El Día Internacional del Estudiante en la Universidad de Matanzas.

Jóvenes estudiantes de la UMCC

 Por Eduardo

Es posible que muchos conozcan, que el origen de la celebración del Día Internacional del Estudiante, partió de una fecha luctuosa. Durante la noche del 16 al 17 de noviembre de 1939, las hordas fascistas que ocupaban la entonces Checoslovaquia.
Cercaron las residencias estudiantiles de la Universidad de Praga. Arrestaron posteriormente a miles de sus estudiantes, en represalia a las manifestaciones que la juventud de esa alta casa de estudios venía realizando, y fusilaron a 9 jóvenes. Con posterioridad los nazis enviaron a 1200 estudiantes al campo de concentración Sachsenhausen- Oranieburg.

En el año 1941, en la ciudad de Londres, el Consejo Mundial de Estudiantes, organización que posteriormente se convertiría en la Unión Internacional de Estudiantes (UIE), en recordación de las víctimas de la barbarie nazi inmoladas el 17 de noviembre de 1939, declaró esa fecha como Día Internacional del Estudiante, efeméride que se celebra anualmente en más de 114 naciones. Dentro de esas naciones está Cuba.

Pero el estudiantado cubano, a diferencia de sus homólogos de otros países, no solo conmemora la caída de aquellos jóvenes heroicos. Los estudiantes de la isla, como todos los jóvenes de la mayor de las Antillas, tienen muchas cosas que celebrar en este día. Celebran primeramente, el enorme privilegio de nacer en un país que garantiza a cada uno de sus hijos una educación gratuita de calidad, que abarca desde las edades preescolares hasta la obtención de los Grados Científicos de Máster y Doctor en Ciencias Técnicas.

Ningún país como Cuba, cumple el apotegma martiano de que “Al venir a la tierra todo hombre tiene derecho a que se le eduque y después, en pago, contribuir a la educación de los demás”. A lo largo de mi vida recibí en mi Patria, una preparación educacional y profesional, que me ha permitido durante más de 24 años, formar ingenieros para servir a la tierra que nos vio nacer, y a otros países hermanos. Mis estudiantes, son uno de mis mayores orgullos. Cuando era un joven profesor en adiestramiento, los veía como mis hermanos pequeños. Hoy los veo como mis hijos. No sé si alguien de los que lee estas líneas disfruta con su labor diaria tanto como yo.

Esos jóvenes de diferentes lugares de la provincia, como Martí, Arabos, Jovellanos, Carlos Rojas, y muchas más localidades, que al llegar al aula, me estrechan sus manos con un “– Buenas Profe, ¿como están las cosas?”; son mi razón de ser, y el sentido de mi vida. Para ellos no tengo horario libre. Si me paran en un parque, o vienen a mi oficina, o en cualquier sitio del Campus, para preguntarme una duda, dejo todo lo que estuviese haciendo, para ayudarlos a comprender los misterios de los números, y por que no, la poesía de la ingeniería.

Acabo de terminar un turno de clases con mi grupo de este año, y lo primero que hice al llegar al aula fue felicitarlos por el Día Internacional del Estudiante. Tengo que confesar que mis clases son poco ortodoxas. Casi siempre en algún punto de la exposición, acabamos mis estudiantes y yo compartiendo acerca de los más disimiles temas. Ayer fue la infidelidad en el amor. Otro día son los efectos del bloqueo en la adquisición de aceros para los planes de nuestro desarrollo. O quizás hablamos del impacto de las nuevas tecnologías en el mundo que nos rodea. Compartimos ideas, principios, valores y yo en lo personal, me cuido mucho de nunca dejar de transmitirle en contenido que deben recibir en sus dos horas de clases.

Hoy me contaron que ayer día 16, esperando el Día del Estudiante, la Facultad de Ingenierías preparó una actividad festiva en saludo a la conmemoración en la cercana Playa de Bueyvaca. En la noche, la Dirección de la UMCC, ofreció un concierto para todos los estudiantes, del afamado joven cantante cubano Leoni Torres. Para costear el contrato del artista, la Universidad asumió, como siempre en estos casos, todo el costo de la actuación. Los estudiantes acudieron, nuevamente como siempre, sin pagar un centavo.

Les encantó además, el almuerzo de gala que su Universidad preparó para ellos en el día de hoy. Y al final me invitaron a la fiesta que el grupo celebraría para festejar que el 17 de noviembre para los estudiantes cubanos es motivo de alegría, pero desgraciadamente, por razones de trabajo no pude asistir. Tampoco pude acudir a otro festejo de grupo al que me invitaron en horas de la mañana.

Mis muchachos no serán golpeados, ni vejados. Tampoco tendrán que reclamar a su gobierno una educación de calidad y gratuita. Como todo esos derechos, por los que otros jóvenes como ellos, libran duras batallas callejeras, son patrimonio de la juventud cubana, en el Día Internacional del Estudiante, podrán dedicarse a celebrarlo.

De cualquier manera, el bullicio es general, y aunque trato de concentrarme en la redacción del post, una conga formada por estudiantes y trabajadores, suena sus tambores en la calle principal del campus. Es difícil para alguien con sangre negra en sus venas no acudir al sonido de las tumbadoras. Así que me voy a rumbear con los muchachos. Si alguno de ellos con cámara digital toma imágenes de la fiesta, las reproduciré con el artículo. A mí como al gran cantante venezolano y de toda Latinoamérica, Alí Primera, “Me gustan los estudiantes”.