Dios los crió, y el diablo los unió en contra de Cuba |
Por Eduardo
Desde hace algunos días deseaba redactar algunas líneas acerca de una
noticia que escuché en la sección “La Esquina”, del programa “Mesa Redonda”, conducida
por el popular y reconocido periodista cubano Reinaldo Taladrid. Pues resulta
nada más y nada menos, que la claque de batistianos cubano americanos del
Congreso de los Estados Unidos, pretende sabotear la extracción petrolera por
parte de nuestro Estado en las aguas territoriales cubanas. La iniciativa fue
presentada por la flamante Jefa del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara, Ileana Ross
Lethinen.
La “Loba Feroz” defendió una propuesta que propone sanciones para todas
aquellas compañías o gobiernos que desarrollen proyectos de perforación y o
extracción petrolera en la llamada zona exclusiva de Cuba en el Golfo de
México. El proyecto de Ley que pretende que la Cámara de Representantes y el
Senado discuta es un clon de la Ley Helms Burton, pero dirigido a sabotear que
Cuba acceda y saque beneficios económicos de estos recursos, a los que legal y
soberanamente tiene derecho. El paquete de medidas coercitivas incluye,
prohibición de viajar a los Estados Unidos, realizar transacciones bancarias y
petición de créditos en bancos norteamericanos, congelamiento de fondos relacionados
con estos negocios situados en sucursales bancarias norteñas y sus filiares en
el exterior, multas exageradamente millonarias, etc. Como dirían los jóvenes
cubanos de la generación de mi hijo, “más de lo mismo, con lo mismo”.
Pues lo mejor del caso es que ahora la señora Ross Lethinen se ha metido a
ecologista. Increíble pero cierto. El proyecto de ley, abusando de mi memoria
trata acerca de la “Protección de los Arrecifes Coralinos y el Medio Ambiente
de la Península
de la Florida
y los cayos e islas adyacentes”. O sea que la dama está preocupada por un
posible derrame de petróleo que desde las aguas territoriales cubanas afecte el
ecosistema del poderoso vecino del norte. Si se tiene en cuenta la historia de
la explotación petrolera en Cuba, se verá que nunca ha habido un derrame de
crudo o sus derivados que haya afectado el medio ambiente de la isla. Por una
casualidad de la naturaleza, en el litoral norte de la zona occidental de Cuba
coexisten, sin problemas hasta el momento, la explotación petrolera, y la
industria turística.
La
Señora Ross, como
muchos descendientes de los correligionarios de Batista debe haber salido de
Cuba muy pequeña, por tanto de Cuba no debe recordar ni el cantío del gallo, ni
el trinar del sinsonte, y mucho menos el color azul de las aguas de la Playa de Varadero. Si ella
hubiese visitado Varadero, hubiese podido apreciar que a la vera de la Autopista en la entrada
a la Ciudad Balneario
existen sendas vallas llenas de anuncios comerciales, que cumplen la doble
función de ejercer la publicidad, y ocultar las torres de perforación y
explotación petroleras. De la misma forma los sitios turísticos de Puerto
Escondido, Bacuranao, Jibacoa y otros se encuentran ubicados en una zona donde
se extrae el 35% de toda la producción petrolera del archipiélago. En los años
que tengo de vida, y ya me estoy acercando a los cincuenta años, nunca he visto
una mancha de petróleo en Varadero, a pesar de que entre la península y la ciudad
de Cárdenas se producen un millón y medio de toneladas de crudo al año como
promedio.
Cuando en la década de 1980 se decidió construir la base de Supertanqueros
en la Bahía de
Matanzas, muchos matanceros, entre los que me incluyo, sintió preocupación porque
la colocación en nuestro puerto de aguas profundas, de los muelles de atraque
para buques tanques de 150 000, 250 000 y 350 000 toneladas, así como las
baterías de tanques para su almacenamiento, provocara en algún momento un daño
ecológico irreparable. Sin embargo han pasado más de 30 años desde que nuestra
base comenzó a operar, y nunca ha habido un derrame petrolero, a pesar de que
por Matanzas se han recibido y se han embarcado, miles de millones de toneladas
de petróleo y sus derivados. No existe en todo el territorio estadounidense un
puerto menos contaminado que la
Bahía de Matanzas, cuyas aguas bien azules son el orgullo de
todos los matanceros de pura cepa. Cuando uno camina por los muelles de aguas
profundas de la Base
de Supertanqueros, y dirige la vista hacia abajo puede apreciar a través de
aguas muy cristalinas y transparentes, numerosos cardúmenes de peces, cual si
se tratara de un singular acuario natural. Toda la zona norte de Matanzas está
cubierta de oleoductos y gasoductos, y tampoco ha existido jamás un accidente.
Por haber trabajado muchos años muy de cerca con los colegas del petróleo
en Matanzas, conozco que tanto los ingenieros, como los técnicos y obreros son
profesionales de una alta calificación. Por ejemplo, para trabajar en los pozos,
tanto en la perforación como en la explotación, nuestros compañeros son
sometidos a un riguroso proceso de capacitación y certificación por varios
organismo internacionales, como el Well Control Forum y el Buró Veritas. Todos
los procesos relacionados con la industria petrolera cubana están certificados
por las normas ISO 9000, sin lo cual nuestro Ministerio de la Industria Básica,
no permite su ejecución. La
Universidad de Matanzas ha formado un numeroso grupo de
Doctores, Másteres y Especialistas en “Perforación y Extracción” así como en “Transporte
y Almacenamiento de Petróleo y sus derivados”.
Entonces, con todo el respeto que la señora Ross se merece, Cuba quizás
esté, a pesar de no poseer una producción de petróleo de las mayores del
planeta, en capacidad de brindarle su ayuda a los que perforan en las aguas
territoriales yanquis, y provocaron el mayor derrame de la historia en las
aguas de esta región. Téngase en cuenta además que el sistemático
incumplimiento de las normas técnicas que precipitaron la catástrofe en meses
recientes, estuvo propiciado por violaciones de las Leyes Federales de la Unión, hecho facilitado por
funcionarios de alto nivel del gobierno yanqui. Si se toma en consideración
estos antecedentes, la ejecutoria de la Representante de la Mafia de Miami, puede
resultar muy cuestionable, y resultaría un ejercicio de doble moral, solo
destinado a la realización de la cruzada anticubana de la cual la señora de
marras es alabardera furibunda.
La plataforma de perforación que se construye en China, para comenzar en
breve la prospección en las aguas cubanas del Golfo de México, se está
fabricando de acuerdo a los estándares noruegos, que según todos los expertos,
son los más avanzados en este campo. Entre las ventajas tecnológicas que
presenta, es que posee un mecanismo de sellaje automático del pozo en caso de
un accidente. En la concreta, hablando en buen cubano, es una plataforma mucho
más avanzada que la que provocó la catástrofe del Golfo, que mantuvo en vilo a
todos los vecinos caribeños del Imperio.
Si no fuera algo tan serio, quizás movería a risa que la más anticubana de
las cubano americanas no mueva un dedo para que sancionen a la British Petroleum,
empresa que si puso seriamente en riesgo la ecología de la costa norteamericana
del Golfo de México, incluyendo a la Florida. Y habría que preguntarse, ¿Si el derrame
provocado en las costas yanquis hubiera afectado a Cuba, el Gobierno de los
EEUU hubiese indemnizado a nuestro país? Por supuesto que no. Los pataleteos de
la Señora Ross
en el Congreso de la Nueva
Roma son una muestra más de que los norteamericanos siguen
viendo el diferendo Cuba – Estados Unidos, en función de tratar por todos los
medios de ahogar a la
Revolución, mediante la disminución del bienestar y el
incremento de las penurias del pueblo cubano.
A estos hipócritas no les interesa para nada que Cuba logre su soberanía
energética y que la economía cubana crezca. Los enemigos del pueblo cubano, que
eso precisamente es lo que son la señora Ross y sus compinches, desean que no
tengamos energía, que no podamos producir alimentos, que Cuba siga en el
subdesarrollo, y van a toda costa a tratar de torpedear cualquier posibilidad
de desarrollo económico de la nación. Es repugnante ver como después se rasgan
las vestiduras hablando de su preocupación por el bienestar de nuestro pueblo.
Algunos de mis compatriotas dentro de la isla, inclusive no desean que Cuba
llegue a poseer una producción importante de petróleo a pesar de que son
seguidores de la
Revolución. Temen a la voracidad del imperio yanqui, y su sed
petrolera, que ha provocado ya varias aventuras bélicas en lo que va del siglo
XXI. Pero yo soy de la opinión de que si queremos avanzar debemos asumir los
riesgos, y enfrentar el reto enorme de la producción petrolera en aguas
profundas. Nuestro pueblo, que ha luchado tanto por lograr su independencia, y
ha batallado sin tregua durante más de cincuenta años frente a las apetencias
de los imperialistas norteamericanos por eliminar cualquier vestigio de la
soberanía nacional, merece alcanzar su desarrollo económico y su bienestar
social.
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