viernes, 2 de agosto de 2013

Nosotros también somos Americanos.


Chávez, un cubano más, junto a Raúl. ¡Viva Nuestra América!
 Por Eduardo

Yo me sorprendo a veces de lo simplistas que resultan los paradigmas de este mundo. En la tierra existen muchas personas que quieren emigrar a los Estados Unidos y ser ciudadanos yanquis, no solo los nacidos en Cuba. Cuando trabajaba en Etiopía, fastidiaba a los compañeros etíopes diciéndoles, - Cuando regrese a América voy a dar una fiesta bien grande. Ellos, a esa hora preguntaban – Profesor ¿Y usted es americano? ¿Usted no es cubano?
Como la conversación era en inglés, me quedó bien claro desde el principio, que para el resto del mundo Americans son los yanquis, los demás americanos somos los habitantes del traspatio, como se encargaron de recordarnos hace unos días el anticubano Roger Noriega, y el mismísimo Secretario de Estado John Kerry. Yo ripostaba; - Les aclaro amigos míos, que América se extiende desde el Océano Glaciar Ártico, hasta la tierra del Fuego en la Patagonia. Dentro de esa amplia región, todos somos Americans; no solo los nacidos en los United States of America. En medio del Mar Caribe, se encuentra la isla de Cuba, y sobre ella estamos los cubanos, que somos tan americanos como el que más.
Que muchos cubanos quieran ser ciudadanos yanquis, no es raro en este mundo, porque también lo desean los chinos, los japoneses, los croatas, y hasta la “Santísima Concepción y sus once mil vírgenes” (“Conchita y sus muchachitas”, al decir de muchos cubanos). 

Convertirse en ciudadano norteamericano, porque como expliqué antes un ciudadano cubano también es “americano”, es más un asunto económico que cultural o político. Eso explica la existencia de guettos de las etnias minoritarias en Yumilandia. Que si el Chinatown, que si el Bronx, que si Little Havana, que si patatín, que si patatán. Algo similar al aplatanamiento de los extranjeros en Cuba, no se observa en los Estados Unidos. Es por ello que aunque pasen casi 200 años de la llegada de los primeros chinos a ese país, aquellos que construyeron el ferrocarril de costa a costa, siguen siendo “chinoamericanos”.
El colmo de los colmos es que los negros nacidos en el imperio, y que nunca han puesto un pie en África son “afroamericans”. El término afrocubano se utiliza en la isla para denominar el componente de nuestra cultura o folklor relacionado con la herencia africana, pero un negro en Cuba es tan cubano que el más pinto de la paloma. Esa es una de las cosas que me gusta de mi tierra, que todos somos cubanos. Es por ello que me siento como René González, un orgulloso ciudadano cubano.
En la Tierra, hay millones de personas también que prefieren la ciudadanía de su Patria de origen a la norteamericana, y luchar por el desarrollo de su país antes que dejarse llevar por los cantos de sirenas del American Dream. Nuestro Héroe de la República de Cuba, René González, es uno de esos hombres, y aunque como cubano, respeto y admiro al pueblo norteamericano, no estoy para nada interesado en ser yanqui.
Por eso entiendo a René, porque uno es, más allá de donde uno nace, de aquel lugar donde desea ver realizados sus sueños y aspiraciones. El que sueñe con riquezas o con el bienestar material en Cuba, casi siempre escoge el camino de la ciudadanía yanqui. Los que soñamos con el ideal martiano de una República de Cuba, libre e independiente, “con todos y para el bien de todos”, escogerá seguir siendo ciudadano cubano.
Nosotros por formación martiana, bolivariana, guevariana y fidelista, somos además internacionalistas y soñamos con la integración de toda la América Latina, en una sólida Federación de Repúblicas libres como soñaba el Libertador. En el ALBA, Mercosur, Petrocaribe, en la moneda Sucre que ya aceptan países que no pertenecen al ALBA como Uruguay, está la semilla de una Latinoamérica unida que trabaje por un futuro mejor para los pueblos de Nuestra América al decir de Martí.

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