La Universidades cubanas seguirán siendo para los Revolucionarios.

Estudiantes de la UMCC. Inauguración de los Yumurinos 2013

 Por Eduardo

La Revolución Cubana ha logrado como ninguna otra elevar los niveles de educación de su pueblo en el contexto mundial, que hasta la muy parcial y manipulada Wikipedia no tiene más remedio que reconocer que en Junio del 2008, Cuba quedó seleccionada en el primer lugar de aprendizaje entre Universidades de América Latina en una evaluación realizada por la Unesco, seguida por países como Uruguay, Costa Rica, Chile y México.

Tendríamos que preguntarnos entonces ¿Podremos dormirnos en nuestros bien ganados laureles? ¿Estamos haciendo todo lo que debemos hacer para cumplir nuestra misión de formar al Hombre Nuevo que necesita la Patria? Todos los que nos consideramos Educadores sabemos que no. En estos momentos nos estamos enfrentando a un ataque feroz del imperialismo que pretende subvertir el orden constitucional de la nación cubana, y sobre todo minar en nuestra juventud sentimientos tales como el amor a la Patria, a la Revolución, a nuestros héroes y mártires, a nuestros líderes históricos, en fin realizar la labor de zapa sobre la conciencia de la que ya nos hablaba el Che en su medular ensayo “El hombre y el Socialismo en Cuba”.

Un Educador Cubano, que se precie de serlo, no podrá convivir jamás con el fraude académico en nuestras aulas, y mucho menos apañarlo, justificarlo, o en el peor de los casos cometerlo. Creemos firmemente que el fraude académico es el primer paso hacia la futura corrupción. Tampoco podemos como maestros dar la espalda cuando uno de nuestros estudiantes se dirige en mala forma a una compañera, o esa misma muchacha pronuncia una mala palabra, o hacernos los de la vista gorda cuando arrojan basura en el piso de la cafetería o no inmutarnos cuando no limpian su cuarto en la beca.

Como profesores de la Universidad, no debemos conformarnos simplemente con impartir los conocimientos técnicos de nuestra asignatura. La tecnocracia no es nuestro objetivo, sino formar los futuros cuadros de la Revolución Cubana; los que continuarán la obra cuando los que nos legaron Patria ya no se encuentren físicamente entre nosotros.

El primer deber de un profesor de estos tiempos es prepararse esmeradamente para dar una buena clase, donde desde la instrucción se alcance el fin supremo de la Educación. Pero esa preparación deberá incluir, en el criterio del Comité del Partido, la formación humanística, los conocimientos de las Ciencias Sociales que sustentan la ideología de la Revolución Cubana, la Gloriosa Historia de Cuba, y sobre todo el estar informado de los múltiples problemas que la crisis global del capitalismo impone a la vida de los seres humanos en la actualidad.

El estudiante cubano de estos tiempos debería conocer a través de sus profesores que el empleo masivo de teléfonos celulares ha traído consigo la pérdida de más de medio millón de vidas de seres humanos, y más de tres millones de seres humanos desplazados de sus lugares de origen como resultado de las guerras por el control de las minas del óxido de tantalio, más conocido como Coltán, en las hermanas naciones africanas del Congo, Burundi, y Ruanda. Ese mismo profesor podría aclararle a sus estudiantes cuando escuchan a un reguetonero cubano de moda cantar que el “no es Chocolatín, sino Chocolate Nestlé”, que la famosa transnacional está siendo enjuiciada por la Comisión de Derechos Humanos de la ONU por el empleo de niños esclavos en sus plantaciones de África.

El profesor cubano de estos tiempos deberá estar en capacidad de dar respuesta rápida y veraz a las interrogantes de sus estudiantes. Cuando estemos frente al aula nunca dejemos de tener en cuenta como pedía Fidel, que en ese momento, “yo soy la Revolución, yo soy un Comandante en Jefe”. Como expresara Martí en otros de sus trabajos “a pensamiento es la guerra que se nos hace, ganémosla a pensamiento”.
Los millones que este año destinó el imperialismo para la destrucción de la Cuba Socialista, no serán nunca suficientes; ni mil millones, ni todo el oro del imperio podrán convertir la Academia Cubana en tanques pensantes de la reacción. Cumpliremos el papel que nos corresponde de seguir impulsando la ciencia y la técnica de nuestra isla invicta, y de nuestras aulas saldrán los profesionales de alto nivel, que como muchos que hoy allende las costas del verde caimán contribuyen con su quehacer al beneficio de los pueblos de la América Latina y el Caribe, África y otras regiones del mundo. Las Universidades Cubanas seguirán siendo de y para los Revolucionarios.