Prohibido olvidar a nuestros mártires y víctimas.

Nancy Pavón perdió su pie derecho en el ataque a Boca de Samá

 Por Eduardo

Anónimo:

Recuerda que en los años 60 y 70 la contrarrevolución en Cuba cometió barbaridades como el sabotaje al Encanto, la Coubre, la invasión mercenaria por Girón, ataque a pueblos como Boca de Samá, con sus respectivas cargas de muertos y heridos, guerras bacteriológicas como la epidemia de dengue que mató más de trescientos niños, las bandas de alzados en todas las provincias que ahorcaban, cortaban huevos, sacaban ojos, violaban guajiritas y otras salvajadas de tal naturaleza. Nos volaron en el 76 el avión de Barbados lleno de jóvenes deportistas en la flor de su vida, una de ellas Virgen Felizola de solo 18 años (una de esas “negritas” que mencionó el asesino Orlando Bosh). Otra de nuestras muchachas de Barbados, rubia de ojos azules, linda como un sol, Nancy Uranga, murió estando embarazada. De manera tal de que a los revolucionarios de la generación de mis padres no les podía mover otra cosa en relación con todo aquel que oliera a gusano que el más completo repudio.

El colmo de esta irracionalidad contrarrevolucionaria, la misma de los que hoy cierran calles en Venezuela, fue incendiar mediante un sabotaje, el Círculo Infantil Le Van Tanh repleto de niños en edad preescolar.

De niño participé en el entierro del pescador matancero Bienvenido Máuriz Días, un hombre humilde del pueblo, padre de familia, asesinado mientras pescaba por terroristas de la ciudad donde vives. De un huevazo no se muere nadie. De las balas mercenarias al servicio de los yanquis han muerto más de 3000 cubanos y más de 2500 padecen mutilaciones y daños permanentes. Abandonar el país en aquellos años implicaba una toma de partido en algo tan serio como la independencia de la nación cubana.

Yo respeto la decisión de cada persona de vivir donde desee, pero salvando los casos de los que como Fernando, René, Ramón, Tony y Gerardo, un día marcharon a ese país con una misión de la Revolución con vistas a defender a nuestro pueblo, un revolucionario cubano prefiere vivir y morir en Cuba, asumiendo toda la carga de sacrificios que trae consigo vivir en esta isla invicta bloqueada y agredida, antes que ir a comer el plato de lentejas que ofrece el mismo país que nos trata de hacer desaparecer como país independiente.

En conclusión que lo que a ti pudiera parecerte una salvajada sin perdón de Dios, yo que era un niño prácticamente en aquellos años, y que para nada me solidarizo con la tiradera de huevos, lo considero una reacción natural del pueblo de Cuba ante aquellos que marchaban al país y específicamente a la ciudad desde donde partían las lanchas a ametrallar y bombardear pueblos y ciudades de nuestra Patria.

Del término exilio discrepo contigo. La mayoría de los que como tú viven allá, y van y vienen a la isla, nunca hicieron nada por derribar el gobierno cubano. Es verdad que no se han lanzado a las calles de Miami a pedir el levantamiento del bloqueo a Cuba, y han admitido los desmanes de la Mafia Terrorista, pero no se les puede acusan de crimen de lesa Patria, toda vez que no han levantado su mano armada en contra de Cuba. Yo no puedo condenar a un compatriota porque no sea comunista, y no comulgue con mis ideas. Condeno a aquellos que nacidos en Cuba, como la cuadrilla de malnacidos que han llegado al Congreso de Yumilandia, empleando el dinero del imperio luchan por restituir el dominio de la Nueva Roma en la Perla de las Antillas.