Software Libre o Software Propietario, ¡He ahí el Dilema!

 Por Eduardo

La Dirección de la Universidad de Matanzas ha orientado que todos los componentes de la misma efectúen la migración de todos los servicios informáticos de la institución a plataformas de software no propietario. Esta medida no me toma por sorpresa, ni seré de los más afectados por la misma. Desde hace ya varios años tomé la decisión de prescindir del Windows de Microsoft para la computadora en la que habitualmente trabajo. Mantengo el Windows XP en una partición debido a que no he encontrado la versión libre del programa ANSYS, que necesito para realizar mis análisis estructurales mediante el método de Elementos Finitos. Hace unos días recibí la grata noticia de que uno de mis compañeros ha logrado acceder a un software similar al ANSYS en plataforma no propietaria, pero todavía no he logrado el instalador. Cuando lo tenga en mis manos, podría liberarme al fin de la Dictadura de Bill Gates.

Cuando comencé a trabajar la computación a mediados de los años 80, las primeras PC que arribaron a la UMCC no poseían disco duro. Normalmente, cada usuario llevaba consigo una caja con discos de 5 pulgadas y media, al menos una de las cuales era un sistema operativo. Mis computadoras favoritas eran las japonesas NEC, por tanto debía poseer un disco con el sistema operativo N88, necesario para poder trabajar en ellas. La razón de mi preferencia por las NEC se debía a que la resolución de sus pantallas era muy superior a las máquinas LTEL 24 que poseían la tecnología IBM, y que funcionaban con los sistemas operativos PC DOS, y el entonces incipiente y todavía poco poderoso MS DOS. Eran los años en que los japoneses llegaron a comprar muchos edificios emblemáticos de New York y algunas de las compañías cinematográficas de los EEUU. Eso sin contar que un número considerable de fábricas automovilísticas en el mismísimo Detroit, comenzaron a fabricar los Toyota y los Honda. Pero toda esta situación cambiaría a favor de la economía yanqui, y sobre todo a favor de Microsoft.

Un día comencé a apreciar que cada vez quedaban menos NEC japonesas en los laboratorios de computación, y se incrementaban las computadoras que empleaban el MS DOS. Esa fue mi primera migración en software. La segunda fue cuando me vi precisado a abandonar mi cartera de software de tecnología soldadura y ciencia de materiales, muchos de ellos programados por nosotros mismos en MS DOS Basic, en la época en que saber de computación implicaba saber programar, por las bondades de la plataforma gráfica de Gates y Allen en su versión 3.1 y 3.11.

No supe nada de Steve Jobs y Stephen Wozniak, fundadores de la Apple hasta que un día recibimos de España una donación de computadoras con una manzanita mordida por un costado, y con un sistema operativo, que a todas luces era Microsoft Windows 3.1, porque hasta los iconitos de las aplicaciones eran iguales, pero presentaba serios problemas de compatibilidad con los archivos de Windows. Un amigo entonces me contó la historia de que Apple (de ahí lo de la manzanita) era la empresa que había logrado la versión más completa del sistema operativo que después sería Windows, pero que Bill Gates se la apropió, por no muy transparentes manejos, pero que anteriormente Steve Job le había hecho algo similar, es decir que se lo había robado, a una empresa llamada Xerox, y que por tanto, por aquello de “ladrón que roba a otro ladrón” y que “entre pillos anda el juego”, no debíamos preocuparnos mucho de esa historia de los lobos del capital metiéndose zancadillas los unos a los otros; sino que debíamos apropiarnos del empleo del software en beneficio de Cuba y su educación. Alguna cosa útil debíamos sacar del bloqueo.

Sin embargo años después comencé a leer informaciones de que en el MIT había un señor finlandés llamado Linus Torvald, que había producido el núcleo de un nuevo sistema operativo llamado Linux, y que estaba imponiéndose debido a que a diferencia del Microsoft Windows sus líneas de programación no estaban encriptadas y compiladas, sino que cualquiera que poseyera el mencionado OS, podía situándose sobre cualquier fichero componente del mismo, abrirlo y ver su código de programación, y en caso de desearlo hasta modificarlo. De esa manera aparecieron las principales distribuciones de Linux conocidas hoy día. Mi favorita es la Ubuntu, de la cual poseo instaladores desde su versión 8.04. También tuve conocimiento acerca de las ideas de un pensador y programador brillante llamado Richard Stallman, que proclamaba mediante su fundación GNUX la creación de toda una familia de programas para ser usados en el entonces recién creado sistema operativo Linux.

No me detendré en las eternas discrepancias entre las fortalezas y debilidades de los softwares propietarios con respeto a los libres y viceversa. Solo recalcaré la idea de que para Cuba es un problema de seguridad económica, estrategia y quizás hasta de seguridad nacional. Algunas personas sospechan, quizás con justificada razón, que detrás de los códigos ocultos de las diferentes versiones de Windows, se esconde algo más que un simple interés de protección comercial.

En nuestro país la migración lleva sobre todo romper la dictadura de Microsoft, la cual se ha impuesto en la isla, a pesar de que esta empresa es una de la que con más fuerza se ha sumado al bloqueo contra Cuba. Y hay que resolver muchos problemas como serían la existencia de repositorios para las actualizaciones de seguridad, porque las velocidades de los que acceden en la actualidad a Internet dentro de la isla no permiten descargarlas directamente desde la red de redes. Otro problema sería el empleo de distribuciones de Linux que permitan su empleo en máquinas de pocas prestaciones, como las máquinas promedio en la UMCC (celerón de hasta 2 GH y 256 MB de RAM), los problemas de compatibilidad con los softwares de Windows, la protección contra programas malignos, y sobre todo la obtención de software profesional de calidad que corra sobre Linux. En el caso de los navegadores y software ofimático las diferencias a la hora de migrar no son significativas.

La Universidad de las Ciencias Informáticas trabaja en el Nova, distribución de Linux Cubano, pero todavía ese producto no posee la calidad reconocida en los Ubuntu, Open Suce o Red Hat, por citar algunos. Por lo pronto, el día 8 de junio nuestra Universidad realizará el Taller de Migración al Software libre. Esperamos que de él salgan ideas claras de cómo enfrentar este importante reto.