Mi padre fue fundador del Poder Popular.

Elecciones generales en Cuba. Foto: Cubadebate

Por Eduardo

Como se acercan las elecciones del Poder Popular, hoy precisamente que se celebra en mi cuadra la Asamblea de Nominación de candidatos, saco de mi archivo este texto que escribí hace ya unos cuatro años. En él hago referencia a mi padre, fundador del Poder Popular, fallecido en el año 2014. Que sirva este post de homenaje a los fundadores de nuestra Democracia Socialista, y a los que en las próximas elecciones constituyan la continuidad de la obra del gobierno Revolucionario.

Cuando era niño, y por ser matancero, viví las primeras elecciones del poder popular. Mi padre fue miembro de la Primera Asamblea Municipal de Matanzas. Estuvo muchos años de Delegado, y lo reelegían una y otra vez, hasta que ya jubilado pidió su liberación a los electores. Hoy es un viejecito enfermo de un incipiente Alzheimer. 

El hombrón que combatió con las armas en la mano por la Revolución, hoy no posee otra cosa que el amor de sus hijos y mi madre, la protección del estado que ayudó a fundar, y el cariño de sus antiguos compañeros de trabajo, y de la Asociación de Combatientes. En cualquier país de este mundo, un Consejal, que es el equivalente a nuestros delegados de circunscripción, termina su gestión siendo millonario.

Como él, un mulato nacido en un solar del barrio de la Marina, hijo de una familia de trece hermanos, que de muchacho trabajó como estibador en el puerto, y obrero de obras públicas, cuando conseguía trabajo, han llegado a ocupar puestos en las diferentes instancias de gobierno de nuestro país otros muchos valiosos compañeros. Esa es la democracia cubana, que eliminó por ejemplo, que un mulatico nacido con la Revolución, que soy yo, no tuviera que sufrir como mi padre, la humillación de tener que darle la vuelta al Parque de la Libertad de Matanzas, por la acera de afuera, lo que llamaban en esa época sacarle “rosca” al parque, mientras que los supuestos “blancos” se movían cerca de la estatua de Martí o se sentaban en los bancos, o que no pudiera bañarse en la playa de Bueyvaca por ser mulato, o no poder Bailar en el Liceo de Matanzas, porque era muy oscurito, por lo que tuvo que hacerlo en la Unión Matancera para negros y mulatos. Si nos equivocamos en este debate ideológico, donde no siempre se tiene en cuenta la presencia omnipresente de los enemigos y los traidores a su servicio, podemos volver a ese pasado de ignominia.

Quizás alguien me dirá que lo que cuento es de otro contexto histórico, pero como decía Cristina Fernández, la derecha no ha desaparecido, ni sus métodos han cambiado. Siguen siendo fascistas por naturaleza, como aquellos que hace 50 años le dieron el Golpe de Estado a Allende. Pobre de Cuba si por nuestras debilidades ideológicas, y por ponernos a separarnos por jugar a la democracia, llegaran a entronizarse en Cuba los mafiosos de Miami. En Cuba, como siempre digo, el río tiene dos orillas, la de la Revolución con toda su carga ideológica, y la de la contrarrevolución, con todos sus llamados a la “democracia”, y a la desideologización y al desarme de las ideas que nos han permitido resistir y aguantar durante 58 años el embate en todos los campos del imperio.