La Revolución Cubana no abandona a sus hijos.

Estudiantes de la Universidad de Matanzas escuchan a Raúl (Tomado de La Joven Cuba)

Por Eduardo

La historia de Cuba y su Revolución cambió el 17 de diciembre de 2014. Parecía que iba a ser un día más como otro cualquiera. A eso de las 10 de la mañana me llama una compañera y me dice, - Edu, de la Rectoría informaron que Raúl va a hablar a las 12 y que la intervención abordará importantes pronunciamientos sobre las relaciones Cuba y Estados Unidos. Acostumbrado durante años a que cualquier anuncio de esa naturaleza necesariamente estaría acompañado de un recrudecimiento del diferendo bilateral entre ambas naciones, tengo que confesar que quedé seriamente preocupado.

Salí en ese momento al pasillo y me encuentro con mi amigo Jimmy, el Tatu de La Joven Cuba que venía con una cara de felicidad similar a la que mostraba durante el nacimiento de su hijo Ernestico. Le pregunto; - Compadre ¿Has escuchado la noticia de que Raúl va a pronunciarse sobre las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos? Su respuesta fue: - Caballo; Antonio, Gerardo y Ramón están en Cuba. Cuando me informa tal notición le vuelvo a preguntar - ¿Oye eso es serio, o es jodedera tuya? Quién me respondió entonces fue Robertico Peralo que me cuenta que se habían conectado en Twitter con la cuenta de René y que el Héroe había twiteado que sus hermanos ya estaban en Cuba.

Salí a caminar entonces por la Universidad, y comienzo a tropezarme con estudiantes y trabajadores sacando televisores para los pasillos o amontonándose en el suelo alrededor de los aparatos aun cuando faltaban casi dos horas para la intervención del General de Ejército. Como por Cubavisión no había una programación acorde a la expectativa de noticias que se estaba generando, casi todos los televisores sintonizaron Telesur. Yo por mi parte me fui a almorzar más temprano que de costumbre porque me propuse estar atento a la transmisión a las 12 en punto.

Regresé a mi oficina a las 12 menos 10 minutos y prendí el televisor. Estaba solo en el local porque mi secretaria había decidido ir para el pasillo de la biblioteca, a observar la transmisión con un grupo de estudiantes encabezados por el Presidente de la FEU de nuestra Universidad. Como lo prometió, nuestro Presidente comenzó con puntualidad. Su voz firme y profunda daba las buenas nuevas en el Día de San Lázaro, el santo de los humildes del pueblo de Cuba. A su espalda las imágenes sagradas de Martí, Maceo y Gómez, y de sus hermanos caídos como Ñico López y José Luis Tassende.

Escucho atentamente sus palabras iniciales. De pronto llega lo que hace 16 duros años habíamos esperado: - “Como prometió Fidel, en junio del 2001, cuando dijo: ¡Volverán!, arribaron hoy a nuestra Patria, Gerardo, Ramón y Antonio”. Y cuando yo creía que ya lo había escuchado todo lo que nadie esperaba en esta isla invicta: - “Igualmente, hemos acordado el restablecimiento de las relaciones diplomáticas.”

Entonces como todos los cubanos pensé en Fidel, e imaginé la felicidad que lo debía estar embargando a esa hora. Recordé una anécdota contada por la periodista Arleen Rodríguez Derivet en una de aquellas Mesas Redondas iniciales transmitidas durante el juicio a nuestros Cinco Héroes. René había escrito en su Diario que durante una de las sesiones en el Tribunal espurio que los condenó en la ciudad de Miami, coincidieron en un elevador con un cubano que era conducido a otra sala para ser juzgado por un delito común. Aquel cubano anónimo les expresó a nuestros Héroes a quienes había identificado por las imágenes de las noticias, una frase que entonces sonaba a profecía. – Muchachos, no le fallen al Comandante en Jefe, que les aseguro que él no los va a abandonar nunca.

Ese hombre nacido en esta tierra, y del cual quizás nunca sabremos el nombre, expresó lo que todos sabemos en Cuba, - La Revolución Cubana no abandona a sus hijos.