Teodoro Roosevelt, personaje de triste recordación.

Teodoro Roosevelt (Foto de Ecured)

 Por Eduardo

Orlando:

Esa frase del “Gran Garrote” la expresó Teodoro o Theodore Roosevelt, el tan cacareado y sobrevalorado comandante de los Rough Riders en la primera guerra de intervención yanqui en nuestra contienda libertaria. Según Lenin, el desembarco de las tropas norteamericanas constituye la primera guerra imperialista de la historia de la humanidad. Esa operación militar estadounidense fue una cagástrofe total desde el inicio para el inepto alto mando que venía al frente de las tropas.

El General Shafter, era un mastodonte que ni siquiera podía montar a caballo de la obesidad que mostraba. Y aunque tenía alguna experiencia en el arte de matar pobladores nativo americanos, se topó con un valeroso ejército español dirigido por excelentes oficiales, que se las pusieron bien difíciles a las tropas norteñas. En la toma del fuerte El Viso, en la loma del Caney, los 550 hombres del General de Brigada Joaquín Vara del Rey, detuvieron durante doce horas el avance de la 5ª División Norteamericana de Henry W. Lawton, formada por 6 899 hombres, y le causaron al ejército norteamericano más de 1000 muertos y 370 heridos.

Algo similar les sucedió en el asalto a la Loma de San Juan, donde apenas 300 soldados españoles, lograron repeler durante un día entero a una fuerza estadounidense de unos 15000 o 20000 hombres. En ambos casos, las tropas cubanas, auxiliando a aquellos que creían sus aliados, lograron sacarles las castañas del fuego a los yanquis, y evitar que sus pérdidas fuesen superiores.

Theodore Roosevelt, Subsecretario del Departamento de la Marina de los Estados Unidos, se alistó a la cabeza de un regimiento de caballería, los Rough Riders ("los duros jinetes"), parte de la División de Caballería comandada por Joseph Wheeler. Esto le permitió ganarse su reputación, completamente exagerada, de héroe en la batalla. La famosa tropita de Roosevelt, estaba conformada por una caterva de personajes que de la profesión de soldado no tenían la menor idea. Esta tropa voluntaria incluía a en trabajadores de rancho, exploradores pawnee, atletas de fútbol americano de universidades, vaqueros, policías, y jugadores de polo de la costa este. Su poca preparación, más la inexperiencia del ideólogo del “Big Stick”, provocaron que al final de la guerra, el 76% de los reclutados, dejaran sus huesos blanqueando los campos cubanos.

Entre las cosas más históricamente más interesantes lo constituye el hecho de que los "duros jinetes" combatían desmontados, pues, debido a la desastrosa logística de los estadounidenses, sus caballos se habían quedado olvidados en el puerto de Tampa, Florida. De hecho, Roosevelt fue el único hombre a caballo, de esa tropa de “jinetes duros”.

Pero al final de la historia, de algo le sirvió al final su “sacrificio” al reaccionario neoyorquino, porque su aventura cubana, le sirvió de trampolín político para un día asumir la presidencia del imperio del norte, a la muerte de William Mac Kinley como resultado de un atentado. Durante ese período, y a petición del propio Presidente Tomás Estrada Palma en un gesto de supremo lacayismo, ordenó a las tropas yanquis intervenir nuevamente en Cuba, en lo que constituye la Segunda Intervención y ocupación de tropas norteamericanas en nuestra Patria.
Roosevelt fue además el Presidente que promovió y logró la separación de Panamá de Colombia, con el único propósito de apoderarse del canal transoceánico que ya venía construyéndose por compañías norteamericanas. En conclusiones que el Coronel de Voluntarios Teodoro Roosevelt es un personaje de triste recordación para Cuba y Latinoamérica, cuya sola mención nos permite establecer un paralelo con el actual inquilino de la Casa Blanca.