Opinando sobre las nuevas medidas de la Aduana General.

Funcionario de la Aduana General de la República de Cuba

 Por Eduardo

Orlando:

No conozco un país en el mundo que no luche contra el contrabando. En los libros de historia de Cuba se cuenta, como los primeros criollos prácticamente vivieron de esta práctica que iba en contra de la política impositiva de la Corona, lo cual llevó inclusive a uno de los primeros conatos de rebelión de los descendientes de españoles en esta tierra, allá por las fértiles tierras de la comarca de Bayamo. Cuentan que llegaron inclusive los vecinos de la que después sería la cuna de nuestra nacionalidad, a desarmar a los soldados peninsulares y a encarcelar a su jefe un tal Melchor Suárez de Poago.

Yo soy del criterio de que en un futuro el país debería otorgar a personas naturales las facultades de importación que ahora poseen las empresas estatales, siempre y cuando paguen al país la cuota impositiva que corresponda. Pero esa ley en Cuba ahora no existe. Por tanto si tú viajas en cualquier medio de transporte, dígase avión o barco, o tren y pasas una frontera, y transportas mercancías más allá de lo que la lógica indica que puedan ser tus equipajes (incluyendo sobrepeso), y no posees licencia comercial que te ampare, estás transportando contrabando.

Hace unos años viajaba de regreso a Cuba y tuve que hacer una transferencia en el aeropuerto Charles de Gaulle, y cuando estoy en la cola para el despacho leo un cartel gigantesco que decía, que por solicitud del gobierno norteamericano (y esto fue así, lo vi yo, no me lo contaron); no se podían embarcar por ese aeropuerto un listado como de 30 cosas. Algo que incluye una pérdida de soberanía de Francia, y que pudiera interpretarse como un abuso de Yumilandia para los viajeros que pasan por la Ciudad Luz, no promueve, que yo haya sabido, el más mínimo comentario adverso. Ahora, basta con que salga una medida del gobierno cubano, para que por una o dos opiniones en un sitio de debate, la cataloguen de impopular.

Yo tuve que volar varias veces desde diferentes puntos hacia Cuba, con nuestros compatriotas dedicados al trapicheo internacional, y es una locura. Antes de que logres ocupar tu compartimiento de equipajes te lo llenan de paquetes. Yo tengo por costumbre que si la aerolínea dice 30 kg de equipaje, no cargo ni un adarme más. Y es que como siempre estoy loco por llegar a casa, no me gusta perder tiempo en gestiones aduanales.

En una de esas ocasiones, en un vuelo casi 100% nacional, cuando llego a mí compartimiento de equipajes lo veo lleno, y pregunto: - ¿De quién es esto? Y como nadie me respondía lo saqué y lo puse en el pasillo de la aeronave. Entonces saltó un compatriota me dice, - Coño socio, que eso es mío, que estoy en la lucha. A lo que yo respondí: - Compadre, yo lucho tanto como tú, pero ese espacio es para llevar los 7 kilogramos de tarequitos para mi familia que me tocan, así que los paquetes tuyos los acomodas en otra parte. Nada que los que abastecen a las Shoping Trapos, se les fue la catalina con el asunto del contrabando, que es eso, y no otra cosa.

Conozco de un caso que cuando pusieron la ley de pagar en CUC, los impuestos aduanales la segunda vez que se entrara por frontera, o su equivalente en pesos cubanos al cambio del CUC, un vecino mío le pagó los viajes y los trámites a varios otros vecinos para que viajaran en su lugar a Ecuador a transportar pacotilla. En conclusiones, que yo estoy de acuerdo con las medidas del gobierno, aunque respeto la opinión de cualquiera al respecto. Si no se controla el trapicheo de trapos por frontera, también pueden elevarse los riesgos del narcotráfico enmascarado en esa actividad ilícita (recuerda que la Mafia comenzó por el contrabando de alcohol en la época de la Ley Seca y hoy su principal ingreso son las drogas); o en el peor de los casos, de una agresión a Cuba, porque todavía los terroristas que ponen bombas en los hoteles cubanos, andan sueltos por las calles de Miami.