alegría mientras anuncia la comparecencia de Fidel, leía con tristeza el comunicado donde el Jefe renunciaba a sus responsabilidades al frente del Gobierno y el Estado, nunca a su condición de militante, ni a su condición de luchador, que le acompañará mientras le quede aliento vital. No he llorado muchas veces en mi vida, pero ese día no lo pude evitar Cuando la lectura de su Comunicado llegó al punto en que renunciaba a su condición de Comandante en Jefe de las FAR, yo le dije a mi esposa, - Mi amor, Fidel no puede renunciar a su condición de Comandante en Jefe, nosotros no podemos permitir que haga eso.
Los que no son cubanos, quizás no entiendan el porqué de mi resistencia. Si algún día leen la historia de Cuba, conocerán acerca de la costumbre nuestra de nombrar a nuestros líderes con Títulos de Amor, que van más allá de la acepción conceptual del término. Cuba ha tenido un solo “Padre de la Patria”, un solo “Apóstol”, un solo “Titán de Bronce”, un solo “León de Oriente”, un solo “Mayor”, un solo “Generalísimo”, y tendrá ya y para siempre un solo “Comandante en Jefe”.
En esos días acudimos a nuestra Constitución, y con alegría vimos que nuestros legisladores previendo esta por entonces lejana coyuntura histórica asignaron el Papel de “Comandante Supremo” de las FAR, al Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros. El Título de Comandante en Jefe, no existía en términos legales en nuestro país. El día que en la reunión del Altos de Mompié la Dirección Nacional del M-26-7, asignó a Fidel el título de Comandante en Jefe de todas las fuerzas revolucionarias, quizás no previeron que no solo le estaban asignando un Grado Militar, sino que le estaban nombrando con el epíteto con que el pueblo de Cuba le identificaría para siempre.
El mismo Raúl se encargó de dar por terminadas nuestras disquisiciones cuando en su discurso de toma de posesión del cargo de Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, aclaró que la Revolución Cubana, ha tenido y tendrá un solo Comandante en Jefe. Y ayer amanecimos con la noticia que nuestro líder, estaba de nuevo en la Batalla. Cuando subí a la guagua a las 7.20 era el comentario generalizado. El entusiasmo superaba las discusiones de días atrás relacionadas con la Copa Mundial de Fútbol. Al llegar a la Universidad Tatu trata de sorprenderme y me dispara – A que tú no sabes de que cosa es la Mesa Redonda hoy; a lo que yo respondo, - Ya lo sé socio, El Caballo habla por la tarde en el programa.
Yo tenía además un desasosiego grande, porque por planificación, la Reunión Ordinaria del Núcleo era como debe ser, a las 5.00 PM, después de la jornada laboral. Lo más probable era que me perdería la intervención de Fidel en vivo, y aunque siempre tenía la posibilidad de ver la retransmisión por el Canal Educativo a las 11.00 PM, a mí no me gustaba mucho la idea, por aquello de disfrutar de el acontecimiento en el justo momento de su desarrollo. Y como ante las grandes crisis surgen las grandes soluciones, nos reunimos parte de los militantes de mi núcleo a hablar del asunto. ¡E increíble! El más disciplinado de todos nosotros dijo, - Compañeros, a mí que nadie me jeringue, en el día de hoy la principal tarea que debemos tener los militantes es ver la Mesa Redonda. Recordé aquella anécdota en la que Camilo Cienfuegos ante la insistencia de alguien que lo llamaba por teléfono, le dijo a su escolta: - Dile a ese que llama, que cuando Fidel está hablando, lo único que tiene que hacer un revolucionario es escucharlo.
Y como no somos unos completos indisciplinados, no dejamos de hacer la Reunión Ordinaria, pero la realizamos en la Jornada Laboral. Avisamos a los despistados, y la comenzamos a las 4.00 PM. Ayer las intervenciones fueron mucho más concretas y ajustadas en tiempo, de manera tal que los nueve puntos del Orden del Día fueron barridos en menos de una hora (48 minutos exactos). A las 5.15 PM, todos partimos hacia nuestras respectivas casas, con una idea concreta, después de algunos años de larga convalecencia, nuestro Líder Histórico, nos volvería a dirigir sus educativas palabras, desde los estudios de nuestra Televisión.
Ya imaginábamos que Fidel estaba muy mejorado. El miércoles publicamos en “La Joven Cuba”, las fotos “piratas” tomadas por los trabajadores del CENIC, cuando Fidel los visitó por sorpresa. En la comparecencia de ayer Fidel bromearía con Randy Alonso acerca de cómo este resultó sorprendido por un amigo que le envió por Email, las fotos desde México. Más allá de lo que habló en la comparecencia, que no era cosa de poca importancia, el tema de discusión entre todos ayer, y hoy en la mañana lo constituyó lo bien dispuesto y saludable que se le vio al Comandante.
Como vista hace fe, la visión de la recuperación de Fidel como siempre ocurre, hace creer hasta los más descreídos, en que los santos Orishas que reinan en nuestra isla le cubren de Aché. Cuando los ecobios de mi abuelo se reunían en mi casa durante mi niñez, escuché durante horas las diversas teorías de aquellos abakuás acerca de la manera en que las siete potencias del Calabar, le habían otorgado al Caballo, su viril compostura, y mi abuela desde su sincretismo afirmaba, que era hijo de Shangó “por los cuatro costaos”.
A eso de las 7 salí un momento a la calle porque sentí que necesitaba tomarle el pulso al barrio, y pude constatar que no había en tres cuadras una sola casa, donde las familias no tuvieran sintonizada la Mesa Redonda. Casi inmediatamente, por el NTV, cuando terminó la comparecencia nos enteramos de que medio mundo había seguido la intervención algunos de manera íntegra, y otros seleccionando algunos fragmentos de la misma (como casi siempre pasa en determinados canales de la Liberadísima Prensa Occidental).
En resumen, que a pesar de que lo han “enterrado”, en innumerables ocasiones, al punto de que llegué a leer algún día en el Nuevo Herald, la descabellada hipótesis de que Raúl estaba ocultando su fallecimiento, nuestro Líder, que ya se ha visto que está más vivo, vital y sobre todo mucho más sabio que todos sus detractores y enemigos sumados en una ecuación sin solución. El va a seguir dando la “Carga para matar bribones, para acabar la obra de las Revoluciones”, que pedía Rubén.
Como dice el estribillo de una cancioncita que de pionero cantaba; “Fidel, Fidel, que tiene Fidel, que los imperialistas (y los apátridas), no pueden con él”.

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