Los que nos lanzan piedras no están libres de pecado.

Fidel participa en el 1er Congreso de la Asociación
Cubana de Limitados Físico Motores (ACLIFIM)

 Por Eduardo

Anónimo:

Me sorprende que acuse al gobierno de Cuba de cobarde, cuando ningún otro representante de pueblo alguno en la tierra ha dado pruebas de valor como el nuestro. ¿Usted cree que a un gobierno que no cedió en principios ni ante la amenaza de la destrucción nuclear se le puede acusar de cobarde? Muchos de los que en octubre del año 1962 no cedieron ante la agresión yanqui son los que nos dirigen ahora, y aunque ya el paso de los años haya hecho mella en sus anatomías siguen siendo los mismos muchachos que un día enfrentaron a la muerte con las armas en la mano a la tiranía que arrancó la vida a más de 20000 cubanos en una población de solo 6 millones de habitantes.

Pero como evidentemente usted está muy preocupado por el accionar de Cuba en derechos humanos, le expondré algunas ideas relacionadas por el accionar hipócrita de la diplomacia del imperio. 

Los Estados Unidos de Norteamérica, porque que yo sepa también nosotros somos “de América”, no ha firmado en materia de Derechos Humanos, por ejemplo, la “Convención Internacional sobre la protección de todos los trabajadores migratorios y sus familiares”. Firmó pero nunca ratificó el “Pacto Internacional de Derechos Económicos, sociales y culturales”. No firmó ni ratificó el “Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Económicos, sociales y culturales”.

Aunque firmó y ratificó el “Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos”, no ha firmado ni ratificado nunca los dos Protocolos Facultativos del mencionado pacto, lo que equivale a decir que no tiene intención alguna de cumplir este compromiso internacional. No han firmado tampoco los norteamericanos la “Convención Internacional para la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas”, algo que con historias reveladas a todo el mundo de las cárceles secretas de la CIA, los presos en Guantánamo, las torturas en Abu Graid, las ejecuciones extrajudiciales que practican todo el mundo directa o indirectamente (Remember the “Plan Cóndor”), no creo que tengan la moral suficiente para firmarla algún día.

La “Convención contra todas las formas de discriminación contra la mujer”, la firmó pero nuca la ratificó. Tampoco firmó ni ratificó el Protocolo Facultativo asociado a la anterior convención. La Convención contra la tortura y otros tratos, o penas crueles, inhumanos, y degradantes, la firmó, pero nunca firmó o ratificó su protocolo facultativo. En la administración Bush se orinaron prácticamente arriba de ese protocolo. No lo digo yo, lo dicen las agencias de prensa internacionales, todavía se tortura en Guantánamo.

La “Convención sobre los derechos del niño”, la firmó Estados Unidos pero nunca la ratificó. Nunca ratificó además la “Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad”. Estados Unidos ha saboteado en la ONU las propuestas cubanas de incluir el acceso al agua, a la salud, a la educación, y a la alimentación como derechos humanos. Bueno aquí le dejo estas ideas como material de estudio. Usted dirá que hablaba de Cuba, no de los Estados Unidos, pero como usted es de los que se dedica a hacerle el trabajo sucio a los yumas, le recuerdo estos datos, para nunca olvide que los que atacan a Cuba, no tienen moral suficiente para acusarnos de nada, porque no cumplen jamás lo que proclaman de dientes para afuera.

Ahora que el señor Trump se repite la letanía que le soplan al oído los alabarderos de la Mafia anticubana de Miami, sobre las supuestas violaciones de los derechos humanos en Cuba, mientras su política de levantar muros y deportar minorías de países que él desprecia (“holeshit countries” según sus propias palabras), debería recordar la parábola bíblica de Jesús y los lapidadores de la mujer pecadora.