Por Eduardo
Como si no fuese suficiente un personaje de opereta al
frente del mayor imperio que nunca existió en la historia de la humanidad, ahora
tenemos un clon latinoamericano de Donald Trump al frente del mayor país de
nuestra América. La clave de su acenso al poder me la dio ayer una compañera de
trabajo al decirme: - Ay, yo no pensé nunca que en Brasil hubiese tantos
problemas con la medicina. Todo parece indicar que mi amiga, como decimos en
buen cubano, se estaba desayunando con las noticias relacionadas con la falta
de cobertura médica que sobrevendría en los próximos días después de la
retirada de nuestra misión médica. Le expresé entonces que la verdadera cara
del país sudamericano no es necesariamente la que se muestra en las telenovelas
brasileñas que transmite desde hace años la Televisión Cubana.
Le hablé entonces de las favelas, de los olvidados sertones
nordestinos, de los pueblos originarios amazónicos y de Rio Grande do Sur, de
la violencia, la desigualdad, y otros males presentes en aquel país que Frei
Beto llamó Belindia, debido a que mientras un pequeño por ciento de la
población ostenta niveles de vida similares a Bélgica, las grandes mayorías
viven de forma similar a las comunidades pobres de las grandes ciudades de la
India como Calcuta y Bombay.
La derecha brasileña jugó mejor sus cartas que la desunida
izquierda brasileña, quien no supo apreciar que después de la prisión del ex
presidente Luis Inacio Lula Da Silva, no había otro camino que apoyar a su
sustito al frente de la campaña Petista, el académico Fernando Adad. La
victoria de Bolsonaro fue inobjetable, con alrededor del 77% de los votos, a
pesar de que este acudió a cuanta artimaña, y golpe bajo, incluyendo noticias
falsas difundidas por las redes sociales, con el objetivo de confundir al
evidentemente desinformado elector brasileño.
Pero que se puede esperar de este presidente neofacista que
se proclama admirador del multimillonario prepotente que ahora dirige la Casa
Blanca. Como decía mi abuela: “Éramos pocos, y parió Catana”.
Hace unos días me quedé estupefacto al ver un video en el
cual el recién electo presidente brasileño empuja a una mujer, dedica su voto
negativo durante el impeachment a Dilma Rouseff al mayor torturador de la
dictadura militar brasileña, le responde a una congresista que le reclamaba su
desestimación ante las violaciones de las mujeres brasileñas que sencillamente él
no la violaría nunca porque no valía la pena porque no era atractiva, y emite en
otras escenas una sarta de comentarios racistas y anticomunistas. Como si ser
comunista fuese un delito, y Pinochet pudiera constituir para un hombre de bien
un paradigma a seguir.
No pude menos que recordar la narración del famoso encuentro
entre el dictador Gerardo Machado y Rubén Martínez Villena, que culminó con
este último bautizando para la historia a Machado como el “Asno con Garras”.
Creo que Jair Bolsonaro, quien como Machado llega a la presidencia de su nación
por primera vez a través del voto popular, tiene todas las cualidades para dejar
una huella nefasta en la historia brasileña y latinoamericana contemporánea.
Mientras tanto el hombre que desde la presidencia brasileña sacó de la pobreza
extrema a millones de brasileños, paga en una injusta prisión, como víctima de
una sucia vendetta política, el pecado de haber luchado desde que era casi un
niño por los pobres de la tierra.
Desde hace dos días es noticia en nuestro país, una
declaración del Ministerio de Salud Pública de la República de Cuba, donde se
explican las causas del por qué nuestros médicos son retirados del programa “Más
Médicos” creado durante la presidencia de Dilma Rouseff.
Cubadebate replica una información del blog de Esmael
Morais, un periodista brasileño especializado en política, que reproducimos
aquí por lo significativamente curioso del caso:
“La ingratitud del presidente elegido Jair Bolsonaro (PSL),
que implementa el ‘programa Menos médicos ‘, expulsando a los médicos cubanos
en el país, fue proporcional al número de votos que recibió en la próspera
ciudad de Ponta Grossa (PR).
En la elección de octubre, Bolsonaro obtuvo el 74% de los
votos válidos (137.776) entre los pontagrossenses y, como recompensa, los
habitantes de la ciudad perdieron el 75% de los médicos de las unidades de
salud.
“Sin duda, este es el problema más grave en todo mi
gobierno”, reconoció el alcalde Marcelo Rangel (PSDB).
De los 80 médicos que atienden en las unidades de salud de
Ponta Grossa, 60 de ellos eran cubanos del programa Más Médicos.
Según el alcalde tucán, el programa ‘Menos Médico’ del
presidente electo afectará directamente a 240 mil personas en el municipio.
Ponta Grossa se encuentra a 110 km de Curitiba, en la región
de los Campos Generales, y posee 350 mil habitantes.”
Nuestros médicos podrán decir como el Che que otras tierras
del mundo reclamaran el concurso de sus modestos esfuerzos, y que de ellos se
podrá decir lo mismo que dijo el poeta Bonifacio Birne en su inmortal canto a
nuestra bandera “y sus huellas en otras regiones, son letreros de luz en la
nieve”.
Edu. Te copio.
ResponderEliminarVolvi de aquella Convencion de Wall Street de las Vegas convencido de que todo el sistema financiero se habia desquiciado. O bien, el juego estaba todo amannado o se habian todos vuelto jodidamente locos. Le dije a mi madre,
Creo que vamos a afrontar algo asi como el fin del capitalismo democratico.
!Ay Charlie!, suspiro. Se te olvido de nuevo tomarte el litio.
Por otra parte, Edu. Solo una crisis humanitaria y migratoria Ja Ja Ja, sin precendentes me permite tener una cita con una belleza venesolana de 20 y tamtos annos- Te copio
YO.
Por la mannana tengo cita medica, probablemente termino a la hora del almuerzo
Gaby: Ah ok, Okey.
Yo. Perfecto. Es un placer conversar con una chica bella e inteligente. Podemos vernos a eso de la una de la tarde. Mi cita medica es por la mannana. Te pago el taxi
Gaby: Dondeeee
Los comunistas no entienden que muchos exiliados les tengan tanto odio. No entienden que gente como Marco Rubio e Ileana Ross no quieran un levantamiento del embargo.
ResponderEliminar¿Acaso no dijo Che Guevara por un microfono que la guerra era a muerte?
Ellos no se dan cuenta de que el que siembra vientos cosecha tempestades. Por mi parte no estoy a favor del embargo, pero comprendo a quienes sí lo están.
Me escribe un amigo desde Miami.
Se suponía que me quedara de profesor en la escuela, pero no me dejaron porque tenía creencias religiosas y eso vetaba para ser profesor, aunque fuera de Matemáticas.
Parece que corrompemos a la juventud, como Sócrates. Menos mal que no me hicieron beber cicuta.
Edu. Si no quieres el libro, avisame, tengo otros amigos que lo necesitan,
ResponderEliminarBye