Alicia en el corazón de Cuba.

El renovado teatro Sauto, de Matanzas,
acogió la primera función en homenaje
a Alicia Alonso.
Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.

 Por Eduardo

Mientras miro pasar en la pantalla de mi televisor la larga fila de compatriotas que desfilan ante el féretro de la Prima Ballerina Absoluta, nuestra Alicia Alonso, pienso que no existe hoy otro tema sobre el cual debiera escribir, que rendirle mi tributo de cubano agradecido a quien supo cómo nadie situar el nombre de nuestra Patria en los más altos altares del arte universal.

Miguel Cabrera, historiador de la emblemática compañía insignia de la danza en Cuba, desde los estudios de la Televisión, nos entrega un sinnúmero de anécdotas que nos dibujan la dimensión humana de este ser excepcional que hoy nos abandona físicamente, pero que permanecerá por siempre entre nosotros, fundamentalmente por el legado que nos regaló; que no es otro que la Escuela Cubana de Ballet y su expresión más acabada, el Ballet Nacional de Cuba.

Muchas personalidades de la vida nacional se han referido a su fecunda vida. Entre los que han evocado a nuestra excelsa bailarina se encuentran Eusebio Leal, Frank Fernández, la Gran Vedette de Cuba Rosita Fornés, y dos de los más representativos seguidores del legado de Alicia, los Primeros Bailarines Viengtsay Valdés y Carlos Acosta. La primera desde hace ya algún tiempo, desde el cargo de Subdirectora Artística del BNC, es quien de hecho tiene y tendrá en los años venideros la responsabilidad de darle continuidad a la obra de su maestra.

Cada cubano tiene su propia visión de Alicia Alonso. En mi caso personal, durante toda mi existencia he sido un seguidor de nuestra Compañía desde que siendo un niño mi mamá me llevaba a las funciones de Ballet en el Teatro Sauto. Ya de estudiante universitario acudía a nuestro coliseo mayor cuando Matanzas era subsede del Festival Internacional de Ballet de La Habana. Desgraciadamente durante la etapa en que estuvo cerrado el Sauto debido a su necesaria, pero muy prolongada reparación, el ballet abandonó temporalmente los escenarios matanceros, pero el gusto de mis coetáneos por la danza clásica se mantuvo incólume.

Y si hoy todos hablan de legado artístico de la diva que hoy pasa a la eternidad, yo prefiero recordarla como la gran cubana, y revolucionaria que fue. A pesar de ser una primerísima figura del Ballet a nivel mundial, al triunfo de la Revolución Cubana, decidió renunciar a los grandes dividendos monetarios que de seguro ganaría para quedarse en la Patria y partiendo de su Ballet Alicia Alonso formar el Ballet Nacional de Cuba y la Escuela Cubana de Ballet, la más nuevas de las grandes escuelas de este arte reconocidas por la crítica. De esos años Alicia recordaba las visitas en horas de la madrugada de nuestro Comandante en Jefe a ella y su entonces esposo y cofundador del BNC, Fernando Alonso, para como ella misma relataba, en franca conspiración luchar por llevar el arte del ballet a todas y todos los cubanos.

Ayer precisamente un antiguo documental mostraba a Alicia dando clases sobre la apreciación del ballet en la emblemática empresa metalúrgica Antillana de Acero y en una cooperativa agrícola. Alicia es la cubana universal que renunció a bailar en Cuba mientras el tirano Fulgencio Batista permaneciera en el poder masacrando a la juventud cubana, la misma que a través de la FEU le realizó una función de desagravio en el Estadio Universitario, donde habló por última vez pronunciando las palabras de presentación el mártir Fructuoso Rodríguez.

Alicia fue quien trajo acompañando al BNC a nuestras costas a Tamara Bunke, quien combatiendo con el nombre de Tania la Guerrillera cayera en el Vado del Yeso boliviano. Tania se empeñó sin muchos resultados en tratar de que la que nació para danzar aprendiera a tocar el acordeón.

Alicia acompañó a Vilma, quien también fue bailarina, en la fundación de la Federación de Mujeres Cubanas, y fue amiga de nuestras grandes heroínas Haydee, Melba y Celia.

Siempre defendió sus posiciones revolucionarias y su amistad con Fidel, a diferencia de algunos artistas que con tal de ganar alguna que otra moneda adoptan la actitud de Judas Iscariote. Precisamente ayer la cadena multinacional Telesur, en un programa especial dedicado a su memoria retransmitió una entrevista que le hiciera el periodista Rolando Segura hace dos años, y en ella la gran bailarina al evocar a Fidel, con la voz quebrada por la emoción expresó refiriéndose al líder de la Revolución Cubana, una frase que bien pudiera en esta hora de dolor del pueblo cubano ajustarse a ella: - Las personas buenas no deberían morir nunca.

Termino con una incidencia de la vida cultural de Matanzas. El 12 de octubre, día de la fundación de la nuestra ciudad se reabrió nuestro Teatro Sauto con todas las galas que debió poseer el día de su apertura. Al conocer que el Ballet Nacional de Cuba retornaría a sus tablas una multitud increíble de matanceros se agolparon frente a la taquilla con la intención de adquirir entradas. Como las capacidades se agotaron se anunció por la Dirección de Cultura Provincial que se colocarían pantallas gigantes en los exteriores del teatro para que aquellos que no pudieron entrar a la función la vieran durante su desarrollo.

Cuando ocurrió el fallecimiento de Alicia, todos pensamos que la función del BNC en el Sauto se suspendería. Sin embargo ese mismo día Viengtsay Valdés aclaró en el Noticiero Nacional de Televisión que se mantendría la función, y que esta constituiría el primer homenaje que se le hiciera a Alicia, para quien la danza y el público eran lo primero. De tal manera, ayer 18 de octubre, en medio de la Jornada por la Cultura Nacional, la ciudad de Matanzas y su Ballet Nacional de Cuba, le rindieron a la gran Alicia Alonso, que permanecerá por siempre en el corazón de Cuba, merecido tributo a su vida y su obra.

No faltan las flores, rosas rojas y blancas adornan la escalera hacia el teatro. Foto: Abel Padrón Padilla/Cubadebate.