Henequeneros Campeón |
Por Eduardo
Rouslyn:
Cuando se analizan los
triunfos del béisbol por provincias en las Series Nacionales, la gran cantidad
de estructuras y nombres que se han sucedido en estos más de cincuenta años de
clásicos nacionales, puede traer lugar a confusión. Haciendo un poco de
historia, seguidor de la pelota matancera como soy, uno de los dolores que
sufrí y que sufro, es que de un día para otro la Comisión Nacional de Béisbol
eliminó el nombre del equipo de mis amores, “Henequeneros”. Por haberme criado
en Pueblo Nuevo, lugar de asentamiento del Palmar de Junco, el estadio donde se
efectuó el primer juego registrado oficialmente de nuestro deporte nacional,
muchos niños no nos perdíamos un juego de los “orinegros”.
Fue una época en que todavía
no estaban representadas todas las provincias en el campeonato cubano y a
Henequeneros le tocó hacer la primera presentación por el territorio matancero
en el máximo evento de la pelota cubana. Nunca un equipo vestido de “amarillo”
derrochó tanto coraje en un estadio de pelota. Cuando jugaban con los
Industriales, el terreno del Palmar lucía un contraste singular entre las franelas
azules rayadas en azul oscuro de los capitalinos y las franelas amarillas
rayadas en negro de los yumurinos.
Era el Henequeneros de Wilfredo, Rosique, e Isasi (los
tres mosqueteros); Tomás Soto (el caballero D’Artangnan), el Curro Pérez (el
pitcher más guapo que ha pisado el box), Inocente Aparicio, Lino Betancourt, el
Kindy Estrada, y otros que con el paso de los años no recuerdo. En el año 1970,
el lema de la provincia era: ¡Henequeneros Campeón, Matanzas un millón! ¡Y
cumplimos! Matanzas se convirtió en la única provincia cubana que cumplió su
compromiso de producción de azúcar en la histórica zafra del 70, y el equipo de
la franela amarilla rayada en negro, ganó para el pueblo matancero, por primera
vez en la historia de las Series Nacionales, su primer campeonato.
Cuando en 1976 se puso en vigor la nueva división
política administrativa, y surgieron nuevas provincias, nuestros campeonatos
nacionales se dividieron en dos, la Serie Nacional y la Serie Selectiva. Esta
última contaba con 6 equipos que se correspondían en su territorialidad por las
antiguas seis provincias que componían el país. Eran ellos; Pinar del Río,
Habana, Matanzas, Las Villas, Camagüeyanos, y Orientales.
En el primero de los Campeonatos domésticos, la
provincia de Matanzas, debido a su gran desarrollo del béisbol tuvo dos equipos
en competición, los queridos Henequeneros con su tradicional uniforme orinegro,
y los Citricultores, que vestían de rojo como los actuales Cocodrilos, pero con
ribetes en blanco. Para la Serie Selectiva, a partir de la nómina y del
rendimiento de los peloteros que componían ambos equipos se confeccionaba el
“Matanzas”. El equipo selectivo de nuestra provincia, que vestía de rojo, fue
el primero que llevó sobre sus hombros la efigie del Cocodrilo, solo que en
aquellos tiempos no empuñaba un bate, sino una mocha en una mano y una caña en
la otra. El cocodrilo aparecía de cuerpo entero, parado sobre sus patas
traseras. La efigie del reptil se representaba heráldicamente sobre el mapa de
la provincia.
Fue una época de gloria para el béisbol de Matanzas.
Con Citricultores ganamos las series nacionales de 1976 - 1977 dirigidos por
Juan Bregio, y en 1983 - 1984 comandados por Tomás Soto. De la mano de Gerardo
Sile Junco, mis adorados Henequeneros, fueron a cuatro finales de temporadas
consecutivas. Los orinegros conquistaron dos campeonatos nacionales el de 1990
- 1991 y el de 1991 - 1992 frente a la verdadera aplanadora santiaguera, la que
tenía como su tanda del terror a Jorge García, Rey Isaac, Pacheco, Kindelán,
Pierre, Fausto, Benavidez (ahora uno de los más queridos cocodrilos), Evenecer
Godínez, Modesto Larduet y otros. La provincia de Matanzas paría tantos
peloteros, que cada uno de sus dos equipos en cada posición tenía un estelar.
Si Julio Germán Fernández defendía la primera base en
Henequeneros, en Citricultores lo hacía Juan Luis Baró. En el cátcher,
Henequeneros tenía a Maza, y en Citricultores recibía Arencibia. En tercera, mi
hermano Leonardo Goire defendía a los rojos, y Roberto Dueñas a los orinegros.
En los jardines de Henequeneros sentaban cátedra, Guillermo Heredia (padre),
Lázaro Contreras (como nos duele su pérdida absurda) y Fernando Sánchez (el
mejor de los Sánchez), mientras en Citricultores patrullaban Wilfredo Sánchez
(el hombre hit de la pelota en aquellos tiempos), Pablo Hernández y Lázaro
Junco (el matancero que más jonrones ha pegado en las Series nacionales con
405, y el primer cubano en sobrepasar los 400 jonrones).
De los pitchers ni hablar. El cuerpo de lanzadores de
la provincia contaba con Jorge Luis “Tati” Valdés (el mejor pitcher zurdo
cubano de todos los tiempos), los estelares Carlos Mesa, Rafael Rodríguez,
Eduardo Terry, Anselmo Martínez, Leonardo Mc Bean y muchos más que no solo
representaron a Matanzas, sino que formaban parte de los equipos Cuba de
aquellos años. No puedo dejar de mencionar a los últimos representantes de
aquella época gloriosa de la pelota en Matanzas: el valeroso cátcher Juan
Manrique, el veloz Pepito Estrada, el inolvidable Carlos Kindelán, quien murió
como quiso, con sus spikes puestos, y a Eduardo Cárdenas, aquel que no tuvo
nunca una temporada mala.
Por aquellos años, cuando comenzaba la Serie Nacional,
prácticamente no me perdía un juego en el Victoria de Girón. Mi pasión rayaba
casi con el fanatismo. En la temporada 1992 - 1993, Henequeneros fue a discutir
el campeonato con Industriales, y perdió su corona. Comenzaba una época oscura
para el béisbol matancero. Nadie en Matanzas podía explicar cómo era posible
que una provincia, en cuyo suelo se había jugado el primer juego oficial de
pelota en Cuba, y que había aportado tanto al pasatiempo nacional, hubiese
caído en una picada profunda, al punto de que en estos últimos veinte años,
raras son las veces que el equipo de los Cocodrilos de Matanzas, nacido de la
unión de los Henequeneros y los Citricultores, cuyos antiguos colores rojos y
amarillo tiñen el uniforme del actual equipo matancero, no hubiese salido del
sótano, y mucho menos alcanzado siquiera la clasificación para los Play Off.
Pero tuvo que llegar un hombre que si existiera un
Dios del Béisbol, sería su personificación. Aquel que en un doble juego
dominical en el Victoria de Girón, vistiendo la chamarra naranja de Villa
Clara, le robó el Home al zurdo Anselmo Martínez, ante la mirada atónita de un
estadio completo que gritaba advirtiéndole ¡Se va! ¡Se vaaa!
El inquieto Mesa, al tomar las riendas del equipo, les
cambió la mentalidad a la nueva hornada de peloteros matanceros. Y es que no
podía ser de otra manera. Víctor transmite a sus educandos toda la pasión con
que en sus años de peloteros se lanzaba sin pensarlo dos veces contra los
entonces desprovistos de colchones muros del jardín central, o se robaba una
base, o corría a toda máquina el cuadro cuando conectaba un jonrón. Los
transformó de unos sotaneros a quiénes casi nadie conocía en la isla, en un
conjunto de aguerridos peloteros que nunca se sienten derrotados, y que pelean
cada juego hasta el último out.
Sino que lo digan los Industriales que en la última
subserie de la presente Serie Nacional, cuando pensaban que los tenían fuera de
combate después del supernocaut, los nuestros respondieron con una victoria
contundente ante un Latinoamericano enardecido, donde algunos fanáticos,
olvidándose de su condición de cubanos, les arrojaban objetos al terreno y les
ofendían. Quizás por aquello de que los reptiles son poseedores de una
capacidad de supervivencia mayor que otras especies, los Cocodrilos esperarán
la final de la Liga del Caribe en la cima del campeonato.
Por cierto y retomando el tema del vestuario de
nuestro equipo; el uniforme que vistieron en la Serie pasada, era muy vistoso,
pero el rojo no era el mismo de los Citricultores, y sobre todo faltaba el
amarillo de los Henequeneros. La chamarreta de esta serie en su diseño y
coloración si se corresponde con los colores históricos de la provincia en el
béisbol nacional.
Henequeneros (tomado de ECURED):
Datos de interés
- Títulos de campeón: 3(1969-1970, 1989-1990, 1990-1991)
- Peor ubicación: 16 lugar (1977-1978)
- Más victorias en una temporada: 55 (1968-1969)
- Más derrotas en una temporada: 64 (1973)
- Lanzadores de Cero hits: 2
- 1969 Alfredo García
- 1984 Jorge Luis Valdés Berriel
- Jugadores más valiosos: 5
- 1965-1966 Lino Betancourt
- 1968-1969 Wilfredo Sánchez
- 1969-1970 Wilfredo Sánchez
- 1977-1978 Fernando Sánchez
- 1991-1992 Jorge Luis Valdés Berriel
Citricultores (tomado de
ECURED):
Datos de interés
- Mejor ubicación: 1 lugar (1976-1977, 1983-1984)
- Peor ubicación: 18 lugar (1987-1988, 1988-1989, 1991-1992)
- Más victorias en una temporada: 52 (1983-1984)
- Más derrotas en una temporada: 38 (1987-1988, 1988-1989, 1991-1992)
- Lanzadores de Cero hits
- 1982 Carlos Mesa
- 1989 Héctor Domínguez
- Jugadores más valiosos
- 1978-1979 Wilfredo Sánchez
- 1982-1983 Lázaro Junco
- Novatos del año
- 1974-1975 Eduardo Terry
- 1983-1984 Rolando Arrojo
Edu. No te lo pierdas.
ResponderEliminarNuestro Premio Nacional de Literatura se muestra muy exceptico y frustrado:
….hace unos meses yo mismo pensaba que el modelo en marcha con la “actualización del modelo económico cubano” tenía un carácter realista y pragmático. Pero cuando a principios de este año se publicó la lista de precios de los autos que el Estado vendería para acabar …. me vi ante una decisión irrealista y descabellada.
.. algo que no es solo un disparate económico –nadie, por desesperado que esté o por mucho dinero que tenga se compra un Peugeot de 50 mil en 250 mil-, sino una burla a cientos, miles de cubanos que con su esfuerzo reunieron el dinero necesario para comprarse un carrito… cubanos que en su mayoría son los que aportan más dinero a la economía cubana, más que todos los burócratas que se exprimieron el cerebro para lograr ese disparate…
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Comentario por El inagotable on febrero 17, 2014 7:04 pm
Y sobre los jovenes, escribe Padura:
…. la mayoría no cree en nada, porque el mejor ejemplo para no creer lo dan los miembros de nuestra generación, con la suma de fracasos y frustraciones que llevan encima.
. Hoy muchos jóvenes en Cuba saben que haciendo trampas, manejando un “almendrón”, vendiendo tomates –y robándole a todos los clientes- se vive mejor que siendo maestro, o incluso medico..
Todo eso ha provocado, creo, un vacío sentimental, ideológico, humano y la sociedad, lejos de ser mejor –para lo que se trabajó por años- es más despiadada y benévola con los más listos y no con los más capacitados…
Orlando:
EliminarAlgunas personas en Cuba consideran a este Premio Nacional de Literatura una especie de gurú. No entiendo realmente porqué le dieron el premio, pero bueno zapatero a su zapato, y yo no soy literato sino ingeniero. A veces creo que los premios en el campo de la cultura en Cuba obedecen más a tendencias que a la trascendencia. Pero como dice el dicho para gustos se han hecho colores.
Casi nunca comparto las lamentaciones y quejumbres de este señor, cuando se da la gran vida. Yo por lo que me toca, y además de no envidiar su suerte no le otorgo ningún derecho para que hable en nombre de mi generación, donde montones de nosotros estamos tratando de echar para alante a este país.
Termino con una pregunta ¿Si el post es de pelota, porqué caraxos metes baza con la literatura y las tergiversaciones de este señor? Mis estudiantes están ahora mismo haciendo prácticas en los centrales azucareros, trabajando como fuerza técnica, no están manejando almendrones ni haciendo ningún invento.
Este es otro, es decir Padura, que solo ve a los "inventores" y boteros. Para el no hay maestros a pesar de los bajos salarios, médicos almorzando harina en el hospital y salvando vidas humanas, etc. Hace como siempre, énfasis en nuestras miserias, y obvia, como hace a menudo, nuestras innumerables virtudes.
Muchas Gracias Edu por este Blog de Honor a nuestros deportistas Matanceros...
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