Cuando participaba en mi condición de dirigente de la FEU,
en numerosas reuniones de Balance de nuestra gloriosa y querida organización,
como ahora ustedes, soñábamos en conquistar el cielo por asalto. Tal y como
corresponde a la juventud de cada tiempo, reclamábamos mayor protagonismo en la
construcción del socialismo, y no pocas veces nos creímos poseedores de toda la
verdad.
Muchos de nuestros padres y abuelos comentaban quizás;
como algunos de nosotros ahora: - Yo no sé adónde iremos a parar, esta juventud
está perdida. Sin embargo, la juventud cubana de mi generación, supo estar a la
altura del papel histórico que le correspondía, cuando acudió en un número
superior a los 250 000 efectivos, a defender la independencia de Angola, y
propinarles a los racistas Sudafricanos en Donguena, Calueque, y Cuito
Cuanavale, una costosa derrota militar que condujo al final del oprobioso
régimen del Apartheid, en las lejanas y sufridas tierras del continente del
cual provienen muchos de nuestros ancestros.
En 1989 comenzó el doloroso proceso que nuestro
Comandante en Jefe calificó como el “desmerengamiento” del campo socialista, que
dio inicio por la sedición del Sindicato polaco “Solidaridad”, pasó por el derrumbe
del muro de Berlín, y culminó con la desintegración de la hasta entonces para
nosotros paradigmática e invencible Unión Soviética. Fueron años en que la
derecha acudió a todas sus mañas y armas para destruir el Socialismo.
Un Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, condujo al gran país de los Soviet a una pretendida modernización del sistema socialista, conocida por su nombre en ruso de Perestroika, que resultó a la postre la rendición de las banderas rojas de la Revolución de Octubre, al imperialismo yanqui y sus acólitos europeos. Otro traidor y oportunista, Boris Yeltsin asaltaba con blindados y artillería, el parlamento de la Federación Rusa, y masacraba a más de 150 parlamentarios comunistas.
Un Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, condujo al gran país de los Soviet a una pretendida modernización del sistema socialista, conocida por su nombre en ruso de Perestroika, que resultó a la postre la rendición de las banderas rojas de la Revolución de Octubre, al imperialismo yanqui y sus acólitos europeos. Otro traidor y oportunista, Boris Yeltsin asaltaba con blindados y artillería, el parlamento de la Federación Rusa, y masacraba a más de 150 parlamentarios comunistas.
Por aquellos días fuimos citados a la ya por entonces
recién inaugurada Sala de Video, donde se nos proyectaría un video del
Comandante en Jefe. Esta proyección ocurrió meses antes del Discurso en
Camagüey, donde Fidel anunció que si desaparecía la URSS, los cubanos resistiríamos,
y seguiríamos defendiendo el Socialismo. No sabemos si se conservará copia de
ese video de una sesión de trabajo del Pleno del Comité Central del Partido. Fidel,
quien había por aquellos días, regresado de una gira por los países
socialistas, realizó con su visión de futuro, un análisis exhaustivo de los
acontecimientos que venía teniendo lugar en el campo socialista, y las posibles
consecuencias que los mismos tendrían en la supervivencia de la Revolución
Cubana. Como de costumbre habló largo y tendido. Al culminar pronunció una
frase que quedó grabada en mi memoria hasta el día de hoy.
Expresaba entonces nuestro máximo líder:
- - El socialismo está en crisis, digo más, está en tinieblas, pero en medio de esa oscuridad hay una luz que brilla con luz propia y con toda intensidad, esa es la estrella de la bandera cubana.
Los miembros de la FEU y la Unión de Jóvenes Comunistas
de la Universidad de Matanzas salimos al combate, y conjuntamente con toda la
juventud cubana resistimos y vencimos la dura prueba del Período Especial. Cada
año que soportamos fue una victoria de la Revolución Cubana. Las consignas de
“Sí por Cuba”, “31 y palante”, “32 y más palante”, “con Cuba para todos los
tiempos”, no se quedaron en vanas voces lanzadas al aire. No teníamos leche
para los becados y creamos una vaquería, no teníamos viandas para el almuerzo y
nos fuimos a la “Finca” a producirlas, todos unidos, estudiantes y profesores.
Nuestra merienda fueron los platicos de col, y nuestro refresco infusiones de
cuanta yerba pudieran imaginarse, incluyendo la de cañandonga. Nuestras
computadoras no funcionaban porque los apagones eran de 14 a 16 horas, e
incrementaron nuestros estudiantes las horas de estudio y el empleo de los
medios tradicionales. Por aquellos días cada cubano repetía la canción de
Silvio “El Necio” como un himno de combate y victoria.
Y vencimos compañeros. A pesar de la esperanza de los
imperialistas norteamericanos, de que Cuba cayese como una ficha más de su
nefasto “efecto dominó”, nuestra isla irredenta salvó para la humanidad las
banderas del socialismo. Si el pueblo cubano, ante una situación tal de crisis,
hubiese flaqueado en esa hora negra de la historia de la humanidad, en la que
el famoso científico norteamericano de origen japonés Francis Fukuyama, cacareaba
a los cuatro vientos el “Fin de la historia”; hoy no tendríamos la Revolución
Bolivariana en Venezuela, ni la Revolución Ciudadana en Ecuador, ni un
presidente indio en Bolivia, ni los mecanismos regionales de integración como
el ALBA, Mercosur, la CELAC, Grupo de Río, y seguiríamos siendo el Patio
Trasero de los Imperialistas Yanquis.
Nosotros, quienes envidiábamos sanamente a nuestros
héroes eternos de la FEU como Mella, Trejo, Roa, Pablo, Frutuoso, Carbó, José
Antonio, también hicimos, quizás sin pretenderlo, la historia de nuestra
Patria. Hoy estamos celebrando este VIII Congreso, en esta nuestra Universidad,
porque los niños que crecieron viendo los muñequitos rusos en televisores en
blanco y negro, calzaban kikos plásticos y comían carne rusa, conjuntamente con
sus padres y abuelos salvaron la Patria para las futuras generaciones de
cubanos, que no son otros que ustedes mismos.
Ustedes, mis queridos estudiantes de la FEU de nuestros
días, son nuestro relevo. En ustedes depositamos nuestras esperanzas más
profundas, de que lograrán preservar el socialismo en nuestra amada Patria, lo
cual pasa por la defensa de la soberanía nacional, y la construcción de ese
Socialismo Próspero y Sustentable al que todos aspiramos, y donde se cumpla a
cabalidad la fórmula socialista de “De cada cual según su capacidad, y a cada
cual según su trabajo”. Confiamos en ustedes, porque como ya les dijes, vienen
de una estirpe de luchadores y de vencedores.
El enemigo apuesta a que a través de su avalancha de mercanchinflería
mediática, lograrán borrar de sus mentes y de sus corazones, el amor a la
Patria, a la Revolución, a Fidel, al Partido, y sobre todo persigue que olviden
la gloriosa historia de casi 145 años de lucha ininterrumpida por la
independencia nacional. Para lograr su objetivo, el imperio emplea todo su
poder económico y sus medios masivos de desinformación.
El gobierno de George W. Bush, en sus dos períodos de gobierno destinó a la subversión en contra de nuestro proceso revolucionario 116 millones de dólares. El Presidente Obama en su primer mandato sobrepasó la cifra funesta con 124 millones de dólares. El actual inquilino de la Casa Blanca, en su nueva estrategia denominada Carril 2 de la Ley Torricelly “Multiplicado” ha definido 12 sectores de la población cubana a los que deben ir dirigidos la labor de subversión.
El gobierno de George W. Bush, en sus dos períodos de gobierno destinó a la subversión en contra de nuestro proceso revolucionario 116 millones de dólares. El Presidente Obama en su primer mandato sobrepasó la cifra funesta con 124 millones de dólares. El actual inquilino de la Casa Blanca, en su nueva estrategia denominada Carril 2 de la Ley Torricelly “Multiplicado” ha definido 12 sectores de la población cubana a los que deben ir dirigidos la labor de subversión.
En primer lugar aparece la Juventud, y posteriormente se
particulariza en un orden general “los estudiantes”, y con carácter prioritario
“los universitarios”. Es por ello que los dirigentes de la FEU deben asumir su
papel de líderes dentro de la comunidad universitaria.
Si tomamos en cuenta que el principal deber de un
estudiante universitario para con la sociedad lo constituye el formarse como un
profesional revolucionario comprometido con el país y el Socialismo, el alfa y
la omega de los análisis en el seno de la brigada, deben estar dirigidos a los resultados
de la docencia, el aprovechamiento escolar de cada uno de nuestros estudiantes,
su participación en las tareas del Proyecto Educativo, y en las actividades
culturales, deportivas, políticas, y patriótico militares. El dirigente de la
FEU, que no combate las actitudes incorrectas de sus compañeros no será nunca
un verdadero líder.
Si en una Brigada de la FEU, al estudiante de mejores
resultados docentes, al de más posibilidades, que a la vez no asume el
liderazgo que le corresponde, no contribuye a que su Universidad y la FEU
avancen, posteriormente se le evalúa como el estudiante más integral de la misma,
estaríamos violando los principios de la emulación socialista que defendía el
Che. No basta con llevar al Guerrillero Heroico en el pulóver, en una foto, en
una cartera, o proclamarse Guevariano. Hay que practicar como él la ciencia del
ejemplo, como la cualidad primordial de un joven comunista.
El joven cubano de estos tiempos, si se considera
verdaderamente revolucionario, debe saber que las mejores cosas que ha hecho la
humanidad han sido impulsadas por supremos ideales, nunca la motivación fue en
ningún caso el lucro o la ganancia monetaria. Martí padeció hambre en Nueva
York, llevando en sus bolsillos el dinero de la Revolución, sin tocar jamás un
centavo. Los que fundaron la nación cubana, abandonaron propiedades, fincas,
familias, y todo cuanto poseían por lograr la independencia nacional. La
promoción de los valores del mercado, y del amor al dinero, no podrían ser
jamás los paradigmas de un miembro de la Federación Estudiantil Universitaria.
A contrapelo del desarrollo de las nuevas tecnologías, un
liderazgo no se construye por Correo Electrónico, o enviando SMS. Hasta ahora
nada ha podido sustituir el trabajo hombre a hombre. Los estudiantes deben
conocer a sus dirigentes. Eso solo se consigue intercambiando con los mismos,
cara a cara, de frente, y mirándole a los ojos. Las nuevas tecnologías deben
constituir una herramienta para la propaganda política, pero no deben sustituir
el diálogo y el intercambio. Fidel conocía personalmente, a todos los que el 26
de julio de 1953 lo acompañaron en la epopeya del Moncada.
El dirigente de la FEU además debe constituirse en
portavoz de sus compañeros de aula. Él es el vínculo de sus condiscípulos con
la administración de la Universidad. Cuando un Jefe de Brigada no asiste a una
reunión de colectivo de año, o no tramita las inquietudes de los estudiantes
que les eligieron, con los cuadros a todos los niveles de la Universidad, no
solamente está incumpliendo sus deberes como dirigente de la FEU, sino que está
faltando a la confianza de quienes confiaron en su liderazgo.
El VIII Congreso culmina hoy en la Universidad de
Matanzas, y muchas ideas se han intercambiado en estos días. La mayoría de los
planteamientos han recibido respuesta, y aunque todavía queden
insatisfacciones, y mañana surjan nuevas interrogantes, porque necesariamente
toda obra humana siempre contendrá imperfecciones; el reto fundamental es que
el espacio de debate que se ha creado no desaparezca. En las manos de todos
ustedes, está la misión de transmitir a sus compañeros lo que por estos días se
ha debatido en las Comisiones y la Sesión Plenaria.
Del medular ensayo del Che “El Socialismo y el hombre en
Cuba” retomamos sus conclusiones finales:
Nuestro sacrificio es consciente;
cuota para pagar la libertad que construimos.
El camino es largo y desconocido en
parte; conocemos nuestras limitaciones. Haremos el hombre del siglo XXI:
nosotros mismos.
Nos forjaremos en la acción
cotidiana, creando un hombre nuevo con una nueva técnica.
La personalidad juega el papel de
movilización y dirección en cuanto que encarna las más altas virtudes y
aspiraciones del pueblo y no se separa de la ruta.
Quien abre el camino es el grupo de
vanguardia, los mejores entre los buenos, el Partido.
La arcilla fundamental de nuestra
obra es la juventud, en ella depositamos nuestra esperanza y la preparamos para
tomar de nuestras manos la bandera.
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