viernes, 15 de junio de 2018

Yo también quiero un vaso de leche.

Ejemplar de la raza Siboney de Cuba. Foto de Radio Rebelde
 Por Eduardo

Hay un tema recurrente en estos días, en que casi no he tenido tiempo de escribir algo para La Joven Cuba, el tema de la leche. Parafraseando a Marx, un fantasma recorre el mundo de La Joven Cuba, ese fantasma es un vaso de leche.
Es costumbre por parte de mis habituales contendientes, referirse a este servidor como un bolchevique furibundo, incapaz de hilvanar un pensamiento crítico hacia la realidad cubana, y nada más alejado de la verdad. Yo en lo personal soy muy crítico de algunas de nuestra debilidades. Lo que pasa es, como ya he dicho otras veces, que la única condición que puse al unirme al equipo de La Joven Cuba, es que nunca bajaría bandera de la Revolución Cubana.


Mi crítica en este blog será siempre hacia las políticas yanquis que son la principal causa de los sufrimientos de mi pueblo. Si otros no desean ver el sol que está delante de sus narices y prefieren taparlo con un dedo allá ellos. Cuba no merece de sus hijos otra cosa que trabajo, y amor, y en mi opinión quienes directa o indirectamente se alinean con el pensamiento yanqui con respecto a Cuba, no cumplen con este precepto. Lo que en realidad hacen es sumarse a una política de agresiones e infamias con la que la mayoría del pueblo de Cuba ha tenido que lidiar durante más de 50 años.
A pesar de la retórica contrarrevolucionaria en Cuba nadie se toma el trabajo de estar persiguiendo a la gente por hablar cascarita de caña, y mucho menos por criticar. Si así fuera, y Cuba fuera el infierno en la tierra que algunos pintan, iríamos presos la mayoría de los militantes del PCC, que somos los primeros críticos con las cosas malas que pasan en Cuba. Porque pasan, lo que en Cuba, no solo hacemos cosas malas, y no siempre se mete el delicado pie (la pata en buen cubano). Lo que la función de la contra en la blogosfera es el desprestigio de la Revolución Cubana, y yo lo entiendo, aunque no lo comulgo, así que lo enfrento. Sé que algunos sienten lo que dicen por amor al arte; y sé que hay otros que cobran por eso. No lo digo yo. Lo dice Obama que este año aprobó 3 millones y medio a través de la USAID, para la ayuda a los blogueros contrarrevolucionarios.
Después apoyó dos millones más, para pagarle a Hackers en Cuba que se dediquen a descuarijingarnos las redes nacionales. Yo me pregunto, ¿Es que el presidente de algún país tiene ese derecho, por muy presidente de Yumilandia que sea? Yo estoy seguro que no, sin embargo algunos en este blog defienden ese sacrosanto derecho de los presidentes yanquis. Un cubano digno, no se cuestiona la soberanía nacional, así sea la del ciberespacio.
Ahora, entrando en materia, vayamos al asunto de “La leche”. Cuando yo tenía 15 años, el litro de leche no subsidiada en Cuba costaba 80 centavos, y el litro de yogourt costaba un peso. El vaso de leche costaba 20 centavos y el de yogourt 25 centavos. Yo en los recesos de las clases aquí en la UMCC, corría disparado para la cafetería y me tomaba un litro de leche, porque en esa época entrenaba para mis competencias, y ese litro de leche iba acompañado de dos o tres sandwiches de jamón y queso que en ese entonces valían 1.60 pesos. Cuba tenía miles de vaquerías con ordeño mecanizado regadas por todo el país, y además de eso, todos los niños hasta 15 años recibían la leche subsidiada a 20 centavos el litro.
Cuba cambiaba una tonelada de pienso, y una tonelada de leche en polvo, por una tonelada de levadura de torula, un subproducto de la industria azucarera que en la RDA les encantaba para su cría intensiva de ganado. Fue la época en que Ubre Blanca, la vaca recordista Guiness, que es cubana implantó el récord de producción de leche, que ninguna vaca ha logrado romper. Es la misma etapa de la Revolución en que cada nueve días, se daba en la carnicería 1 libra de carne de res por persona y los niños recibían una libra de carne adicional toda a 20 centavos la libra, ¿O ya se olvidaron de eso?
Yo viví todo mi infancia y mi primera juventud al lado de una bodega. Yo sentía cuando el carro de la leche ponía en la esquina las cestas con los litros de leche de vidrio, porque armaban tremenda bulla y me despertaban. Y ahí permanecía hasta que los bodegueros abrían a las 8.00 am. Y no se perdía un litro de leche. A veces alguien se tomaba un litro y dejaba los veinte centavos dentro del litro. Pero llegó el período especial, y nos quedamos sin socios comerciales, como es el derecho de cualquier país. Los yanquis nos espantaron las Leyes Torricelly y Helms Burton por el lomo, y arreciaron el bloqueo. Recuerdo que en el año 1994 me compré un anuario mundial ESPASA CALPE, y en el referente de Internet decía, Cuba:
No posee servidores disponibles, porque el Departamento del Tesoro, no ha otorgado a la ICAAN (Internet Corporation for Assigned Names and Numbers), la licencia correspondiente a una solicitud cubana para operar. El gobierno cubano ha propuesto emplear el nombre de dominio *.cu
Y ustedes entenderán que con esos truenos no hay quien duerma. Y los suministros subsidiados no podían aguantar esa presión. La cuota de leche fue reducida hasta las edades de 7 años, como se redujeron las cuotas de aceite, carnes, azúcar y granos subsidiados. Fue en aquel entonces que salió a la palestra un producto alimenticio desconocido por los cubanos de entonces, y al que los nuevos cubanos le dan en la misma costura, el Yogourt de Soya. Es una de las meriendas favoritas de mi hijo. Porque los niños grandes dejaron de recibir leche, pero el gobierno cubano realizó una invención a nivel de todas las provincias, y compró las primeras “vacas mecánicas”, que en aquel momento adquirimos en Brasil.
Hubo que adaptar el paladar cubano al yogourt de soya, pero se logró. Casi todos los fines de semanas, voy a comprar el mencionado producto en una cafetería frente al Hospital Provincial, en mi barrio de Versalles, y las personas los compran en solicitudes múltiples. Yo siempre compro cuatro bolsas a tres pesos cada una. El yogourt subsidiado vale a peso la bolsa de un litro.
Las vacas lecheras al quedarse sin el pienso que se compraba en el campo socialista dejaron de producir la leche en las cantidades que lograban anteriormente. Las vaquerías con ordeño mecánico fueron cerrando al fallar los suministros de piezas de repuesto. La producción de carne de todo tipo también se resintió. Sin embargo, nuestro Ministerio de la Agricultura, y sobre todo las FAR, ya desde el inicio del Período Especial, emprendieron un camino de rescate de la llamada vaca criolla, que no era tan productora de leche y carne, pero come hasta el tan llevado y traído marabú. Se comenzó a introducir el King Grass y otras variedades de pastos. Se introdujeron los búfalos de agua y de pantano, y se sentaron las bases del resurgir de la producción lechera en nuestro país.
Muchos participantes en el blog hacen referencias al discurso de Raúl en Camagüey y su referencia a la posibilidad de que cada cubano pueda tener cuando lo desee un vaso de leche, como si hablaran de un fracaso evidente, cosa que en realidad no ha pasado, y que ya muestra los primeros frutos. En los pueblos de campo ya no falta la leche, porque el productor la lleva directamente a la bodega a la cual suministra. Yo también lo padecí. Pero nunca se me ha ocurrido echarle la culpa a Fidel, porque si fuera por él, tú puedes estar convencida que nadábamos en leche. Pero las razas especiales que permitían producir esas enormidades cantidades de leche, murieron, porque solo comían
La pregunta que ninguno de ustedes se hace, es si en los años 80 que los recuerdo porque los viví, el gobierno revolucionario lograba una distribución de alimentos así, que sentido tiene insinuar que a los líderes de la Revolución cubana pretendan mantener un estado de crisis económica. La respuesta a las principales carencias nuestras en estos momentos, tienen un solo nombre, bloqueo, les guste o no.

A pesar de nuestras deficiencias, la economía cubano no deja de crecer desde el año 1994. Y si estabas en Cuba en el años 1993 y comparas la situación actual verás que el cambio es muy grande, y el bienestar de nuestra población ha ido aumentando paulatinamente. ¿Qué tenemos que mejorar? Estoy de acuerdo, y yo quisiera que la economía mejorara, porque en definitiva, yo también soy hijo de Dios, pero me doy cuenta, que los amos del mundo, no nos quieren dejar crecer económicamente en paz. Lo ideal es que dejaran de hacerse la idea errónea de que algún día nos van a poder dominar y manejarnos, porque eso es imposible, y se dispusieran a comerciar como buenos vecinos con nosotros, pero la naturaleza imperialista de los EEUU, no admite relaciones respetuosas, sino relaciones de subordinación, y yo prefiero pasarle la lengua la piso, que admitir que este país es una neocolonia yanqui nuevamente. Y como yo millones de cubanos, aunque tú no seas de ese bando.

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