Nos conformamos con ser cubanos 100%.

Mayor General Ignacio Agramonte Loynaz
Foto: Ecured

 Por Eduardo

Este es un comentario a un post de mi hermano Osmany, el Tatu de la Joven Cuba primigenia, que publiqué en su muro de Facebook días antes de que tuviésemos que asumir diferentes tareas como combatientes al servicio de nuestra Patria en el enfrentamiento a la pandemia de la COVID – 19. Algunos miembros de la claque contrarrevolucionaria en la mencionada red social, alardeaban de sus posesiones materiales y su “buena vida” en Miami, Nueva Jersey y otras ciudades norteamericanas, en contraposición con la “empobrecida” tierra cubana, a la que pintaban como el infierno en la tierra; algo que contradice por ejemplo el que muchos de esos mismos ciudadanos mandasen en condiciones anteriores a la COVID -19 a sus pequeños hijos y nietos a pasar las vacaciones en Cuba durante el verano. Quizás ahora que el foco de la pandemia en la Unión Americana se ha trasladado a la Florida reflexionen un poco acerca de las bondades de la vida americana.

Por cierto que el Presidente Trump estuvo por Miami, pero no se preocupó mucho por las salas de terapia intensiva, ni por el número de camas en los hospitales, o las cifras de infectados y muertos por la pandemia. Sus actividades se centraron en reunirse con los “líderes” de las contrarrevoluciones cubana, venezolana y nicaragüense, para anunciar un mayor recrudecimiento de las políticas agresivas contra nuestro país y las dos naciones hermanas. Es un sin sentido, pero así son las cosas con la actual administración estadounidense.

Osmany:

Mi herma, lo que pasa es que los comuñángaras como tú y yo no necesitamos ser cubanoamericanos, nos conformamos con ser cubanos 100%. Como lo único que tienen allá son las migajas que consumen del plato de lentejas que reciben de las manos del país que quiere matarnos de hambre y necesidades, y no la verdadera Patria Cubana, piensan que para nosotros son más importantes que la Patria, andar en carro y no en guagua, o llenarnos la barriga y no reconocer a los enemigos de la nación cubana.

Estos que se golpean el pecho atacando a nuestro gobierno, cuando vivían en Cuba casi siempre eran de los que menos hicieron por este país alguna obra meritoria. Ahora que viven allá, no mueven un dedo para protestar contra las medidas funestas que nos aplica el gobierno imperialista. Si su familia sufre los efectos del bloqueo en la isla, ellos no protestan, en el mejor de los casos sencillamente mandan algún dinerito a los viejos y los hijos que dejaron en Cuba, y ya con eso asumen que tienen la conciencia en paz. Algunos más recalcitrantes, como sabes, han llegado a pedir tres días para matar comunistas en el hipotético caso de que cayera la Revolución Cubana.

Y como casi nunca tienen el calibre político que se necesita para combatir a la Revolución en el campo de las ideas, sencillamente terminan ofendiendo y usando las más burdas falacias para justificar lo injustificable.

Nunca entenderé es como los contrarrevolucionarios cubanos tienen el coraje de dárselas de patriotas, mientras claman porque el señor Trump y su administración nos sigan atacando. Es como si no tuviesen familia en Cuba. Quizás ya no les queden familiares en esta bendita tierra porque todos emigraron al norte, pero coño, no concibo alguien que haya nacido en este suelo que se atreva a rogarles a los yumas que sigan apretando la tuerca a la isla.

Desgraciadamente muchos seres humanos nacidos en Cuba, cuando tienen oportunidad piden hasta bombardeos de la U.S. Air Force, en combinación con un bloqueo naval de la U.S. Navy. Por cierto que ya Donald Trump amenazó con aplicar esta última medida. No sé si sabrá el Presidente actual de los Estados Unidos, que ya esa acción agresiva nos la aplicaron en octubre de 1962 y este país no se rindió ante las amenazas imperialistas.

Y fíjate, si en un país nadie se caga de miedo por la amenaza de una invasión de Yumilandia es en este verde caimán. Somos el único país en el mundo a quien amenazaron con desaparecerlo de la faz de la tierra y nuestros padres no vacilaron ni un instante. Cuando a los soviéticos los norteamericanos le revisaron los barcos con los cohetes de regreso en alta mar, Fidel dijo que a Cuba nadie la inspeccionaba y que yo sepa esa afirmación de nuestro Comandante en Jefe se la tuvieron que comer con papa y todo, como un año antes nos tuvieron que cambiar su Ejercito de Cocineros, que se rindió en las arenas de Playa Girón por compotas. Por eso y otras causas es que quieren que olvidemos la historia gloriosa de Cuba.

Mi generación, muy cercana a la tuya, soportó el período especial y ahora tenemos entre 45 y 60 años. Muchos tomaron el camino del norte, pero muchos más nos quedamos a dar la pelea.

Así seguirá siendo, porque nosotros sí que no olvidamos la historia. El próximo mes, el 15 de marzo, se conmemorarán los 142 años de la Protesta de Baraguá protagonizada por el Titán de Bronce. Fidel dijo un día que el futuro de nuestra Patria sería “un eterno Baraguá”. Cuando en el duro año de 1870, en que la insurrección gloriosa pasaba uno de sus más difíciles momentos, un cubano le preguntó al Mayor General Ignacio Agramonte que con qué medios contaba para continuar la lucha por la Independencia, y el Bayardo respondió: - Con la vergüenza de los cubanos. A los héroes como Agramonte, por gestos como estos que cimentaron la Cuba de hoy, el pueblo los recordará por siempre.

A los traidores, que se alegran de los ataques a la Patria por el imperio más poderoso en la historia de la humanidad, o simplemente callan o apoyan medidas como el brutal bloqueo económico, comercial y financiero en contra del pueblo cubano, solo les espera el ostracismo más profundo. Martí los llamó sietemesinos, y los llevó suave. Yo creo que se merecen otros epítetos más duros.

A esos cubanos que renunciaron un día a vivir la gloria de habitar en un pequeño país que se ha enfrentado 60 años al mayor imperio en la historia de la humanidad para residir en el país que trata de cortarnos el agua, la luz y hasta el aire, y que yo nunca me he podido explicar cómo pueden ir a vivir al norte revuelto y brutal que nos desprecia al decir de nuestro Apóstol, yo les dedico este poema de nuestra poetisa inmortal Carilda Oliver Labra llamado “La Tierra”:

Cuando vino mi abuela trajo un poco de tierra española,

cuando se fue mi madre llevó un poco de tierra cubana,

yo no guardaré conmigo ningún poco de patria,

la quiero toda sobre mi tumba.