Cartas a mis niños. Quirino Amézaga, un guerrero cubano africano.

Serafín Sánchez enseña a leer a Quirino Amézaga.

Por Eduardo

Estimados lectores:
La escultura que ilustra este trabajo, es obra de la escultora cubana Thelvia Marín, y se encuentra situada en la Plaza de la Revolución Mayor General Serafín Sánchez Valdivia en la provincia de Santi Spíritus.

Mis queridos niñitos:

Aquí les envío la historia de uno de nuestros mambises, el comandante Quirino Amézaga. Como verán Quirino nació en África, que es el continente donde me encuentro ahora, y en donde miles de cubanos, como yo ahora, hemos realizado innumerables misiones internacionalistas. Algunos han sido, médicos otros maestros, y otros muchos, combatientes por la libertad de los pueblos africanos. Hace muchos años, el Che y sus combatientes libraron rudas batallas en el Congo. Pocos años después, siguiendo su ejemplo, miles de compatriotas cumplieron heroicas misiones internacionalistas en las guerras desarrolladas por preservar la independencia de las hermanas acciones de Angola y Etiopía (como saben es donde yo me encuentro ahora). En ese entonces, Fidel expresó que cuando nuestros soldados morían en África, lo hacían por saldar la deuda histórica que teníamos los cubanos, con todos aquellos africanos que lucharon por nuestra independencia.


Quirino fue uno de esos africanos, que entregó su sangre por la libertad de Cuba. De la sangre de nuestros mártires y héroes se alimenta el alma de la Patria. Sean siempre seguidores de todos aquellos que ofrendaron su vida porque hoy día seamos una nación libre y digna.

Un beso grande

Papito y Tío

Eduardo

Quirino Amézaga, un guerrero cubano africano.

El lugar de nacimiento de Quirino Amézaga se pierde en la bruma del tiempo transcurrido. En su partida de bautizo, realizado después de su adultez, cuando ya era un esclavo de plantación en tierras villareñas, se refieren a él como “de nación Congo”. Sin embargo, el folclorista espirituano Manuel Martínez Mole se refiere al mambí como “negro portugués”, lo cual hace suponer que Quirino fue capturado en la costa atlántica africana, presumiblemente en alguna región de la actual hermana República Popular de Angola.

Su incorporación a las filas mambisas tiene lugar en 1870, cuando las tropas del Ejército Libertador asaltan el ingenio San José, de la jurisdicción de Santi Spíritus, y en el cual Quirino pertenecía a la dotación de esclavos. Cuando en 1871, los patriotas villareños son expulsados de sus predios por la presión de las tropas españolas, Quirino, que ya combatía a las órdenes del General Serafín Sánchez, sigue a su Jefe a incorporarse a la Legión Gloriosa comandada por el Mayor General Ignacio Agramonte; la sin par “Caballería Camagüeyana”. Es por aquella época en que aprende a leer y escribir, alfabetizado por el propio Serafín Sánchez.

A la caída de Agramonte en Jimaguayú, el mando de la Caballería Camagüeyana es asumido por el Generalísmo Máximo Gómez. Corría el año glorioso para las armas cubanas de 1873, y Quirino Amézaga participa en alguno de los combates más epopéyicos de las guerras de independencia como Palo Seco, La Sacra, Mojacasabe y Las Guásimas.

Cuando Máximo Gómez cruza la Trocha de Júcaro a Morón y comienza la invasión del centro de la isla, el cubano nacido en África continúa combatiendo al lado de su mentor y jefe, Serafín Sánchez. Con grados de Capitán, alcanzados a puro coraje, continuará combatiendo a su lado hasta el momento de la ignominiosa firma del Pacto del Zanjón. Durante la “Tregua Fecunda”, se dedicó al cultivo de la tierra, contrayendo nupcias con Juana Valle, con la cual tuvo dos hijos.

Pero el cubano por derecho propio, Quirino Amézaga, no tendría paz mientras su Patria no fuese libre del yugo español. Al producirse por el sur de Las Villas, la primera expedición mambisa de la contienda del 1895, la cual toco tierra el 24 de julio de ese propio año, el bravo mambí se incorporó a la lucha. La expedición era encabezada por su General Serafín Sánchez, y los Generales Carlos Roloff y Mayía Rodríguez. Del encuentro entre los dos amigos da fe el propio Serafín Sánchez en carta a su esposa Josefa Pina, a la que escribe: "Tengo conmigo a Federico Toledo y Quirino Amézaga con unos 100 hombres de caballería”. En carta a Pancho Tomé, Serafín también menciona el hecho de que: “ese negro me quiere mucho, porque lo enseñé a leer en los campamentos de la Guerra Grande”.

Durante la Guerra Necesaria del Apóstol José Martí, Quirino, con grado de Comandante combatió a las órdenes del Brigadier Rogelio Castillo, Jefe de la Brigada de Trinidad. El 6 de septiembre de 1895, la unidad mambisa ataca el cuartel del poblado Condado. Quirino comandando la infantería de la Brigada Trinitaria encabeza el ataque al cuartel por el frente de la fortaleza. Los soldados españoles se baten como leones enjaulados. Tras largas horas de recio combatir, las tropas españolas reciben el refuerzo de los Escuadrones 1 y 2 de la Guerrilla del Comercio de la Habana, lo cual inclina la balanza del combate hacia el bando español.

Al ocurrir la retirada de las tropas mambisas, Quirino Amézaga es rodeado por los españoles y capturado, no sin antes ofrecer una fiera resistencia. Sus compañeros de armas, conocedores de que su captura constituía un duro golpe para las armas cubanas en la región espirituana, intentaron rescatarlo, pero fracasaron en el empeño. Un tribunal de guerra lo condenó a la pena capital por fusilamiento, sentencia que fue ejecutada el 13 de octubre de 1895 en la ciudad de Trinidad.

Testigos presenciales de la ejecución dan testimonio de que el bravo mambí, enfrentó al pelotón de fusilamiento con gritos de ¡Viva Cuba Libre! No podía ser de otra manera. De quien enfrentó la muerte en numerosos combates en las dos principales guerras, en las que los cubanos nos lanzamos a la manigua redentora por alcanzar nuestra libertad, no se podía esperar otro comportamiento.

Aquí concluye esta hermosa historia de un hombre nacido en tierras africanas, que entregó su vida por la independencia de Cuba. Nosotros, los que ahora habitamos esta hermosa isla, tenemos una enorme deuda de gratitud, con todos aquellos hombres que arrancados del suelo en que nacieron, adoptaron a Cuba como su Patria, y decidieron un día combatir con el resto de nuestros compatriotas por hacerla libre e independiente.