La “democracia” de San Nicolás del Peladero.

Escena de San Nicolás del Peladero (Foto de Habana Radio)

 Por Eduardo

Orlando:

Gracias por meterme en la categoría de los “Iluminados”. Va y le puedo discutir la pincha al Dalai Lama. Aunque pensándolo bien, no veo a un cubano haciendo ayunos, y renunciando a los placeres simples de la vida por alto que sea el nivel de quimbadera que posea. 

Yo no estoy de acuerdo con Sachiel de que el pueblo no elija el socialismo. Yo lo que creo es que nuestro sistema electoral no hay porqué cambiarlo, solo porque un grupo de “iluminados” de la Democracia Representativa les entre la cuca de que debemos renunciar a una institucionalidad que es el resultado de una Revolución que barrió con todas las estructuras de un pasado de crimen y oprobio. Es imposible que aquí pase lo que en Venezuela y Argentina, porque nunca renunciaremos a nuestras instituciones, legitimadas en una constitución que votó mayoritariamente el pueblo de Cuba, por quedar bien con los enemigos de la Revolución. 

Porque hermano mío, si de algo hay que tener conciencia histórica, es que la “democracia representativa” solo llenó a este país, de dos dictaduras sangrientas en un término de apenas treinta años, una sarta de gobiernos entreguistas y serviles al gran capital, y para colmo de males fuimos el primer país del hemisferio en que el Presidente de la República hacía negocios que los más grandes capos mafiosos que hayan nacido nunca, Meyer Lansky, Santos Traficante, y Lucky Luciano. Repara que tres paticas para una mesa. Esos criminales eran ambia, cumbia, culiñán de Fulgencio Batista y Saldívar. 

La vida de un líder sindical no valía un quilo prieto partido por la mitad. Ahí están los crímenes de Jesús Menéndez (Representante a la Cámara por el Partido Socialista Popular), Aracelio Iglesias, o José María Pérez. O los líderes campesinos asesinados como Sabino Pupo o Niceto Pérez. Fíjate si había libertad de expresión que si hablabas mucho amanecías con la boca llena de hormigas. O te llenaban la barriga de Palmacristi para que te fueras en diarreas.
Vaya no es que yo quiera retrotraerme al pasado, pero yo cuando leo sus escritos pienso siempre en la experiencia “democrática” de la Cuba de antes del 59, la de los sargentos políticos, el robo de las urnas, las cañonas electorales, como la que le metió Menocal por la presidencia a José Miguel Gómez y que desembocó en la Guerrita de la Chambelona. O el caso de Estrada Palma, que cuando los liberales se dieron cuenta que los moderados les habían robado la presidencia, montaron en cólera, lo cual desembocó en la Guerrita de Agosto. Cuando “El pesetero” vio que la caña se le ponía a tres trozos, le pidió a Teodoro Roosevelt, no el bueno Franklin Delano, sino el Rough Rider, el de la Política del Big Stick y las cañoneras, la intervención militar de la isla. Ahí llegó Míster Magoon con la introducción de la “Botella” y la generalización de la corrupción administrativa. 

Compadre, por muchos problemas que hayan tenido las instituciones nacidas con la Revolución, son muchísimo mejores, y garantizan más el ideal martiano de “con todos y para el bien de todos” que las que existieron en la seudorepública nacida el 20 de mayo de 1902, y que eran copia y calco (capitolio incluido) de las del poderoso vecino del norte. Años después, los herederos de los Liberales y Conservadores de “San Nicolás del Peladero” se robaron hasta unas elecciones presidenciales yanquis, donde el intelectual Albert Gore, quien ganó ampliamente el voto popular, gracias al fraude burdo en el estado de la Florida, fue derrotado por un voto de la Corte Suprema de Justicia, y llegó a la Presidencia el hombre de los “80 y más oscuros rincones del mundo”.