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El Hombre Luminoso por excelencia |
Por Eduardo
Estimados
lectores:
Hace
algunos años, específicamente en el 2004, realicé un viaje a la ciudad industrial
de Moa. Al regresar de ese periplo, escribí estas ideas que hoy comparto con
todos ustedes.
Un día leyendo un cuento de
Azorín, siendo apenas un adolescente imberbe, una frase del relato quedó
grabada en mi memoria. La sentencia que rubricaba el genial escritor español
decía textualmente “El tiempo es un niño
que juega a los dados”.
En
aquel instante de mi corta existencia, no era yo capaz de aquilatar el profundo
significado que aquellas palabras del protagonista encerraban. Hoy, que ya
comienzo a peinar canas, y empiezo a adentrarme en el período de la vida que
los optimistas nombran segunda juventud y los más trágicos madurez, quiero
reflexionar un poco acerca de una especie de hombres, que incluye por supuesto a las mujeres, cuyo paso por la vida
parece desafiar al inevitable designio del Dios Cronos.
¿Cómo
es posible que nuestro Apóstol en solo 42 años haya creado una obra escrita y
humana tan colosal? Cuentan que Tomás Alba Edison, el bien llamado “Mago de
Menlo Park”, dormía solo 4 horas. A sus amigos respondía, cuando estos
preocupados por su salud le reprendían por esta costumbre, - “el período en que
un hombre duerme es como si estuviera muerto, y por tanto estar dormido es un
desperdicio de tiempo”. Es casi seguro que esa
costumbre fue una de las causas que le permitieron patentar más de 200
inventos en su larga y fructífera vida. Se cuentan entre ellos el fonógrafo, el
generador de corriente continua, la bombilla eléctrica incandescente y otros
muchos que harían la lista muy larga.
Todo
parece indicar que la susodicha costumbre no afectó en gran medida su salud,
pues murió de más de 80 años, lo que en aquellos tiempos si no era un buen
récord por lo menos era un buen promedio (me resisto a emplear el anglisismo
average). Edison pertenecía a una especie de hombres singulares clasificados
por quien estas líneas escribe como el Homo Lumínicus. A veces coexistimos
durante toda la vida con seres anodinos que son como vegetales. Pasan por toda
su existencia sin hacer obra meritoria, ni empeñarse por alcanzar meta alguna.
Esos
Homo Vegetalensis no reparan en la coordenada tiempo. Es como si para ellos el
tiempo fuese infinito; y el tiempo mis amigos, por lo menos el que nos toca es
extremadamente limitado. De ahí que la actitud del Homo Vegetalensis es
imperdonable. Contrasta de manera singular con la de los Homo Lumínicus. Esta
subespecie de hombre, está conformada por aquellos que al decir de Martí,
parece que en el lugar del pecho donde deberían poseer el corazón portan una
estrella. Son los que dedican todo su tiempo al beneficio de los demás; los
imprescindibles de Bertold Brecht. No quieren nada para sí mismos, o quizás
solo aquello que les permita una vida digna. Un ejemplo de la especie en nuestra cancionística lo encontramos en aquella joven de la
“Pequeña Serenata Diurna” de Silvio Rodríguez, que ama sin pedir nada, o casi
nada, que no es lo mismo pero es igual.
Cuando
un simple mortal logra establecer un Encuentro Cercano de Primer Orden con los
Homo Lumínicus, estos emiten una luz con tanto brillo, que en derredor suyo,
sus contemporáneos y en general todos aquellos que los aman, viven temerosos de
que su efluvio centellante desaparezca en un solo instante. En compañía de un
Homo Lumínicus, consumir una hamburguesa con refresco de producción nacional,
es equivalente a una cena en el mejor restaurante del mundo. Lo realmente malo,
es que como especie son sumamente escasos y están en serio peligro de extinción.
Es por ello que desde esta página hago un llamado a evitar su completa
desaparición, pues de su supervivencia depende la suerte del mundo.
No se precisa de una
información genética especial para alcanzar la clasificación de Homo Lumínicus.
Es necesario sobre todo partir de nuestros niños y jóvenes. Que amen a Wagner,
Chopin, o Mozart, pero que sean capaces de gozar una rumba de cajón de los
Muñequitos de Matanzas, o bailar casino con los Van Van. Que lean a Carpentier,
Neruda o García Márquez, pero que se emocionen asimismo con los poemas del
Ambia. Que sean capaces algún día de marchar al combate y morir por Cuba
llevando en su pecho la foto de la mujer amada, como el Apóstol protegía su
pecho con la foto de María Mantilla.
Para
suerte nuestra, en Cuba el Homo Lumínicus ha proliferado en mayor medida que en
otras tierras del mundo. Céspedes, Agramonte, Maceo, Gómez, Martí, Villena, Pablo, Mella, José Antonio, Frank,
Abel, Che, Fidel son los paradigmas de la especie en nuestra Patria.
Y
ahora la gran pregunta, la de los cien mil pesos como decía mi abuela,
¿Perteneces a esta especie de hombres luminosos? Yo creo que el asunto no es si
perteneces o no, sino si luchas por incluirte en la vanguardia de tu tiempo y
de tu generación. Algunos llegarán más lejos que otros en el largo camino de la
evolución, pero es innegable que el deseo de auto superación juega un papel
importante en la búsqueda de la perfección del alma, que es el supremo ideal de
la especie.
Por
fortuna en estos días he conocido a un pueblo de Homos Lumínicus. Viajé con
otros compañeros hasta la región Oriental. Allí, casi en el hocico de nuestro
Caimán, que visto desde el avión se comprueba que es enteramente verde, conocí
a las mujeres y hombres del níquel, y del Instituto Superior Minero Metalúrgico
de Moa. A pesar del polvo rojizo que flotaba en el aire, todo el tiempo tuve la
impresión de encontrarme en un día sin noche, donde gracias a los Homos
Lumínicus que allí habitan, nunca tuve la sensación de extrañeza que se siente
al partir de nuestra Patria Chica, puesto que la luz que emitían hizo de la
noche una mañana luminosa.
También
encontré una elevada cantidad de lúmenes entre las compañeras y compañeros que
componían nuestra Delegación de Evaluadores del Ministerio de Educación
Superior. Nuevas amistades que aspiro a mantener por el tiempo de vida que
tengo asignado. Fueron días maravillosos que nunca olvidaré, y que han motivado
estás reflexiones, que no pasan de ser un conjunto de pensamientos que me
afloraron desde la raíz del músculo cardíaco. Gracias, a todos los que
motivaron este ejercicio intelectual, al cual no se muy bien si llamarle
todavía crónica.
El
sábado, parafraseando al Apóstol, sin sacudirme aún el Polvo Rojo de Moa,
marché junto a mi niño en el Desfile del 1º de Mayo, y mirando los rostros de
mis coterráneos percibí en ellos el mismo halo de luminosidad que despedían los
hombres del níquel. Corroboré, como creo que estoy haciendo desde que abrí los
ojos en mi gentil Yucayo, que sin temor a caer en chovinismos estúpidos, Cuba
es un país de Homos Lumínicus. Gracias a los que compartieron conmigo su luz en estos
días. Creo que ellos me han ayudado a encaminarme por la senda de mejorar mi
estirpe de hombre.
El inagotable;
ResponderEliminarJa ja. Edu, Seguramente nuestros gustos literarios son tambien, como en el cine, muy semejantes. "Diez Minutos de Parada " es el titulo de esa historia de Azorin que mencionas.
Un titulo que aprovechaban los muchachos de preuniversitario de mi epoca para hacer gala de agudeza mental.
El inagotable:
ResponderEliminarDice Edu:
a encaminarme por la senda de mejorar mi estirpe de hombre.
----------------
Ja,Ja. Si Edu, El guerrillero- dijo Che- se encuentra en el escalon mas alto de la especie humana... Pero Ursula agegra aquello de que
"La decadencia de la familia Buendia son los grandes proyectos" ... aunque luego, echandole una mirada al pequennito agregara: "Y este , si dios me da fuerzas, sera Papa"
El inagotable:
ResponderEliminarPienso que personalidades como Jose Marti son seres de luz que vienen al mundo uno a uno, cada cien annos. No se me ocurre ahora ninguno otro que pueda igualar su mensaje.
Ampliando lo de antes:
El el blog de Edu.
El inagotable:
Dice Edu:
a encaminarme por la senda de mejorar mi estirpe de hombre.
----------------
Ja,Ja. Si Edu, El guerrillero- dijo Che- se encuentra en el escalon mas alto de la especie humana... Pero Ursula agrega aquello de que
"La decadencia de la estirpe de los Buendia son los grandes proyectos" ... aunque luego, echandole una mirada al pequennito agregara: "Y este , si Dios me da fuerzas, sera Papa"
---- Por ultimo, recuerda aquel personaje que mirando al chiquillo con cola de cerdo
anota finanlmente que las estirpes condenadas a cien annos de soledad no
tienen una segunda oportunidad sobre la tierra.
Hola Edu.Na',solo sali a ciberpasear y me dije:por que no dejarle un saludito al matancero y desearle suerte en su empe~o?
ResponderEliminarY eso es lo que hago ahora,felicitarte por tu nuevo blog y desearte suerte. No te digo que vendre frecuentemente por aqui pues tu sabes que a mi me gusta la polemica y por lo que veo tu blog no sera de ese corte,algo que estas en tu derecho de hacer si asi lo consideras.
En fin,suerte socio,mucha suerte.
Saludos.