El amor en los tiempos del coronavirus.

Tripulantes del crucero MS Braemar saludan a la nación cubana (Foto de Granma)

 Por Eduardo

Como el “Nueva Fidelidad”, aquel vapor fluvial en el cual Fermina Daza y Florentino Ariza consumaron su amor de cincuenta y tres años, siete meses y once días con sus noches, y que no podía tocar tierra en ninguno de los puertos situados en la ribera del Río Magdalena, debido a la epidemia de cólera; el crucero Británico MS Braemar vagaba por el Caribe sin encontrar un puerto seguro en el cual desembarcar a su valiosa carga de 682 pasajeros y 381 tripulantes. Dentro de ellos cinco casos positivos a la COVID-19, y varios pasajeros en cuarentena. Imagino que quizás el capitán del crucero británico en su idioma hubiese pronunciado en algún momento la versión inglesa de la famosa del capitán Diego Samaritano expresada al final de la famosa novela de Gabriel García Márquez “El amor en los tiempos del cólera”: - ¿Y hasta cuándo cree usted que podemos seguir en este ir y venir del carajo?

A partir del momento en que se conoció por los medios de comunicación que una pasajera norteamericana infectada con el nuevo coronavirus desembarcó en el puerto colombiano de Cartagena proveniente del MS Braemar, cinco países del área caribeña negaron al crucero la posibilidad de atracar en sus muelles. Esta lista, la de los países que renunciaron a ayudar a los tripulantes y pasajeros del navío, incluyó a los Estados Unidos de América, país que se autoproclama campeón de los Derechos Humanos y que en nombre de la Democracia somete a los países que no se doblegan a sus políticas imperiales, a brutales medidas unilaterales e ilegales, que pretenden quebrar la voluntad de naciones como Nicaragua, Venezuela y mi amada Cuba.

Y tuvo que ser precisamente el Gobierno de la República de Cuba quien diera respuesta positiva a la petición del gobierno del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Si Cuba no hubiese dado su aprobación de desembarque en el puerto del Mariel, es posible que la tripulación y los pasajeros en el transcurso del largo camino de regreso a Europa, se habrían contagiado masivamente y muchos de ellos hubiesen fallecido antes de alcanzar a divisar nuevamente las costas de la Vieja Albión.

Solo una vez, al decir de un reportaje de la conocida periodista cubana Rosa Miriam Elizarde, pudo reabastecerse el crucero por medio de una rudimentaria barcaza que a 25 millas de distancia de uno de los puertos donde no les permitieron acercarse a tierra. Un barco remolcó la antes mencionada barcaza, “sin motor ni tripulantes, para acercar al Braemar sacos de arroz y racimos de plátano, que miembros de la tripulación británica subieron a bordo en medio de la noche, como fugitivos en una expedición pirata”.

El resto de la historia es bien conocida por la mayoría de los medios de comunicación mundiales, los cuales describieron casi minuto a minuto la compleja operación de salvamento, que incluyó el atraque del buque, el traslado por tierra de los tripulantes y pasajeros, incluyendo los enfermos en ambulancias, hasta la pista del Aeropuerto Internacional “José Martí”, donde los esperaban para trasladarlos a su tierra cuatro aviones chárter enviados por el gobierno de Gran Bretaña. Una imagen resume el agradecimiento de esos hombres y mujeres salvados de una posible muerte por la voluntad internacionalista del gobierno y el pueblo de la invicta isla caribeña. Un grupo de tripulantes del crucero mostraron a las cámaras un letrero con una frase compuesta de tres palabras que significaron mucho para todos los cubanos de bien: Te amo Cuba.

Me sorprendió sin embargo, que la página de la BBC en español, que durante muchos años mantuvo la famosa sección del periodista uruguayo residente en Cuba Fernando Rasverg “Cartas desde Cuba”, y otras similares, donde no se alaba precisamente a nuestra Patria; como decimos en buen cubano, ni por enterada se dio de los sucesos de la odisea del MS Braemar. Yo, como muchos cubanos creo que los hechos protagonizados por los profesionales cubanos, que con precisión de relojero ejecutaron esta operación de rescate que sorprendió a amigos y enemigos, lo menos que esperaban mientras cumplían esta misión en nombre de Cuba era recibir siquiera un ápice de publicidad.

Sin embargo, últimamente en las redes sociales los gurúes del aparato contrarrevolucionario no dejan de volcar su bilis sobre cualquier acción que provenga de la isla. Entre las matrices de opinión que propagan se encuentran que Cuba realizó la operación de rescate para que Gran Bretaña le condone a nuestro país una supuestamente abultada deuda externa. De paso mencionan que nuestro gobierno busca un “golpe de efecto” que eleve los niveles de aprobación de su gestión. ¡Qué infelices apátridas!

Desde las cuentas de Facebook y Twitter los miembros de la Seudofarándula, como “genios de la política” y “conocedores a profundidad” de las medidas que hay que tomar en casos de pandemias mundiales sin precedentes, como estadistas de opereta que se las saben todas, se erigían en francotiradores hipercríticos de las decisiones de nuestro gobierno. Entre los videos más tristes, por lo injusto y descolocado, destaca el de una famosa actriz cubana, que si hoy día está viva y disfrutando de la vida, es porque tuvo la suerte de que la ciencia médica de este país le salvó la vida, tal y como se hace por derecho con todos los nacidos en esta tierra.

Estos que se desgañitan en las redes sociales, y que hipócritamente se erigen en jueces de nuestros dirigentes deberían leer un poco más a nuestro Apóstol. Sobre todo su genial ensayo “Nuestra América” donde el Maestro aclaraba que:

“El gobierno ha de nacer del país. El espíritu del gobierno ha de ser el del país. La forma de gobierno ha de avenirse a la constitución propia del país. El gobierno no es más que el equilibrio de los elementos naturales del país.”

Por otra parte, mientras estos fulastres atacan y tergiversan sobre nuestros esfuerzos para enfrentar el Coronavirus, los cual incluye protegerles la salud a los miembros de los grupúsculos contrarrevolucionarios que habitan en la isla; no teclean ni una línea para criticar la actitud egoísta del Jefe del Imperio al pretender comprarle a científicos alemanes un propuesto vacunal para ser usado exclusivamente en los ciudadanos norteamericanos. Tampoco hacen referencia a que la alcaldesa de la ciudad ecuatoriana de Guayaquil llenó de carros policiales la pista del aeropuerto de su localidad para evitar que un avión de Iberia aterrizara para recoger a ciudadanos españoles para llevarlos de vuelta a España.

Por supuesto que nada mencionan del hecho de que la administración estadounidense, a pesar de que el Gobierno de la hermana República Bolivariana de Venezuela, en medio de la cuarentena, está llevando los alimentos directamente a las casas de los venezolanos (ayer 20 de marzo de 2020 se distribuyeron alimentos para siete millones de venezolanos), continúa tratando de evitar que a la nación de Hugo Chávez arriben alimentos y medicinas. El presidente Nicolás Maduro denunciaba por la televisión esta gran injusticia.

Los envidiosos del brillo del diamante a veces vierten sobre él lodo y cieno, pero el caso es que; aunque lo traten de cubrir con toneladas de fango, el diamante sigue siendo esa piedra maravillosa que un día nació del carbón. Lo mismo pasa con nuestra amada Patria, aunque la ataquen, la denigren, y traten de disminuirla, ella se yergue recta y alta como nuestras palmas. A pesar de las espurias campañas de los imperialistas por desacreditar la colaboración médica cubana, más de 15 países en las últimas horas han solicitado la ayuda de Cuba para enfrentar la amenaza de la COVID 19.

Por las noticias he podido conocer que ya partieron nuestros heroicos compatriotas a latitudes tan disímiles como la Lombardía italiana, o las hermanas tierras caribeñas de Granada y Surinam. En este último país he trabajado tres veces como profesor invitado en dos de sus universidades, y siento por ese pueblo un amor agradecido. Estoy seguro que nuestros galenos salvarán muchas vidas como lo han hecho a lo largo de estos años desde que partió la primera brigada médica cubana a auxiliar al pueblo argelino.

Y es que como somos herederos del Che, nos guían a todos los cubanos profundos sentimientos de amor. Ejemplos son muchos por estos tiempos. Mi sobrino, estudiante de 5to año de medicina, todos los días toma el teléfono de la casa, y llama al Rectorado de la Universidad de Ciencias Médicas de Matanzas para dar un parte de todos los ciudadanos que él y sus compañeros han pesquisado durante la mañana. Un día visitaron el Hogar de Ancianos, el Hogar de Impedidos, y una escuela primaria.

Una vecina de la Habana, se dedica a coser nasobucos para sus vecinos. Las costureras de un taller del Fondo de Bienes Culturales después de pasarse el día fabricando nasobucos, se llevan para sus casas los materiales para coser el fin de semana 10 paquetes de este medio de protección. Los trabajadores de la Planta de Cloro Sosa de Sagua la Grande, duplicaron la producción de lejía al 5% en una jornada de 5000 litros a 10000 litros para que no falte este desinfectante en las casas cubanas.

Y qué decir la sorpresa de muchos en el mundo ante los más de 20 medicamentos producidos por nuestra industria farmacéutica y biotecnológica para combatir la funesta enfermedad. De ellos el Interferón Alfa 2B recombinante. Desdichadamente, los gobiernos de derecha que en América Latina denigraron a nuestros médicos, y liquidaron la colaboración en este campo con la mayor de las Antillas, hoy demuestran una incapacidad total para contener la pandemia.

Hoy día 21 de marzo de 2020, nuestro gobierno anunció nuevas medidas para controlar la propagación del virus en el territorio nacional, y proteger la vida de nuestros compatriotas. Al oír hablar al Presidente Miguel Díaz – Canel, acerca de la importancia de la solidaridad y la ayuda entre nosotros los cubanos y para con otros pueblos, recordé que Martí nos enseñó un día que “Patria es Humanidad” y que Fidel nos recordó además que “Ser internacionalistas, no es más que saldar nuestra propia deuda con la humanidad”. Es que seguimos siendo en el siglo XXI la Revolución que inició el Padre de la Patria en La Demajagua y con ese espíritu nos enfrentaremos a la pandemia que asola la humanidad.

A los que nos atacan desde sus inmundas cloacas les recuerdo el apotegma martiano que expresa:

“Cuba no anda de pedigüeña por el mundo, anda de hermana. Al salvarse, salva.”