viernes, 16 de noviembre de 2018

Son letreros de luz en la nieve.

 Por Eduardo

Como si no fuese suficiente un personaje de opereta al frente del mayor imperio que nunca existió en la historia de la humanidad, ahora tenemos un clon latinoamericano de Donald Trump al frente del mayor país de nuestra América. La clave de su acenso al poder me la dio ayer una compañera de trabajo al decirme: - Ay, yo no pensé nunca que en Brasil hubiese tantos problemas con la medicina. Todo parece indicar que mi amiga, como decimos en buen cubano, se estaba desayunando con las noticias relacionadas con la falta de cobertura médica que sobrevendría en los próximos días después de la retirada de nuestra misión médica. Le expresé entonces que la verdadera cara del país sudamericano no es necesariamente la que se muestra en las telenovelas brasileñas que transmite desde hace años la Televisión Cubana.


Le hablé entonces de las favelas, de los olvidados sertones nordestinos, de los pueblos originarios amazónicos y de Rio Grande do Sur, de la violencia, la desigualdad, y otros males presentes en aquel país que Frei Beto llamó Belindia, debido a que mientras un pequeño por ciento de la población ostenta niveles de vida similares a Bélgica, las grandes mayorías viven de forma similar a las comunidades pobres de las grandes ciudades de la India como Calcuta y Bombay.
La derecha brasileña jugó mejor sus cartas que la desunida izquierda brasileña, quien no supo apreciar que después de la prisión del ex presidente Luis Inacio Lula Da Silva, no había otro camino que apoyar a su sustito al frente de la campaña Petista, el académico Fernando Adad. La victoria de Bolsonaro fue inobjetable, con alrededor del 77% de los votos, a pesar de que este acudió a cuanta artimaña, y golpe bajo, incluyendo noticias falsas difundidas por las redes sociales, con el objetivo de confundir al evidentemente desinformado elector brasileño.
Pero que se puede esperar de este presidente neofacista que se proclama admirador del multimillonario prepotente que ahora dirige la Casa Blanca. Como decía mi abuela: “Éramos pocos, y parió Catana”.
Hace unos días me quedé estupefacto al ver un video en el cual el recién electo presidente brasileño empuja a una mujer, dedica su voto negativo durante el impeachment a Dilma Rouseff al mayor torturador de la dictadura militar brasileña, le responde a una congresista que le reclamaba su desestimación ante las violaciones de las mujeres brasileñas que sencillamente él no la violaría nunca porque no valía la pena porque no era atractiva, y emite en otras escenas una sarta de comentarios racistas y anticomunistas. Como si ser comunista fuese un delito, y Pinochet pudiera constituir para un hombre de bien un paradigma a seguir.
No pude menos que recordar la narración del famoso encuentro entre el dictador Gerardo Machado y Rubén Martínez Villena, que culminó con este último bautizando para la historia a Machado como el “Asno con Garras”. Creo que Jair Bolsonaro, quien como Machado llega a la presidencia de su nación por primera vez a través del voto popular, tiene todas las cualidades para dejar una huella nefasta en la historia brasileña y latinoamericana contemporánea. Mientras tanto el hombre que desde la presidencia brasileña sacó de la pobreza extrema a millones de brasileños, paga en una injusta prisión, como víctima de una sucia vendetta política, el pecado de haber luchado desde que era casi un niño por los pobres de la tierra.
Desde hace dos días es noticia en nuestro país, una declaración del Ministerio de Salud Pública de la República de Cuba, donde se explican las causas del por qué nuestros médicos son retirados del programa “Más Médicos” creado durante la presidencia de Dilma Rouseff.
Cubadebate replica una información del blog de Esmael Morais, un periodista brasileño especializado en política, que reproducimos aquí por lo significativamente curioso del caso:
“La ingratitud del presidente elegido Jair Bolsonaro (PSL), que implementa el ‘programa Menos médicos ‘, expulsando a los médicos cubanos en el país, fue proporcional al número de votos que recibió en la próspera ciudad de Ponta Grossa (PR).
En la elección de octubre, Bolsonaro obtuvo el 74% de los votos válidos (137.776) entre los pontagrossenses y, como recompensa, los habitantes de la ciudad perdieron el 75% de los médicos de las unidades de salud.
“Sin duda, este es el problema más grave en todo mi gobierno”, reconoció el alcalde Marcelo Rangel (PSDB).
De los 80 médicos que atienden en las unidades de salud de Ponta Grossa, 60 de ellos eran cubanos del programa Más Médicos.
Según el alcalde tucán, el programa ‘Menos Médico’ del presidente electo afectará directamente a 240 mil personas en el municipio.
Ponta Grossa se encuentra a 110 km de Curitiba, en la región de los Campos Generales, y posee 350 mil habitantes.”

Nuestros médicos podrán decir como el Che que otras tierras del mundo reclamaran el concurso de sus modestos esfuerzos, y que de ellos se podrá decir lo mismo que dijo el poeta Bonifacio Birne en su inmortal canto a nuestra bandera “y sus huellas en otras regiones, son letreros de luz en la nieve”. 

3 comentarios:

  1. Edu. Te copio.

    Volvi de aquella Convencion de Wall Street de las Vegas convencido de que todo el sistema financiero se habia desquiciado. O bien, el juego estaba todo amannado o se habian todos vuelto jodidamente locos. Le dije a mi madre,

    Creo que vamos a afrontar algo asi como el fin del capitalismo democratico.

    !Ay Charlie!, suspiro. Se te olvido de nuevo tomarte el litio.

    Por otra parte, Edu. Solo una crisis humanitaria y migratoria Ja Ja Ja, sin precendentes me permite tener una cita con una belleza venesolana de 20 y tamtos annos- Te copio

    YO.
    Por la mannana tengo cita medica, probablemente termino a la hora del almuerzo

    Gaby: Ah ok, Okey.

    Yo. Perfecto. Es un placer conversar con una chica bella e inteligente. Podemos vernos a eso de la una de la tarde. Mi cita medica es por la mannana. Te pago el taxi

    Gaby: Dondeeee

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  2. Los comunistas no entienden que muchos exiliados les tengan tanto odio. No entienden que gente como Marco Rubio e Ileana Ross no quieran un levantamiento del embargo.

    ¿Acaso no dijo Che Guevara por un microfono que la guerra era a muerte?

    Ellos no se dan cuenta de que el que siembra vientos cosecha tempestades. Por mi parte no estoy a favor del embargo, pero comprendo a quienes sí lo están.

    Me escribe un amigo desde Miami.

    Se suponía que me quedara de profesor en la escuela, pero no me dejaron porque tenía creencias religiosas y eso vetaba para ser profesor, aunque fuera de Matemáticas.

    Parece que corrompemos a la juventud, como Sócrates. Menos mal que no me hicieron beber cicuta.

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  3. Edu. Si no quieres el libro, avisame, tengo otros amigos que lo necesitan,

    Bye

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