Los cubanos somos el pueblo elegido, por nosotros mismos.

Cubanos en Costa Rica (tomado de Cubadebate)

 Por Eduardo

Orlando:

De todos estos hechos he llegado a la conclusión de que los judíos no son el pueblo elegido de Dios, somos los cubanos. Lo que pasa es que no contamos con Dios para esa elección, nosotros mismos, o al menos, algunos de nosotros nos creemos seres de otra galaxia. El tal Romeo di Piero hace la pregunta de la Ley de Ajuste Cubano, para luego hacerse el chivo con tontera, y desplegar una filípica anticastrista que si Ileana Ross lee lo que escribe le cae a besos y lo envuelve como a Elián en la bandera de las barras y las estrellas. Hace unos días la hija de René González hacía una historia por la televisión de que a su mamá Olga Salanueva, buscando trabajo en Miami, un norteamericano no la quiso contratar porque según sus propias los cubanos éramos demasiados dignos y problemáticos, y todos llevábamos dentro “a little Fidel Castro”.

Esos compatriotas nuestros varados en la frontera entre Nicaragua y Costa Rica, como no entienden que existen leyes migratorias que hay que cumplir, y nos hemos acostumbrado con la Revolución a tener un montón de derechos que a otros pueblos les son negados, meten una buena tángana en toda la regla, porque ellos saben que si llegan a poner un pie en Yumilandia, en virtud de la Ley de Ajuste, serán “latinos de primera”, porque no creo que los WASP nos lleguen a ver algún día como verdaderos Americans.

A veces algunos cubanos ni siquiera reparan en las ventajas que les da vivir en Cuba Socialista, y como muchos seres en este mundo de verdad que se creen el cuento del American Dream, y se lanzan a esa aventura a como sea. Un amigo mío, fallecido hace unos años tenía una frase que repetía a menudo, - Un grupo de cubanos, que creen que en el capitalismo van a vivir como reyes, están locos por montarse en un avión así aterrice en Groenlandia. Hace unos años cumplí misión en Venezuela, en un remoto pueblecito del llano venezolano, donde la Revolución Bolivariana había montado una universidad.

Allí me encontré con un cubano que trabajaba en el Hotel donde me alojaba. Estaba con su mujer, tratando de reunir el dinero para poder dar el “Gran Salto”, parafraseando a Mao Tse Tung. Pinchaban para el dueño del hotel como unas bestias, y nunca lograban llegar a la cantidad de dinero que necesitaban para pagarse el viaje, por la vía que fuese. Sí, porque fuera de Cuba comparto con cualquier cubano decente, pero no me gusta, desde mis convicciones de ñángara modelo melón (rojo por dentro y verde por fuera), hablar de otra cosa que de lo que se puede conversar sin entrar en muchos detalles. Y ya casi es poco probable que yo salga fuera del país, y no me tope con un cubano en los lugares más insospechados.

Una vecinita mía del frente de la casa, se fue para Venezuela, y pudo llegar a Yumilandia. En fin Orlando, que yo veo en esta magnificación de este suceso, que se puede dar con cualquier grupo de personas de cualquier nacionalidad, un intento de manipulación mediática, casi como de establecer un paralelo entre los refugiados árabes que invaden Europa, con este incidente fronterizo entre Nicaragua y Costa Rica, por cuenta de un grupo de cubanos.

Nunca estaré de acuerdo con que nadie reprima a un compatriota mío, y le lance gases lacrimógenos a un grupo de personas entre las que se cuentan mujeres y niños. Yo quiero morirme en Cuba y que me entierren con mis seres queridos en nuestro panteón familiar en el Cementerio de San Carlos, pero creo que si estuviese en el caso de esos cubanos que desean emigrar a Estados Unidos, confiaría en su país, que aquí nunca les faltará un techo por modesto que sea, dignidad por toneladas, salud y educación gratuita, y un plato de comida, aunque sea de nuestro popular picadillo de soya. Yo creo que lo más aconsejable es regresar a la Patria, y si después quieren emigran de nuevo, que lo intenten nuevamente, pero de manera segura. Yo no creo que un coyote mafioso sea alguien en que se pueda confiar, como decía el Che, ni tantico así.