Cuba y la Florida, encuentros y desencuentros.

Solo un brazo de mar separa Cuba de la Florida.

 Por Eduardo

Orlando:

Mientras el bloqueo exista ese tema no estará agotado. Llevamos 50 años con él, y durante 20 años en la ONU, la mayoría de los países rechazándolo. Sin embargo, durante las 11 sucesivas administraciones yanquis, desde 1959 a la fecha, con la excepción de la de Jimmy Carter, no han hecho otra cosa que reforzarla con más leyes y restricciones. Como yo en lo personal sufro el bloqueo yanqui, protesto y protestaré por esa injusticia enorme que se comete contra todo un pueblo, lo cual incluye a nuestros niños y ancianos.

Orlando:
Yo vi esa entrevista de Bárbara Walters en vivo por la televisión, cuando estudiaba becado en la Secundaria Básica en Jagüey Grande. De eso han pasado más de treinta años. Cuando Fidel planteó que el bloqueo no nos afectaba no estaba delirando; durante esos años la economía crecía a un promedio de 5 o 6% anual, el 90% de nuestro comercio era con el campo socialista, y nadie imaginaba, incluyendo a Fidel según mi punto de vista, que la Unión Soviética y el resto de los países del CAME, con su Pacto de Varsovia, se desmoronarían sin disparar un solo tiro. Esa es la Cuba en la que crecí, y en la cual puede acceder a muchos beneficios materiales que la generación de mi hijo, nacida en el Período Especial, no ha disfrutado en la misma medida. Las frases Orlando, no se deben sacar del contexto histórico en que se pronuncian, porque fuera de este no reflejan exactamente la realidad circundante. 

Orlando:
En el siglo XVIII la unidad administrativa del Reino de España que gobernaba Cuba, era la Capitanía General de Cuba y la Florida. Es decir, antes de pertenecer a Yumilandia, la Florida y Cuba eran un solo territorio. Cuando los ingleses tomaron la Habana, a los españoles no les quedó más remedio que cambiarles a los primeros la Florida por la mitad occidental de la isla. Según el propio Martí, las ciudades de Tampa, Ibor City y Cayo Hueso, eran unos pantanos inmundos en los primeros dos casos, y una islita casi deshabitada cuando los primeros cubanos llegados a ellas las convirtieron en localidades prósperas.

En fin Orlando, que si los yanquis no fueran tan obstinados, y quisieran sentarse con Cuba de igual a igual, respetando nuestra soberanía, lo más normal fuese que entre ambas naciones hubiese un flujo normal de personas y mercancías, y que tú pudieses desde la milla cero venir a visitar a tu familia en Cuba, sin ningún tipo de problema. Pero las administraciones norteamericanas no se han resignado nunca a la idea de un país chiquitico socialista tan cerca de ellos, y en tal sentido apoyan a los cubanos anticubanos al decir de Lázaro Fariñas que desde Miami, lo único que quieren es poner sus garras sobre la digna Patria que me vio nacer. Ojalá prime algún día la cordura sobre los gobernantes norteamericanos. Cuba no es una potencia y nunca constituiría una amenaza militar para el imperio del norte. Lo único que nos interesa es vivir en paz, pero con dignidad.

Y Orlando, aunque defendemos posiciones ideológicamente distintas, nuestro diálogo siempre ha sido respetuoso, y eso yo lo tengo muy en cuenta. Yo puedo dialogar siempre que no me ofendan, ni me falten el respeto, aunque mi interlocutor no sea un ñángara, verde por fuera y rojo por dentro.