Hace algunos días vengo siguiendo por Internet las
repercusiones de las elecciones de nuestro Parlamento, en las cuales se
constituyeron la propia Asamblea Nacional en sí, el Consejo de Estado y se
eligieron a los compañeros Miguel Díaz Canel Bermúdez y Salvador Valdés Mesa
como Presidente y Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de
Ministros respectivamente. Yo como revolucionario cubano estoy bien claro de la
justeza de la elección del compañero Díaz Canel.
Creo que los cubanos de mi generación, que es la de los
nacidos en los primeros años de la Revolución, debemos asumir la continuidad
del proceso que nos puso en el mapa político del mundo.
Antes de la Revolución triunfante en el enero luminoso de 1959 no pasábamos de ser una “República Cañera”, a la cual solo la diferenciaba con respecto a las entonces llamadas “Repúblicas Bananeras” de Centroamérica que nuestro producto agrícola de mono cultivo no eran los plátanos, sino las cañas azucareras; que nos permitían producir el azúcar en función del mercado único del poderoso vecino del norte. En esa República mediatizada las decisiones más importantes no se tomaban en el Palacio Presidencial de la República, sino en la Embajada de Yumilandia.
Antes de la Revolución triunfante en el enero luminoso de 1959 no pasábamos de ser una “República Cañera”, a la cual solo la diferenciaba con respecto a las entonces llamadas “Repúblicas Bananeras” de Centroamérica que nuestro producto agrícola de mono cultivo no eran los plátanos, sino las cañas azucareras; que nos permitían producir el azúcar en función del mercado único del poderoso vecino del norte. En esa República mediatizada las decisiones más importantes no se tomaban en el Palacio Presidencial de la República, sino en la Embajada de Yumilandia.
Aquí en la isla el traspaso de la conducción del país a las
generaciones nacidas con el triunfo de la Revolución no es cosa de un solo día,
como los medios masivos de desinformación de nuestros adversarios políticos
quisieran hacer creer. La composición etaria de la Asamblea Nacional habla por sí
sola. Los niveles de dirección del Partido y el Estado en casi todas las
provincias son ocupados por compañeros cuya edad oscila entre los 45 y 55 años.
A nivel municipal las edades se mueven en el entorno de los 35 y 45 años
aproximadamente.
De lo que escriben nuestros enemigos del compañero Díaz
Canel hay poco o nada que agregar. La primera vez que pude conversar con él fue
en el Parque Vidal de Santa Clara, cuando cursaba mis estudios de Doctorado en
la Universidad Central de las Villas. Corría el año 1993, y me puse a hacer una
cola en una hamburguesera situada a un costado del mencionado parque. Debía
comer algo, porque había salido de la UCLV a las 4.00 pm, debido a que después
de la 6.00 pm prácticamente era una odisea poder salir del barrio de Antillas,
donde radica la mayor universidad cubana, hacia el centro urbano de Santa
Clara. Para regresar a Matanzas debía coger un tren al que denominaban “El
Espirituano” que partía precisamente de Santi Spíritus, y llegaba a la estación
de trenes de Santa Clara justo a las 12.00 de la noche.
Estando en la cola, llegó un hombre joven con el pelo largo,
vestido con un pulóver con la efigie del Guerrillero Heroico, y un jean
prelavado, pedaleando en una bicicleta Minerva de la Fábrica de Santa Clara
fundada por el Che (no era su bicicleta una Forever china como menciona el colega
Arnaldo es su Blog Caracol de Agua). Frenó la bicicleta, y se acercó a la cola
de la Hamburguesera. Enseguida los presentes en la cola (no los coleros, que en
Cuba es casi un oficio para algunos), lo rodearon y empezaron a intercambiar
con él. Pregunté que quién era el recién llegado, y respondió una viejita
santaclareña con mucho cariño y no poco orgullo: - Ese muchacho es Díaz Canel,
el Primer Secretario del Partido Provincial.
Recuerdo que metí en buen cubano la cuchareta en el
intercambio, y le mencioné el hecho de que el horario del tren suburbano que
saliendo del centro de Santa Clara iba a la UCLV, no coincidía con el de los turnos
de clase de los estudiantes y él se tomó el tiempo para explicarme que como el
trencito usaba líneas empleadas por los trenes nacionales en parte del trayecto
no quedaba más remedio que situarle el horario entre los itinerarios de los
mismos.
Después lo volví a ver años después cuando participé como
Evaluador Externo del Ministerio de Educación Superior, en la inspección que se
le realizó al entonces Instituto Superior Minero Metalúrgico de Moa, durante el
año 2003. En esa ocasión trabajaba como Primer Secretario del Buró Provincial
en Holguín y tuvo la gentileza de reunirse con los profesores, que provenientes
de muchas universidades cubanas íbamos a evaluar el trabajo del centro de altos
estudios de la actual Universidad de Moa.
Pero mis mayores intercambios con el compañero Díaz Canel
fue en la etapa en que ocupó la responsabilidad de Ministro de Educación
Superior. Por su estilo de trabajo al menos una vez en el semestre se reunía
con los claustros profesorales de todas la Universidades del país. Durante su
mandato como ministro, yo fungí como Director de Informatización y
posteriormente como Secretario del Comité del Partido de la Universidad de
Matanzas. Por esa razón tuve el privilegio de ver a nuestro recién nombrado
Presidente proyectarse como un dirigente sumamente inteligente, innovador,
sensibilizado con los problemas de todos, y sobre todo como mucha visión de
futuro.
Recuerdo que todavía dirigiendo el frente de la
informatización de la Universidad de Matanzas, nos dio la tarea a todos los
Centros de a través de la Red Informática del MES activar las video
conferencias. Antes de su asunción como Ministro, el uso de la tecnología de
comunicaciones en el Ministerio solo había dado pasos incipientes. Hoy su uso
es tan común que los que entran ahora, quizás no sepan que el uso de las video
conferencias comenzó con Díaz Canel. De todos aquellos intercambios aprendí de
él, y ahora transmito algunas de las ideas que copié de su palabra en mis
agendas de entonces, que:
- El mejor trabajo político ideológico que podemos realizar es hacer bien lo que tengamos que hacer.
- Si se trata de la docencia, el mejor trabajo político ideológico que puede realizar un profesor revolucionario es dar la mejor de las clases.
- En función del trabajo político ideológico, no debemos dejar espacios vacíos, porque espacio que dejemos vacío, otros lo ocuparán, casi siempre para realizar su labor de subversión.
- Hay que llevar todo lo que comenzamos a hacer hasta el final.
- Es imprescindible alcanzar la cultura del detalle.
- Que todo lo que hagamos sea en función del mejoramiento del ser humano.
La última vez que intercambié con él fue cuando asistí como
Delegado al VII Congreso del Partido. A mí me correspondió participar en la
Comisión No 1, que tuvo a su cargo la discusión del documento de la
Conceptualización del Modelo Económico y Social, que era dirigida precisamente
por el compañero Díaz Canel.
En esa Comisión estaba la crema y nata de la intelectualidad
revolucionaria cubana. Fue una de las experiencias más enriquecedoras de mi
vida. Estar en la misma sala, y escuchar debates entre Abel Prieto, Miguel
Barnet, Homero Acosta, Mariela Castro, y muchos otros me sucedió una sola vez
en mi humilde existencia, y no creo que se vuelva a repetir. Como decimos los
cubanos, en medio de ese tiroteo, Díaz Canel no solo estuvo a la altura, sino
que se lució como el intelectual que es. Sobre todo tuvo la virtud a mi
entender, de facilitar el debate, de manera tal que su mediación en temas muy
complejos, permitieron arribar a la Comisión a una redacción del documento de
la Conceptualización, más acorde con las necesidades del país, y con los
intereses del pueblo.
De cualquier manera, no que quedé callado, e hice una intervención
relacionada con las investigaciones científicas que se engavetan sin aportar
nada a la economía del país. En un receso, me acerqué a Abel Prieto y le hice
una pregunta, que le había prometido a mi esposa que le haría si coincidía con
nuestro Ministro de Cultura, y que se relacionaba con la muerte de Miguel Luna
en su novela homónima. Exactamente le pregunté: - Abel, mi esposa y yo no
podemos explicarnos ¿por qué usted mata a Miki Moon (seudónimo de Miguel Luna
en el pre) en la novela?
Abel muerto de la risa comenzó a explicarme una teoría de
que Miki Moon era muy autodestructivo, y que su muerte no era más que la
consecuencia de una vida de inconsecuencias, hasta que en ese momento se acercó
Díaz Canel, y en tono bromista medió en el diálogo y expresó una jarana bien criolla: -Eduardo, Abel
mató a Miguel Luna, porque se dio cuenta que era mucho mejor que él. Esa fue la
última vez que hablé con mi Ministro, que en ese momento era nuestro Primer
Vicepresidente, y hoy es el Presidente de la Nación.
Yo no soy otra cosa que un profesor entre tantos de esta tierra
de Educadores. Pero puedo vivir orgulloso de haber compartido escenarios con
compañero Miguel Díaz Canel Bermúdez, y a través de estos pequeños recuerdos
personales expresar, como otros muchos cubanos revolucionarios, que nos
alegramos de su elección, y esperamos instrucciones al igual que nuestro
querido Raúl, para seguir continuando la obra de Fidel.
Edu.
ResponderEliminarComo resultado de tu revolucion, Cuba disfruta de la segunda peor retribucion salarial del continente, solo aventajada por Venezuela.
Creo que una agencia dedicada a contabilidad y a asuntos fiscales me va a dar trabajo.
Si es asi, tendré poco tiempo de estar aqui jeringando. No pienses que me morí.
El sistema tributario de Ecuador es lógico, bello y simplificado al maximo. El de Cuba está diseñado para aplastar al sector privado, que obligado a sobornar al empleado público justifica que se lo quiten todo y lo metan en la cárcel.
ResponderEliminarMira Edu. Cuando hables de nuevo con Diaz Cannel, dile que por 200 dolares mensuales le monto un sistema tributario simple, semejante al de Ecuador, para que cambiar lo que debe ser cambiado, que de lo contrario no van a crear ningun socialismo sustentable ni prospero.
ResponderEliminarComenta Jose en Cubaprofunda
ResponderEliminar¿Quien no conoce en Cuba La Mesa Redonda de Randy Alonso?
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Entonces, estamos de acuerdo en que no solo es criticable lo banal, lo chavacano, la vulgaridad, el chancleteo y la chusmeria de Caso Cerrado, sino tambien que te ametrallen a consignas y triunfalismos.
Las mujeres son mi delirio. El dia 1ro fui al Oasis y ya quiero volver. En la calle, me entretengo mirándolas, hablándoles y piropeandolas. Las chicas de acá cada dia se ponen jeans más y más apretados. A una, muy sexy, que dejaba al descubierto parte de la barriga, le tire una foto mientras se alejaba. Un joven, que había vuelto la cabeza para mirarla se rió. Me justifique: Esta bella, le dije.
ResponderEliminarA una, que vendía refrescos le dije: Te compro uno, porque eres muy bonita. Lo es.
Al otro dia. Ella hablaba con dos estudiantes prometiéndoles que les daría su dirección.
Le compre otro refresco. Le pregunto
¿Y a mi, no me das tu dirección?
Sonrió y dijo:
No. Ellos son estudiantes. Tienen que hacer un proyecto universitario sobre los vendedores ambulantes como yo.
Le dije muy serio: Yo tengo que hacer dos proyectos. Sonrió.
Luego, conversando, me dijo que lo que no le gustaba eran los piropos ofensivos. Un tipo, le dijo , me contó, ser ginecólogo y le ofreció hacerle unos estudios.
Otro, desde una camioneta, le pidió que montara, que él la iba a enseñar como hacer dinero fácil.
Eso es feo. Si fuera puta no estaría esforzándose en vender, sino en el Oasis.