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Foto de Kaloian en Cubadebate |
Por Eduardo
Hace algún
tiempo mi amigo Tatu, sostuvo en las páginas de la
Joven Cuba, un debate acalorado con una abogada
cubana de la etnia negra, que se ha convertido en una de las ciber disidentes de
la llamada oposición en la isla. En esa ocasión escribí un largo artículo en el
blog del cual provengo, y del cual extraigo ahora los elementos esenciales,
retirando algunas anécdotas de tipo familiar, que pienso que no aportarían nada
significativo a la nueva versión. Mi
motivación la constituye la noticia publicada en el periódico Granma, hoy 17 de
junio de 2011, acerca del reconocimiento del Sistema de Organizaciones de las
Naciones Unidas, a los avances de Cuba en la lucha contra el racismo y la
discriminación racial.
(http://www.granma.cubaweb.cu/2011/06/17/cubamundo/artic03.html)
¿Y tú que haces aquí?
Pregunta del Comandante en Jefe Fidel Castro al
único mercenario negro de la
Brigada 2506.
Hoy deseaba
dedicar un post a la infame inclusión de Cuba, por parte del gobierno yanqui,
en una espuria lista donde mi Patria clasifica entre los países practicantes
del inmundo tráfico de personas. Sin embargo, la lectura del artículo de Tatu
acerca de Laritza Diversent, así como la respuesta de la joven abogada, me motivó
a cambiar el tema a abordar en mis comentarios, y referirme a un tema que
conozco bien de cerca, y del que he leído un poquito, la cuestión racial en
Cuba.
Me motiva
asimismo la novedosa aparición de líderes negros dentro de la contrarrevolución
cubana, que paradójicamente ha sido heredera de las tendencias más
reaccionarias del pensamiento político cubano, lo cual incluye la
discriminación al sector negro y mestizo de nuestra población. En nuestras
guerras libertarias, el sector dirigente de la burguesía nacional, encabezado
por Carlos Manuel de Céspedes, fue más lejos que ningún otro grupo
revolucionario en la historia de América. Desde que se inició la lucha en la Demajagua, Céspedes
otorgó la libertad a sus esclavos propios, y los llamó hermanos, y días
después, ya en sus funciones de Jefe de la Revolución decretó la Abolición de la Esclavitud en el
territorio de la República
en Armas.
Sin embargo,
en los EEUU, la constitución emergida de la Revolución y vigente
hasta el día de hoy, no incluía como ciudadanos a los millones de negros
esclavos distribuidos por todo el territorio de la Unión. La historia desde
ese momento histórico, hasta el ascenso del Presidente Barak Obama al poder es
bien conocida. La Guerra
de Secesión, los linchamientos, el Ku Kux Klan, los Blacks Panthers, la lucha
de Martin Luther King Jr. y el Movimiento de los Derechos Civiles, y todo el
largo camino de luchas del pueblo negro de los EEUU, que no ha logrado remover
las bases del racismo en el país imperial. El incremento de organizaciones
racistas y fascistas, que ya no solo atacan a los negros, sino que ahora
dirigen sus agresiones a la población de origen hispano (muchos de los cuáles
también son negros), es una de las tendencias actuales del entramado político
social de los EEUU.
Existe una
película norteamericana llamada Glory, protagonizada por Denzel Washintong,
Morgan Freeman, Mathew Broderick y otros muchos grandes actores
norteamericanos, que cuenta la historia del primer Regimiento del Ejército de
los Estados Unidos, formado única y enteramente por soldados negros. Hay una
escena en la que los oficiales blancos proponen al personaje de Morgan Freeman
para el ascenso a oficial, y este no puede efectuarse, porque los negros solo
podían ascender hasta el grado de sargento. En contraposición histórica, en
nuestras guerras independentistas, una pléyade de jefes militares salidos del
sector negro y mulato de la población, gracias a sus dotes militares alcanzó
las más altas graduaciones dentro de la jerarquía militar del Ejército Mambí.
Destacan entre ellos los Generales Antonio, José y Rafael Maceo, Guillermo
Moncada, Flor Crombet (descendiente de emigrantes franco haitianos como la
abogada Laritza), Quintín Banderas, Agustín Cebreco, y muchos más.
Y no solo hubo
Generales negros, hubo Coroneles, Tenientes Coroneles, Comandantes, Capitanes,
y de todos los rangos existentes en la
organización militar del Ejército Libertador. ¿Y los soldados? La cantidad de
antiguos esclavos de nación y criollos incorporados al Ejército Mambí era tan
grande, que al firmarse el Pacto del Zanjón, si bien España no abolió la
esclavitud en Cuba hasta 1880, tuvo que admitir que todos los negros que habían
luchado en el bando de la
Revolución fuesen declarados libres.
En la mayoría
de los casos, los oficiales y soldados blancos, no solo obedecían fielmente a
sus Jefes negros, sino que los
idolatraban. La historia recoge, que durante la estancia de Maceo en la Habana, eran los famosos
“Tacos” de la acera del Louvre, hijos en su mayoría de la alta burguesía
habanera, quienes servían de escolta voluntaria al Titán de Bronce en sus
paseos por la
Capital. Algunos de ellos, incorporados posteriormente a la
lucha en la manigua, formaron parte de su escolta. Es conocida la anécdota del
capitán de la raza blanca, que se interpuso entre Maceo y un disparo realizado
por un soldado español. Aquel héroe antes de morir le pudo decir a su querido
Jefe, -Nos vemos en el otro mundo General.
En el crisol
de nuestras luchas independentistas, aunque no se puede afirmar que todo fuera
color de rosa, y que no existieran sentimientos racistas, por parte de altos
oficiales blancos, todos fuimos cubanos, más que negros, blancos, mulatos o
chinos, que también los hubo en buena cantidad. Sin embargo, en el bando de
España, los negros peleaban en los “Leales Batallones de Pardos y Morenos”. Al
desembarcar los yanquis por en la zona oriental, algunos mambises testimonian
que se sorprendieron al encontrarse que en las tropas yanquis del contingente
expedicionario, los negros combatían en unidades diferentes a las de los
blancos. El avituallamiento de las mismas y el trato recibido por parte de la
oficialidad gringa a estas tropas, también era bien diferenciado.
Después, con
el establecimiento de la Seudo
república, y la disolución del Glorioso Ejército Libertador de Cuba, tanto la
caricatura de país que se creó con la asesoría yanqui, y el ejército títere de
ocupación en su propia tierra, copiaron la estructura segregacionista del
ejército norteamericano y del estado
yanqui de la época. Fueron los años tristes en los que al General de Tres
Guerras, Quintín Banderas, que había combatido como pocos por la libertad de la Patria, el títere de
Estrada Palma le ofreció un puesto de cartero, mientras los Generales y
Coroneles blancos, con muchos menos méritos que él, ocupaban los altos mandos y
principales jefaturas del elitista Ejército Nacional.
Este año, en
Cuba celebraremos el centenario del genocidio cometido por las oligarquías al
servicio del imperio sobre los participantes en el levantamiento del Partido de
los Independientes de Color. Ya se han estado dedicando programas de nuestra
TV, a tan significativa efeméride de la historia nacional. Entre los análisis
realizados se encuentra el como y el porqué, un líder negro independentista, Martín
Morúa Delgado, fue utilizado por la oligarquía para redactar la controvertida
Ley Morúa, que fue el detonante de la revuelta de los Independientes. Estos
eran, casi en su totalidad antiguos mambises, que no habían recibido el trato
justo de sus antiguos compañeros de trinchera, y llevaron sobre sus hombros la
carga mayor de la segregación racial de la naciente república neocolonial.
En Matanzas
antes del triunfo de la
Revolución los negros debían “sacarle la rosca” al Parque de la Libertad por la acera
perimetral, mientras que los que aparentaban ser blancos, paseaban alrededor de
la retreta y de la glorieta. Mi papá, que es mulato descendiente de mulato y
china en segunda generación, no podía, aunque quisiera, bailar en el Liceo de
Matanzas. Tenía, los fines de semana, que ir a bailar a la Unión Matancera,
que era la Sociedad
de Negros y Mulatos. Cuando mi padre trataba, asimismo de entrar a la Playa de Bueyvaca, que
pertenecía al Matanzas Tennis Club, el guardajurado no lo dejaba entrar por ser
prieto.
Es verdad que
existieron profesionales negros en las tres Universidades cubanas de entonces,
pero se podían contar con los dedos de las manos. Para lograrlo debían contar
con dinero e influencias. El colmo del racismo de aquella sociedad, es que los
burgueses del Havana Country Club, no querían aceptar al tirano Batista como
miembro del mismo, pero no porque fuera un asesino, sino porque era negro.
Este post
lleva sentimientos encontrados, puesto que mi familia mestiza como o lo soy, me
crió en el amor a mis hermanos, independientemente del color de la piel. Sin
embargo ahora se quiere esgrimir y atacar a la Revolución Cubana
a través del tema racial. Es como si necesitáramos encontrar un Obamita a toda
costa. Y algunos de estos compatriotas son más reaccionarios que los blancos
contrarrevolucionarios. Uno de los reclamantes en este blog (La joven Cuba) llamó
a Laritza, Abogada Afrocubana, y eso me dio una indignación muy grande, porque
ese término en nuestro país solo se empleaba en términos culturales. Es decir
en referencia a la herencia cultural cubana de origen africana. Los cubanos
somos una sola nacionalidad, multiétnica y multicultural, pero somos
simplemente eso, cubanos.
Sin embargo la
contrarrevolución copia hasta los términos de sus amos del norte. Nunca entendí
porqué los negros norteamericano son llamados afroamericans, cuando son tan
estadounidenses como los WASP (Whites Anglos Saxons and Protestans). Como no
entendía cuando en una discusión con unos andaluces, ellos me aseguraban que
Mariah Carey era negra, siendo algunos de ellos más prietos que Mariah. Como
tampoco me trago esos videos “Afroamericans” y esas películas, donde las
estrella de cine, si son negros nunca se emparejan con las blancas, así sean
personas tan conocidas como Denzel Washintong, o Eddie Murphy. Esas
clasificaciones raciales sobrarán siempre, ahora que se ha demostrado a través
del estudio del Mapa del Genoma Humano, que la palabra raza es un error cuando
se analiza al Homo Sapiens Sapiens, y que hablar de ese término biológico, en
el ser humano no tiene sentido, porque las diferencias entre los grupos
étnicos, son tan pequeñas que las razas humanas no existen.
Ya lo dijo el
Apóstol, “Hombre es más que blanco, más que negro, más que mulato, dígase
hombre”. Usar el arma del racismo y los prejuicios raciales, por algunos
cubanos negros en contra de la
Revolución, no solo es una deslealtad con el proceso que
garantizó la igualdad de oportunidades a los cubanos de todo tipo, sino una
muestra de lo mucho que la filosofía del individualismo y el egoísmo es capaz
de inducir en aquellos cuyo egocentrismo les hace creer que son los Mesías
llamados a la destrucción de la Sodoma Comunista. A todos ellos yo les
contrapongo los grandes líderes negros de esta Revolución, como Almeida, Lazo,
Lázaro Peña, que dedicaron su vida a luchar y trabajar por el bien de sus
semejantes, ajenos a cualquier tipo de falso protagonismo y liderazgos
mediáticos.
Más allá de
los traidores que han ocultado su cara oportunista con el ropaje de
Revolucionario, lo esencial son los principios. De traidores y flojos está
llena la historia de la humanidad, pero como decía Martí a través de Meñique
“Todos los pícaros son tontos, los buenos son los que ganan, a la larga”.
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