Cartas a mis niños. Comentarios sobre la Santa Biblia.

Por Eduardo

Estimados lectores:

Cuando por razones de trabajo, he debido alejarme de mi hijo y mis sobrinos durante mis estancias en el exterior, he tratado por todos los medios de seguir contribuyendo a su educación. Para ello empleo normalmente el Email, para transmitirles los tópicos que deseo abordarles en muy diversas temáticas. Tengo que confesar que en tal sentido he tratado siempre de emplear un lenguaje lo más sencillo posible, con el avieso propósito de pretender captar la atención de los chicos y poderles hacer llegar el mensaje que deseo transmitirles. Claro, que el tiempo ha pasado, y en la actualidad puedo abordar temas más complejos, porque a la edad que ya han alcanzado se suma el hecho de que todos son estudiantes talentosos.

Algunos amigos cariñosos me han recomendado la publicación de estos textos en forma de libro, basándose fundamentalmente en que trabajos de esta naturaleza no abundan en nuestra actualidad editorial. Quizás en mí, tenga un peso enorme la influencia que ejercieron durante mi niñez las lecturas de la Edad de Oro, regalo del Apóstol José Martí a los niños de América, y de las obras del gran cubano español Herminio Almendros. Pero lo cierto es que deseo algún día, si la vida me lo permite, dedicarme a escribir para los niños. En el día de hoy pongo a su consideración, un ejemplo de una de las misivas que transmití a mis hijos. Abordo en este caso mi visión personal acerca de la Biblia y algunos aspectos acerca de las semejanzas y diferencias entre las religiones cristiana y judaica.

Queridos niños míos:

Hace más de cien años, en vísperas de su caída en combate en Dos Ríos, nuestro Apóstol José Martí escribiría una carta a su hermano mexicano Manuel Mercado. En ella redactó estas líneas que les reproduzco a continuación:

"Ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber, puesto que lo entiendo, y tengo ánimos para realizarlo, de impedir a tiempo con la independencia de Cuba, que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos de América, y caigan con esa fuerza más sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy y haré es para eso, en silencio ha tenido que ser, y como indirectamente, porque hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas..."

Más adelante agregaba:

"Viví en el monstruo (así llamaba Martí a los Estados Unidos) y le conozco las entrañas, y mi honda es la de David".

Ahora bien, ¿Saben ustedes quién es ese David que menciona Martí en su carta?

Pues David es un personaje bíblico. Así se les llama a los personajes que aparecen en las historias que se cuentan en la Santa Biblia. La palabra Biblia se origina del vocablo griego biblos, que significa libro. Lo que implicaría que decir la Santa Biblia, sería equivalente a decir el Santo Libro. En esencia la Biblia es un libro muy importante para dos de las más grandes religiones de la actualidad.

¿Qué es una religión? Pues desde tiempos inmemoriales, los hombres atribuían a fenómenos que no podían explicarse en ese momento, como las erupciones volcánicas, las tempestades, el rayo, las sequías e inundaciones, las enfermedades, la muerte, y otros muchos más eventos naturales, como sucesos debidos a la voluntad de seres sobrenaturales a los que llamaron dioses.

Muchas de las religiones del mundo antiguo poseían un sinnúmero de dioses, como la antigua religión griega, de la cual conocen algunos de sus deidades, porque estos son personajes de algunas aventuras que han visto en nuestra televisión, como las protagonizadas por el héroe griego Hércules. Este tipo de religión de muchos dioses es denominada religión politeísta (poli en griego significa muchos) o panteísta, porque poseen todo un grupo o panteón de dioses.

Sin embargo, alrededor de 3000 años antes del supuesto nacimiento de Jesús de Nazareth (el más importante personaje bíblico), surgió en la región que hoy se conoce como Palestina la primera religión monoteísta de la historia que ha perdurado hasta nuestros días, la religión hebrea o judaica. Es a su vez la religión del pueblo de Israel, pueblo de origen semítico, como los árabes y los curdos, que habitó y habita la región del continente asiático anteriormente mencionada.

Para su conocimiento les cuento que el nombre Palestina viene del vocablo latino Pilistines (el latín era la lengua hablada por los antiguos romanos). Pilistines en el español actual significa Filisteos, que es el nombre de uno de los pueblos que habitaban el Medio Oriente Antiguo, y que son parte esencial de la historia que se relata en la Biblia.

El prefijo griego mono significa uno solo, por lo que sin son perspicaces se habrán dado cuenta de que la frase religión monoteísta significa religión de un solo Dios. Por tanto la religión hebrea o judaica era una religión en la que sus fieles o seguidores, solo reconocían la existencia de un dios único. Muchos años después, y como un desprendimiento de la religión hebraica aparece, en la misma tierra, la religión cristiana.

Como la religión cristiana se deriva de la hebrea, el Dios de los cristianos es el mismo Dios de los judíos o hebreos. Ese Dios recibe el nombre hebreo de Yavé, pero en español le nombramos con el nombre griego de Jehová.

Si tanto cristianos como hebreos adoran al mismo Dios, ¿que diferencia existe entonces entre ambas religiones? Aunque en la actualidad existen muchas iglesias cristianas, estas tienen en común el hecho de que se confiesan seguidores de Jesús de Nazareth, que para todas esas personas es hijo legítimo de Jehová, engendrado por obra y gracia del Espíritu Santo, en la persona de María, una joven mujer, que por no haber conocido carnalmente ningún hombre en el momento de la Santísima Concepción, es nombrada en el mundo entero como la Virgen María. En nuestras tierras de América la figura de la Virgen María adopta diferentes formas de acuerdo a la historia y la idiosincrasia de nuestros pueblos. En Cuba, la Virgen María es adorada en la imagen de la Santísima Virgen de la Caridad del Cobre. La Virgen de la Caridad es además, la Santa Patrona o Deidad Principal del pueblo de Cuba.

Es por eso que si los Judíos adoran únicamente a Jehová, los cristianos adoran a Dios en tres formas diferentes, Dios Padre (Jehová), Dios Hijo (Jesús de Nazareth), y el Espíritu Santo. Juntos forman la llamada Santísima Trinidad. Las tres entidades de la Trinidad, son partes indivisible de un Dios Único y su voluntad. Este es un concepto difícil de entender, aún para muchos seguidores de la religión cristiana, pero es uno de sus fundamentos esenciales.

La otra diferencia es que los hebreos esperan aún la llegada del Rey Ungido de los Hombres (Mesías en Hebreo, y Cristos en griego), el cual llegará a la tierra, para redimir a los hombres de sus pecados y librarlos del mal. Sin embargo para los cristianos con el nacimiento de Jesús ya se produjo la llegada del Mesías. Es por ello que a Jesús, que significa el Salvador, se le llama Jesús Cristo, que es lo mismo que decir el Mesías Salvador. De esa manera ser cristiano, significa ser seguidor de el Salvador de la Humanidad.

Según la ideología cristiana y las Santas Escrituras, que es otra de las maneras en que se denomina a la Biblia, Jesús, después de una vida de milagros y enseñanzas a sus seguidores, murió crucificado para redimir los pecados de los hombres (los antiguos romanos ejecutaban a las personas clavándoles las piernas y los brazos en una cruz de madera, donde los abandonaban hasta que fallecían). Al tercer día, según cuenta la Biblia, resucitó, es decir volvió a vivir, y subió al cielo convertido en Dios, donde vive con el Dios Padre Jehová, sentado a su derecha.

Una vez que les he explicado la diferencia entre las dos religiones, les continuaré hablando acerca de la Biblia. Ya les había dicho que es un libro sagrado, e importante para ambas religiones, sin embargo, en virtud de las diferencias entre ambos credos, las Biblias hebrea y cristiana tienen una diferencia importante entre ambas. Si se detienen a observar uno de los ejemplares de la Biblia que conservamos en nuestra casa observarán que estas Biblias, pertenecientes a las religiones cristianas, se dividen en dos grandes grupos de libros, porque la Biblia es en realidad una gran agrupación de libros.

El primero de los dos grupos recibe el nombre de Viejo Testamento. En este se encuentran los libros que cuentan, de acuerdo a la concepción de los hombres de entonces, el surgimiento del mundo y la humanidad, así como la historia del pueblo de Israel en aquellos lejanos tiempos.

El Nuevo Testamento, que es como se llama la segunda parte de la Biblia, contiene cuatro libros llamados Evangelios, que cuentan la vida y la obra de Jesús Cristo, y otro conjunto de libros en los que se fundamentan los principios de la doctrina de fe de las Iglesias Cristianas.

Los seguidores de la religión hebraica solo consideran como parte de la Biblia el Viejo Testamento, mientras que los cristianos de todas las denominaciones, reconocen como suyos tanto el Nuevo, como el Viejo Testamento.

A pesar de que los libros como la Santa Biblia fueron escritos hace miles de años, por hombres que poseían una concepción de los orígenes del mundo y de las leyes naturales que rigen la vida en la tierra, muy diferentes a las de los hombres de nuestros días, y que en muchas ocasiones, el desarrollo de la ciencia ha superado con creces, es incuestionable el valor literario, histórico y humanista de la Santa Biblia. De sus páginas he extraído a lo largo de los años un sinnúmero de enseñanzas.

Quiero transmitirles además que todo hombre o mujer tiene derecho a profesar cualquier religión, así como el derecho a no ser seguidor de ninguna idea religiosa. En ambos casos, cada persona en la tierra debe respetar la decisión que sus prójimos elijan al respecto. Si cuando sean hombres deciden no profesar la idea de la existencia de Dios, recuerden siempre que deben respetar la Santa Biblia de manera diferente al resto de los libros, porque para muchos millones de hombres en el mundo, ese libro es sagrado. Mostrando respeto por la Biblia de los cristianos, el Corán de los musulmanes, o el Talmud Judío, estarán mostrando también respeto por todos los creyentes de buena fe del mundo.

Espero que les haya gustado esta lección de hoy, y que la lean con todo el placer que he invertido en escribirla, para regalársela.

Ahora me despido.

Los quiere mucho papá, y tío

Eduardo 

Virgen de la Caridad del Cobre. Santa Patrona de Cuba.