domingo, 31 de mayo de 2020

La dictadura de Batista y su “prosperidad” económica.


Fotocopia de una de las páginas del Libro
"Los Años 50" de Oscar Pino Santos. 

 Por Eduardo

Desde hace algún tiempo quería escribir este texto. Mi principal motivación la constituye la falseada matriz de opinión, casi siempre apoyada en manipulaciones estadísticas, donde se quiere mostrar a la vida en Cuba en los años cincuenta del siglo XX como una especie de “milagro económico”, o una sociedad muy próspera sin mayores problemas económicos, paradigma y vanguardia del desarrollo en América Latina.

Yo aprendí cuando apenas tenía uso de razón, por provenir de una familia muy pobre en la Cuba capitalista, la verdadera cara de ese capitalismo dependiente y subdesarrollado, donde campeaban la desigualdad social, desempleo en gran escala, analfabetismo y pobreza, el hambre y la miseria.

De la lectura de “La Historia me Absolverá”, alegato de autodefensa del entonces joven abogado Fidel Castro Ruz, ante el juicio en su contra comenzado el 16 de octubre de 1953 por los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en Santiago de Cuba y Bayamo respectivamente, sucedidos el 26 de julio de ese mismo año conocí que:

  1. El 85% de los pequeños agricultores cubanos pagaba renta y sufría la amenaza perenne del desalojo cuando más de la mitad de las mejores tierras estaban en poder de compañías extranjeras y una gran proporción de la población era analfabeta.
  2. 400.000 familias del campo y la ciudad vivían hacinadas y casi dos millones y medio de la población urbana pagaba altos alquileres por las casas que ocupaban.
  3. El 90% de los niños del campo eran devorados por los parásitos.
  4. Existía en Cuba de más de un millón de desempleados.

En el libro “Los años 50”, el gran periodista y revolucionario cubano Oscar Pino Santos recogió una selección de artículos de su autoría publicados por él en la Revista Carteles durante los años 1954 y 1959, donde develaba la verdadera esencia de la política económica del gobierno surgido como resultados del cuartelazo del 10 de marzo de 1952. Como subtítulo de este importante documento aparece el texto “en una Cuba que algunos añoran, otros no quieren ni recordar y los más desconocen”.

Uno de los artículos que tuvo mayor repercusión en el país, por el hecho de revelar las cifras del desempleo, a partir de fuentes gubernamentales, fue uno que tituló, “Más de 1 235 000 desempleados en Cuba.”. Para que el lector tenga una idea de la magnitud de la catástrofe, esa cifra se correspondía con el 67% de la población en edad laboral activa del país.

Según relata en el prólogo del libro el también el importante investigador de temas históricos Jorge Ibarra, Oscar Pino Santos en otros artículos vinculaba la emigración de jóvenes a otros países al creciente desempleo. En la medida que el paro era uno de los males que incidía de manera particularmente aguda sobre la juventud, los escritos de Pino Santos eran discutidos en los medios universitarios y la crisis que afectaba a la nueva generación era vinculada a la que sufría todo el país.

Como el tema migratorio es uno de los más manipulados por parte del gobierno de los Estados Unidos y la contrarrevolución cubana, y sé de sobra que esos lectores pudieran atacar el texto asegurando que la emigración actual es resultado del fracaso del sistema socialista en Cuba, descubrí algo, leyendo los informes estadísticos del Departamento de Estado. Cuba, antes de la Revolución era el tercer emisor latinoamericano de emigrantes hacia los EEUU. Solo México y Puerto Rico nos superaban. Ahora, a pesar de la Ley de Ajuste Cubano y el Bloqueo Salvaje, somos el 17mo. ¿Por qué pasará esto? ¿Será que el comunismo en México es más duro que el nuestro y el de los Chavistas juntos?

En un grupo de artículos publicados en el año 1954, Pino Santos denunció la sistemática destrucción de la masa forestal del país en función de la producción azucarera, y la explotación de la madera de manera indiscriminada en los principales bosques del país. Se incluyen reportajes en Guanahacabibes, la Ciénaga de Zapata, el Valle de Agabama, la Cuenca del Cauto y la Sierra Maestra. En el artículo referente a la desforestación de la Sierra Maestra se demuestra como en el principal macizo montañoso del país fueron desforestados más de 250 Km de bosques.

Hacia fines de los años cincuenta del siglo XX sólo el 14% del territorio nacional cubano era terreno boscoso. Como resultado de los esfuerzos de reforestación emprendidos por la Revolución, esta cifra ha crecido hasta el 21,4% (2000). Las campañas de reforestación continúan. De acuerdo con datos de la ONU, es el único país del mundo que cumple los dos criterios que, para la organización WWF (World Wildlife Fund), significan la existencia del desarrollo sostenible: desarrollo humano alto (IDH 0,8) y huella ecológica sostenible (huella < 1,8 ha/p).

Como el periodista marxista que fue, Oscar Pino Santos refleja la vida de miseria y abandono en que vivían los humildes pobladores de las zonas rurales de nuestra Patria. En tal sentido sus trabajos coinciden con la encuesta realizada por la Agrupación Católica Universitaria (ACU) en 1956-1957, que recientemente fue reflejada por Juan Antonio Borrego en el artículo “Cuando Fidel cruzó el Rubicón”; publicado en el periódico Granma en su edición del 14 de mayo de 2020, la cual concluyó revelando un diagnóstico, si no similar, al menos muy parecido al que expusiera Fidel Castro, tres años antes, en su alegato “La historia me absolverá”.

De acuerdo a la encuesta de la ACU:

El trabajador agrícola cubano se encontraba «engañado por los gobiernos y olvidado por los dirigentes de todos los sectores nacionales».

«En todos mis recorridos por Europa, América y África, pocas veces encontré campesinos que vivieran más miserablemente que el trabajador agrícola cubano», refirió entonces el doctor José Ignacio Lasaga, uno de los hombres que promovió aquella investigación, cuyos ejecutores debieron vencer no solo los accidentes geográficos del país en su recorrido por más de 150 000 kilómetros, «sino también los accidentes mentales que turban nuestra ciudadanía».

Que la gente del campo, por la desnutrición crónica que les caía del cielo, tuvieran 16 libras por debajo del peso teórico no fue lo peor que encontraron los católicos en aquel pesquisaje, que echó por tierra la tan inflamada prosperidad de los años 50, un canto que todavía hoy resuena en más de una bocina.

Según la investigación, para entonces el 89,84 % de las viviendas campesinas se alumbraban con luz brillante, que bien traducido significa con una chismosa; el 60,35 % estaban construidas con madera, techo de guano y piso de tierra; el 63,96 % no tenía ni letrina ni inodoro; solo el 3,36 % de la muestra consumía un alimento tan universal como el pan y el 14 % de los entrevistados refería padecer o haber padecido la tuberculosis.

Ninguno de aquellos males, sin embargo, era el que más preocupaba a la población rural cubana, entre la cual la inmensa mayoría –el 73,46 % de los encuestados– consideraba que la solución a su problema descansaba en la posibilidad de disponer de fuentes de empleo, algo muy lógico si se considera que la mayor parte no era propietaria de la tierra y que apenas tenía trabajo para la mitad del año y el resto lo pasaba contemplando la miseria sobre un taburete, si es que lo tenía.

Si tomamos en cuenta que en el año 1959, en una población de 5 millones y medio de personas, el 75% de los cubanos vivían en las zonas rurales, y que en las ciudades miles de cubanos vivían en condiciones infrahumanas, podemos afirmar que nuestra nación era un país donde detrás de los carteles lumínicos de neón, las fastuosas avenidas fotografiadas en postales que ahora nos regalan los que no denuncian los más de 60 años de cruel bloqueo económico, financiero y comercial, con los casinos y cabarets lujosos rentados por la Mafia norteamericana, se escondía el “régimen de oprobio” que nombrara José Antonio Echeverría en sus alocución del 13 de marzo de 1957.

En el artículo “La cuota azucarera de Cuba en Estados Unidos”, publicado en Carteles el 13 de febrero de 1955, y en referencia al Tratado de Reciprocidad Comercial entre Cuba y los Estados Unidos, Oscar Pino Santos denuncia:

¿Dónde está la “reciprocidad”?

“En 1953, la participación de Cuba llegó a sólo el 32% del consumo de azúcar en Estados Unidos, que alcanzó la cifra de 8.400,000 toneladas cortas. Las exportaciones de Cuba llegaron a 2.716,000 toneladas cortas, que es menos que el promedio de 3.000,000 exportado durante la década del 20. En términos absolutos, la cifra de 1953 es casi 900 mil toneladas cortas menos que la de 1929. En términos relativos, la reducción de nuestra participación es más que una tercera desde que el porcentaje bajó de un 52% hasta un 32%.”

“Exactamente lo contrario ha ocurrido con la participación de los productos norteamericanos en el mercado cubano.”

“Antes de 1934, las compras de Cuba a Estados Unidos fueron aproximadamente un 50% del total de sus importaciones, y antes de la Segunda Guerra Mundial los Estados Unidos controlaban ya hasta el 80% de las importaciones de Cuba. En resumen, puede decirse que de 1929 a 1933, mientras Cuba veía declinar su participación en el mercado azucarero norteamericano, en términos absolutos, por no menos de 900 mil toneladas, y en términos relativos de un 52% a un 32% del consumo norteamericano, la participación de los Estados Unidos en el mercado cubano aumentó en términos absolutos, y en términos relativos de $127.1 millones a $370.2 millones, y de un 58% a un 76% del total de las importaciones de Cuba.”

“Los hechos expuestos -crisis azucarera mundial y rebaja de la cuota cubana en el mercado norteamericano- vienen a reafirmar lo que ya es un lugar común en todo enfoque sobre la economía cubana: la realidad de que la industria azucarera ya no es capaz de resolver los problemas creado por nuestro crecimiento demográfico, marcando la hora de modificar nuestra actual estructura económica, e iniciándonos por los caminos siempre prometedores de la diversificación agrícola e industrial.”

“Una de las facetas de tal política de desarrollo será, en su tiempo, la de acabar con esa característica que como marchamo colonial hoy tiene la economía cubana, es decir, la alta concentración geográfica de su comercio exterior (de 70 a 80% de su comercio de importación y exportación con Estados Unidos), comenzando de esa manera una etapa más fecunda y equitativa de ampliación y diversificación de mercado.”

Hasta hace unas semanas la necesidad de liquidar ese altísimo grado de dependencia comercial era un imperativo económico de progreso para nuestro país. Luego de la rebaja de la cuota azucarera es, encima de ello, un motivo de dignidad nacional.”

Otros artículos de Oscar Pino Santos, escritos como se dice ahora “en caliente” se refieren a la crisis de la industria ganadera, como se afectó la producción arrocera del país para darle cabida a los excedentes de producción de las arroceras norteamericanas, como el país dejó de cultivar 130 mil caballerías de tierras para comprar productos agrícolas a los Estados Unidos, la política de aranceles norteamericana en detrimento de la producción nacional, la no prospección y explotación de pozos petroleros en Cuba, etc.

En otro trabajo se relata cómo:

El golpe de gracia a los bancos cubanos se lo dio el conjunto de lo que se llamaron Leyes Torriente, por ser su autor o coautor el congresista Cosme de la Torriente, especialmente las dos primeras de ellas: la Ley del Cese de la Moratoria, y la Ley de la Liquidación Bancaria. Como consecuencia de las Leyes Torriente los bancos nacionales desaparecieron, quedando en pie las entidades norteamericanas que contaron con el respaldo de sus casas matrices a la hora de cumplir aquellas pragmáticas. Esa supervivencia, por otro lado, permitió exigir a sus acreedores el cumplimiento de las obligaciones pendientes. Y como muy pocos de aquéllos pudieron hacerlas efectivas, colonias, residencias y centrales pasaron a poder de los citados bancos foráneos.

En el artículo “La política económica de la tiranía” del 14 de enero de 1959, a pocos días del triunfo Revolucionario, Oscar Pino Santos denunciaba:

“El saldo económico de la Dictadura es verdaderamente impresionante. En sólo seis años y siete meses, casi septuplicó la Deuda Pública Nacional; bajó la relación entre reservas monetarias internacionales y los pasivos sujetos a reserva de un 101,2% en noviembre de 1951 a 43,6% en igual fecha de 1957 y mucho más posteriormente; agotó la capacidad crediticia “excedentaria” que tradicionalmente mantenían los bancos comerciales del país, dejándolos con reservas en efectivo por debajo del mínimo del 25% establecido por la Ley 13; rellenó las carteras del Banco Nacional, de la propia banca comercial y de las cajas de seguridad social, de papeles públicos representativos de obras improductivas y de empresas aventureras, las más fantásticas, las más absurdas que la irresponsabilidad jamás pudo concebir.”

“Y todo para enriquecerse y mantenerse en el Poder, en un reto al odio más profundo que nunca haya experimentado un pueblo por su gobierno. En los meses postreros de su mandato, la tiranía agregó aún más acciones a su ya larga teoría de vandalismo financiero. Ya casi al borde del colapso la capacidad crediticia de la nación, siguieron emitiéndose valores públicos y anunciándose empresas insensatas de “fomento” del desarrollo económico. “

“Por otra parte, se acrecentaron los gastos de “defensa y seguridad interior” que son típicos de las tiranías. Entre julio 1 y 18 de diciembre de 1958 –!en sólo cinco meses!– las erogaciones para la adquisición de armas y equipos militares ascendieron a $81,7 millones. Ese es un dato que sólo se refiere a un período de cinco meses, los últimos. Pero los gastos totales del régimen en armas, municiones, equipos, y organismos represivos tan siniestros como el SIM, el BRAC y el SIR, suman centenares de millones, perdidos, irremisiblemente perdidos por la economía cubana.”

“Todo el pueblo de Cuba espera que se haga justicia con tanto asesino, torturador y ladrón del régimen caído. Debemos esperar también que se haga justicia con los responsables del otro crimen menos evidente: el crimen financiero contra Cuba.”

Los reportajes que se recogen en los tres números de la Edición de la Libertad de la Revista Bohemia, muestran las opulentas propiedades de Batista y sus adláteres, como Esteban Ventura Novo, Eleuterio Pedraza, Eusebio Mujal y otros, malversadas al mismo pueblo que masacraban sin misericordia.

Finalizo este post, a pesar de que me ha quedado extenso, con la satisfacción de haber ahondado en este pedazo de nuestra historia tan tergiversado por los enemigos de la Revolución. La historia económica del Batistato es muy similar a la que después implantaron a sangre y fuego las dictaduras militares en Latinoamérica durante las décadas del 60, 70 y 80; las cuáles favorecieron la entrega de los recursos nacionales de nuestras naciones al capital extranjero, el robo descarado de los fondos públicos, el latrocinio, el endeudamiento que nos afecta hasta el día de hoy, la implantación del neoliberalismo feroz, y la represión más brutal del pueblo trabajador para mantener los privilegios de clase de una clase burguesa cipaya al servicio del imperialismo.

En La Habana, como en casi todas las capitales latinoamericanas convivían las edificaciones más opulentas, con los barrios más marginales, como el Barrio de las Yaguas. De lugares como este que menciono en la última oración los “románticos” y “nostálgicos” adoradores de la Dictadura de Batista no publican ninguna fotografía. La burguesía no representa al pueblo. Y la Revolución Cubana se realizó para darle el poder al pueblo cubano, no para mantener los privilegios de clase de la burguesía entreguista y explotadora.

Termino con la definición de pueblo que nos legara nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en “La Historia me Absolverá”:

Dije que las segundas razones en que se basaba nuestra posibilidad de éxito eran de orden social. ¿Por qué teníamos la seguridad de contar con el pueblo? Cuando hablamos de pueblo no entendemos por tal a los sectores acomodados y conservadores de la nación, a los que viene bien cualquier régimen de opresión, cualquier dictadura, cualquier despotismo, postrándose ante el amo de turno hasta romperse la frente contra el suelo.

Entendemos por pueblo, cuando hablamos de lucha, la gran masa irredenta, a la que todos ofrecen y a la que todos engañan y traicionan, la que anhela una patria mejor y más digna y más justa; la que está movida por ansias digna y más justa; la que está movida por ansias ancestrales de justicia por haber padecido la injusticia y la burla generación tras generación, la que ansía grandes y sabias transformaciones en todos los órdenes y está dispuesta a dar para lograrlo, cuando crea en algo o en alguien, sobre todo cuando crea suficientemente en sí misma, hasta la última gota de sangre.

La primera condición de la sinceridad y de la buena fe en un propósito, es hacer precisamente lo que nadie hace, es decir, hablar con entera claridad y sin miedo. Los demagogos y los políticos de profesión quieren obrar el milagro de estar bien en todo y con todos, engañando necesariamente a todos en todo. Los revolucionarios han de proclamar sus ideas valientemente, definir sus principios y expresar sus intenciones para que nadie se engañe, ni amigos ni enemigos.

Nosotros llamamos pueblo si de lucha se trata, a los seiscientos mil cubanos que están sin trabajo deseando ganarse el pan honradamente sin tener que emigrar de su patria en busca de sustento; a los quinientos mil obreros del campo que habitan en los bohíos miserables, que trabajan cuatro meses al año y pasan hambre el resto compartiendo con sus hijos la miseria, que no tienen una pulgada de tierra para sembrar y cuya existencia debiera mover más a compasión si no hubiera tantos corazones de piedra; a los cuatrocientos mil obreros industriales y braceros cuyos retiros, todos, están desfalcados, cuyas conquistas les están arrebatando, cuyas viviendas son las infernales habitaciones de las cuarterías, cuyos salarios pasan de las manos del patrón a las del garrotero, cuyo futuro es la rebaja y el despido, cuya vida es el trabajo perenne y cuyo descanso es la tumba; a los cien mil agricultores pequeños, que viven y mueren trabajando una tierra que no es suya, contemplándola siempre tristemente como Moisés a la tierra prometida, para morirse sin llegar a poseerla, que tienen que pagar por sus parcelas como siervos feudales una parte de sus productos, que no pueden amarla, ni mejorarla, ni embellecerla, planta un cedro o un naranjo porque ignoran el día que vendrá un alguacil con la guardia rural a decirles que tienen que irse; a los treinta mil maestros y profesores tan abnegados, sacrificados y necesarios al destino mejor de las futuras generaciones y que tan mal se les trata y se les paga; a los veinte mil pequeños comerciantes abrumados de deudas, arruinados por la crisis y rematados por una plaga de funcionarios filibusteros y venales; a los diez mil profesionales jóvenes: médicos, ingenieros, abogados, veterinarios, pedagogos, dentistas, farmacéuticos, periodistas, pintores, escultores, etcétera, que salen de las aulas con sus títulos deseosos de lucha y llenos de esperanza para encontrarse en un callejón sin salida, cerradas todas las puertas, sordas al clamor y a la súplica. ¡Ése es el pueblo, cuyos caminos de angustias están empedrados de engaños y falsas promesas, no le íbamos a decir: "Te vamos a dar", sino: "¡Aquí tienes, lucha ahora con toda tus fuerzas para que sean tuyas la libertad y la felicidad!"

6 comentarios:

  1. Encanto de chiquilla.

    Mira el trabajo que se toma. Siempre se despide así de mí.

    Milenita de Vivir del Cuento no trata así al viejito Chacón. Jajaja

    Copio.

    Voy a descansar
    Bye
    Te quiero mucho
    Mucho
    Mucho
    Me siento bien contigo
    Te quiero
    Buenas noches
    Lindos sueños

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  2. A Danilo de otro blog.

    Leí por arribita lo que escribes.
    El tema me interesa aunque mis estudios son de Economía, Finanzas y Negocios.

    Dices:
    Al culpar al otro se libera la responsabilidad propia.
    Curiosamente, acá en Cuenca, Ecuador, otro cubano me preguntó que hasta cuándo sería mí odio. Respuesta: Con ese rencor me muero. Me tuvieron siete años sin poder comunicarme con mis hijos pequeñitos.
    Dice él que fue mí culpa por haber desertado en 1985 en Montreal, que yo sabía a lo que me exponía.

    En otra entrada, hablas de las personas que no tienen miedo a la muerte. Hace unos días en una entrevista que me hicieron como señor de la Tercera Edad sobreviviente del Covid-19- ya me han hecho cuatro entrevistas jajaja- afirmé que a mis 67 años no le temo mucho, dije mucho, la periodista luego ignoró el adjetivo, a la parca, que estoy listo para rendirle cuentas a mí creador, pues había vivido lo mío y tenido muchas experiencias. Y eso, lo dije, incluso antes de hacer organizado en mí dormitorio un trío con dos mujeres jajaja jajaja.

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  3. Jajaja. Me gusta la joda.


    Copio.

    Danilo, Mí correo es julian16021953@gmail.com

    Te lo doy porque no me gusta hacer desaires y me gusta hacer amistades cibernéticas.

    No creo me interese mucho leer el libro lo que el dinero no puede comprar. Para alquilar chicas sirve bastante, aunque no a todas las que yo desearía llevarme a la cama.

    Sin exclusiones, a todas las lindas que veo por la Ciudad de Cuenca cuando salgo a caminar.

    Saludos.

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  4. Ella:

    Puedo ir mañana estoy muy caliente, no tienes q darme nada. Las inyecciones me prenden mucho

    Yo:

    Jajaja. Dale. Trato hecho. Luego se lo cuento a mí amigo que dice que él cree que me tienes cariño el día que vengas a la cama conmigo sin plata de por medio. ?A qué hora viene la princesa?
    Abrazos.

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  5. Voy a hacer hacer un esfuerzo, refrenarme, ponerme formal, volverme monógamo y dedicarme a ella. Lo prometo en este blog.

    Estoy a su disposición. La muchachita se lo merece. Es bellísima conmigo. La encontré más linda y sexy que nunca.

    Aunque ella me dice generosamente que soy libre, cómo el tango de Gardel.
    Jajaja. se acabaron para mí ja, jajaja, todas las farras.

    Me trató con el afecto que dan las mujeres a sus amantes. Para rematar la jornada, se durmió un rato sobre mí pecho. Respirar el aire calentito que despedían sus pulmones es una experiencia inolvidable.

    No me seduce la idea de involucrarme en otra relación ni de ponerme a inventar otro trío. Jajaja.

    Me dedicó tres horas. Le pagué lo acordado por una sesión ...aunque me había ofrecido gratuidad al venir apurada, voluntariamente, por la calentura que le provocan las inyecciones para no caer embarazada.

    El lunes planeamos ir a una cafetería de un ambiente muy acogedor, romántico y aislada de la ciudad para tener privacidad.

    Bye

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  6. A mí promesa de serle fiel responde:

    Eres libre mi amor. Yo te quiero mucho y quiero q seas feliz.

    Yo:

    Jajaja. No soy libre, tú me tienes bien amarrado con tu ternura, tus atenciones y tú nobleza.
    !Como lamento no tener 30 años! Pero jajaja, a mis 30 años no podía invitarte ni a un café, y tú ni habías nacido.

    Abrazos

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